ANDRÉS MOURENZA / Atenas
Los barcos han amanecido este miércoles amarrados en sus muelles de Grecia, el transporte ferroviario detenido, la industria parada, los hospitales funcionando solo de urgencia... pero no por ser un día festivo, sino por la huelga general. El primer ministro de Grecia, el muy pío y poco amigo de los sindicatos Antonis Samarás, decidió trasladar la fiesta del Día del Trabajo al próximo martes para engancharla a los cuatro días de la Pascua ortodoxa, que se celebran entre el viernes y el lunes, y así evitar que los trabajadores griegos se tomaran este jueves como puente.
Manifestación en Grecia durante la jornada de huelga general de este miércoles. LOUISA GOULIAMAKI | AFP
Pero si lo que quería era aumentar la productividad de la nación, el tiro le ha salido por la culata ya que los sindicatos han declarado una huelga general. Como una vuelta a los orígenes de la lucha obrera. De hecho, en los carteles de la principal central sindical, la GSEE, se lee: “Las protestas de los trabajadores de Chicago muestran en la camino: no a la esclavitud moderna”. La referencia es a la huelga y las protestas producidas el 1 de mayo de 1886 en la ciudad estadounidense, duramente reprimidas por la policía, que se conmemoran en el actual Día del Trabajador.
Pero además de por haberles arrebatado su día, los sindicatos y los trabajadores griegos tienen mucho más por lo que protestar. La noche del domingo al lunes, el Parlamento acordó una nueva ronda de reformas exigidas por la troika para la concesión de nuevos tramos del rescate financiero. Entre las más polémicas se encuentra el despido de 15.000 funcionarios hasta finales del 2014. Parte de ellos podrán sustituirse por nuevos contratados que, en caso de ser por menos de cinco meses, podrá hacerse con sueldos de 490 euros mensuales (427 euros para menores de 25 años), es decir, casi 100 euros menos que el salario mínimo. Las horas lectivas de los maestros serán aumentadas en dos, hasta las 23 semanales, para ahorrar en contratos de sustitutos.
Con un desempleo que ronda el 27 %, la economía en su sexto año de recesión y decenas de miles de pequeños negocios y fábricas cerradas por la crisis, las manifestaciones convocadas para este miércoles serán un buen termómetro para tomar la temperatura a la calle en una sociedad en la que comienza a dominar la resignación, dado que las grandes protestas del pasado año apenas consiguieron modificar el curso de la austeridad impuesta desde las instituciones europeas.
Manifestaciones en Chipre
En la isla de Chipre también hay convocadas manifestaciones por el Día del Trabajo, ahí sí festivo, en una jornada que estará dominada por la aprobación este martes del memorándum de entendimiento con la troika, necesario para la concesión del rescate a su sector financiero.
Aunque menos doloroso que el de Grecia, el memorándum chipriota también incluye medidas de austeridad que han levantado polémica, como el recorte de los salarios públicos, la reducción en 4.500 plazas de la plantilla de funcionarios y el programa de privatizaciones. Además, se está llevando a cabo una profunda reestructuración bancaria que supondrá aplicar quitas de entre el 60 y el 80% a los depósitos de más de 100.000 euros en los dos principales bancos del país, lo que se cree que llevará a la quiebra a miles de empresas.
El acuerdo fue aprobado por una ajustada mayoría (29 votos afirmativos contra 27 negativos) en una sesión marcada por la propuesta del partido comunista AKEL, el principal de la oposición y el que mayor base de militantes e influencia en los sindicatos tiene, de abandonar el euro como solución a la crisis.
En el exterior de la cámara, un grupo de medio millar de personas se manifestaba contra los diputados progubernamentales llamándolos “traidores” y “vendidos”. Se produjeron encontronazos leves con la policía a la que los manifestantes lanzaron huevos y botellas de agua, hasta que algunos manifestantes llamaron a sus compañeros a la calma.
Enfrentamientos en Turquía
Más violento se presenta el Primero de Mayo en Estambul, donde ya han comenzado los enfrentamientos. El primer ministro, el conservador Recep Tayyip Erdogan, ha prohibido a los sindicatos y partidos políticos el acceso a la plaza de Taksim con la excusa de que se están llevando a cabo obras de remodelación.
Pero esta plaza, donde en 1977 pistoleros de la ultraderecha abrieron fuego contra los manifestantes matando a más de una treintena, ha sido siempre el símbolo del Día del Trabajo para la izquierda turca. Durante décadas, estuvo prohibida la manifestación en ese lugar, por lo que las celebraciones de la jornada culminaban siempre en disturbios cuando los manifestantes trataban de alcanzar la plaza y la policía de impedirlo. Finalmente, en el 2009 Erdogan dio su brazo a torcer y decretó festivo el Primero de Mayo, permitiendo la manifestación en Taksim, que entonces se convirtió en pacífica.
Sin embargo, el Gobierno islamista moderado ha vuelto este año a prohibir el acceso, cerrando al tráfico y a los viandantes todo el área que la rodea. Pero desde por la mañana, los sindicatos y grupos de izquierda han tratado de acercarse a ella, siendo reprimidos por la policía con gases lacrimógenos. Al menos hay dos periodistas heridos, según informan los medios turcos.