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General: La " estrategia guerrillera " de la derecha en Venezuela
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 03/05/2013 21:50 |
La “estrategia guerrillera” de la derecha en Venezuela
Atilio Boron |
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Envalentonada por los resultados de las recientes elecciones, la derecha en Venezuela –tanto sus representantes autóctonos como los agentes del imperialismo que operan en ese país– ha profundizado una estrategia de lucha política que, en los hechos, colocó al gobierno chavista a la defensiva o, cuando menos, en un estado de alerta ante las amenazas que se ciernen sobre el futuro de la Revolución Bolivariana. Duele decirlo, pero más dolería contemplar el inesperado y dramático final de un proceso revolucionario tan significativo como el lanzado por el Comandante Hugo Chávez por no haberse adoptado a tiempo las medidas correctivas imprescindibles para preservarlo. La irreversibilidad es un atributo que poseen muy pocos procesos revolucionarios, y eso después de haber sobrepasado las muy duras pruebas de la historia. No es el caso, todavía, de la Revolución Bolivariana, aunque la existencia de un amplio entramado de organizaciones populares nacidas durante el gobierno del Presidente Chávez bien podrían ser los bastiones fundamentales que aseguren la continuidad del proceso revolucionario.
Todos los clásicos del marxismo –comenzando en este tema puntual por Engels y siguiendo después por Marx, Lenin, Trotsky, Gramsci, Mao y Ho Chi Minh y, más recientemente, Fidel y el Che– comprendieron muy bien el notable paralelismo existente entre el arte de la guerra y la lucha política. No se les escapaban las diferencias, pero tampoco pasaban desapercibidas sus semejanzas; por eso, tomaban nota de las enseñanzas que aportaba la historia militar. Observaron, por ejemplo, que cuando una fuerza social y numéricamente inferior quiere atacar a un ejército poderoso y bien organizado debe apelar a formas no convencionales de lucha. Las tácticas de la guerrilla son precisamente eso: ataques inesperados, sorpresivos, puntuales, seguidos de una rápida retirada, dejando en el campo de batalla a un enemigo lastimado y, sobre todo, desmoralizado. Eso es precisamente lo que con mucha astucia (y absoluta inescrupulosidad) ha venido haciendo la derecha en Venezuela al lanzar un torrente de ataques –desde denuncias y agresiones verbales hasta sabotajes económicos, asaltos a recintos asociados al PSUV o a los centros de salud de la “Misión Barrio Adentro” y “asesinatos ejemplarizadores”- que lograron debilitar el entusiasmo y la moral revolucionaria de las fuerzas chavistas, lo cual se vio reflejado en el voto del 14 de Abril. La efectividad de esas tácticas se comprueba al constatar que ellas hicieron posible que la derecha lograra lo que hasta hacía poco tiempo sonaba como imposible: fijar la agenda política nacional y obligar al gobierno bolivariano a tener que responder a los ataques de sus adversarios y sin poder impulsar iniciativas propias y concretas. Hace ya unos años que los intelectuales orgánicos del imperio y los estrategas del Pentágono vienen diciendo que, en la actualidad, “la lucha antisubversiva se libra en los medios.” La estrategia de la derecha en Venezuela es tributaria de esta nueva concepción adoptada por Washington y da testimonio de su eficacia.
¿Qué pretende la derecha con estas tácticas? Estas, como es sabido, no existen en el vacío sino que siempre se articulan en una estrategia de más largo alcance. En este caso, encaminada a socavar el respaldo de los sectores populares al gobierno aislándolo de su base tradicional de apoyo y facilitando sus planes desestabilizadores, en cualquiera de sus dos variantes: (a) “calentamiento de la calle”, tumultos, saqueos y golpe de estado para “restaurar el orden” que supuestamente el gobierno bolivariano ya no puede garantizar; o, (b) desgaste prolongado y destitución del gobierno vía referendo revocatorio. Estrategia global que será tanto más exitosa cuanto más el gobierno persista en el error de recoger el guante astutamente arrojado por los sectores contrarrevolucionarios y acuda a librar combate en el terreno mediático que le proponen sus enemigos. En estos días hemos visto al propio presidente Nicolás Maduro involucrarse en esas batallas verbales –en la campaña y después- en respuesta a las insolentes provocaciones de Henrique Capriles y sus compinches de adentro y de afuera. No debería ser así, porque la delicada correlación de fuerzas que hoy existe en Venezuela no se modificará en una dirección favorable al chavismo en virtud de la eficacia discursiva del presidente, sus ministros o los líderes del PSUV sino por la capacidad que demuestre el gobierno para reorganizar y reanimar a un pesado e ineficiente aparato estatal, hiperburocratizado y con inocultables focos de corrupción. Sin ello, mal se podrán atacar los principales problemas que abruman a la población venezolana y que provocaron la deserción de una parte del electorado chavista: la carestía y demás aspectos concernientes a la economía, como el desabastecimiento de productos esenciales, por ejemplo; los cortes de energía eléctrica y la inseguridad ciudadana, entre otros. Consciente de ello, la derecha descarga un fárrago de ataques que, como en la guerra de guerrillas, distraen sin pausa al ejército regular –en este caso el gobierno- y le dificulta concentrarse en las tareas cruciales exigidas por la actual coyuntura. Lo que la derecha desea es que éste se empantane en el estéril terreno de la polémica y la discusión, impidiéndole de este modo destinar personal y tiempo a diseñar e implementar eficaces políticas para resolver los problemas que aquejan a la ciudadanía.
De lo anterior se desprende que el gobierno del presidente Nicolás Maduro tiene que lanzar una contra-ofensiva política, con centro en el terreno de las políticas públicas, ignorando las provocaciones y los insultos que profieren los personeros de la derecha y neutralizando de ese modo sus tácticas agresivas que, conviene aclararlo, buscan ocultar el carácter reaccionario de su agenda con demagógicas y engañosas declaraciones en las cuales manifiestan su voluntad de apropiarse de los “aspectos positivos” del legado de Chávez. Debe por eso mismo concentrar todos sus recursos humanos e institucionales en la batalla contra los problemas arriba mencionados, sin perder un minuto en yermos enfrentamientos verbales que en ningún caso servirán para consolidar -y mucho menos ampliar- su base de sustentación en la sociedad y en el electorado. Y tiene también que ser consciente el gobierno bolivariano que, en esta coyuntura post-electoral, el tiempo juega en su contra. Que la derecha intenta construir un clima de opinión que le abra un espacio para ensayar su carta golpista, hipótesis de máxima, o que la faculte para exigir un referendo revocatorio que podría tener lugar en unos tres años. Sabedor también que si la gestión gubernamental no logra resolver, al menos parcialmente, los problemas arriba mencionados la Revolución Bolivariana podría re-editar el infortunio que le cupo al Sandinismo, que diez años después de su épica victoria contra la tiranía de Anastasio Somoza (h) fue derrotado inapelablemente en las urnas por una coalición restauradora promovida, organizada y financiada –como hoy lo hace en la patria de Bolívar y Chávez- por el imperialismo norteamericano.
Todavía se está a tiempo para impedir en Venezuela tan infeliz desenlace, pero hay que poner manos a la obra ya mismo y diseñar una nueva estrategia de reconstrucción política que le permita al chavismo recuperar la iniciativa y pasar a la ofensiva. Esto quiere decir, librar el combate contra la derecha en el terreno que elija el gobierno y no en el preferido por la oposición: el malicioso pantano de los medios. En relación a esto no podemos sino celebrar la reciente creación de la “Misión Eficiencia o Nada”, concebida para velar por la correcta administración de la cosa pública y luchar contra los focos de corrupción y burocratización que carcomen desde dentro la vitalidad de la revolución. Además, será necesario que el presidente continúe con su acertada política de recuperar nuevamente la calle, hoy disputada por la movilización de la derecha. Esto es, acercarse más al pueblo, mejorar la comunicación con él, escuchar sus reclamos y atender a sus demandas, actitudes indispensables para desbaratar la estrategia de la “guerrilla mediática” seguida por la derecha. Siendo consciente, además, de que lo que Chávez podía resolver gracias a su carismático liderazgo hoy debe ser resuelto mediante una gestión estatal eficiente y socialmente incluyente, alejada de toda desviación tecnocrática y capaz de producir resultados inmediatos. Una gestión, además, que estreche los vínculos con los gobiernos locales y que cuente con un elenco de idóneos servidores públicos capacitados para dar respuesta inmediata a los reclamos de la sociedad. En Ecuador, por ejemplo, el Sistema Quipux es un servicio vía Internet que el Presidente Rafael Correa instaló en todas las agencias gubernamentales para facilitar un enlace directo con su oficina y la del vicepresidente, y que permite a su vez que estos puedan monitorear en tiempo real la marcha de los diversos proyectos del gobierno, conociendo su grado de avance y sus obstáculos de suerte tal de poder tomar sin demora las medidas correctivas que sean pertinentes. Esto no es una panacea pero, sin duda, va a facilitar el necesario, impostergable, salto de calidad que tiene que producirse en la administración pública de la Revolución Bolivariana para hacer frente a los inéditos desafíos del momento actual.
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El planeta, la vida y la humanidad, necesitan del aporte de todos nosotros para rescatarlos y salvarlos de las garras del capitalismo sionista explotador e inmisericorde. Es ahora o nunca.
jueves, 7 de marzo de 2013
Contra esto. Peleó Chávez. Por eso lo asesinó el imperio Sion yanqui
Javier Del Valle Monagas Maita
El ser humano, ha vivido desde siempre en una batalla entre lo que denominamos el bien y el mal. Una, está determinada por el amor, la bondad, la procura de la justicia y el respeto a los derechos ajenos y a la procura del acceso de todos a los elementos básicos para una vida plena. La otra, trata de sesgar todo lo anterior y procura mayor posesión y acumulación de riquezas en menos manos, ocasionando dolor, precariedad y sufrimiento en las mayorías. Esa es la base del capitalismo.
El sionismo. Es decir el mayor y más sanguinarios enemigo de Hugo Chávez y de la humanidad (el que lo asesinó, ese poder que quita y pone presidentes en USA), de todos los hombres y mujeres que hacen causa común contra el mal. Es el mayor generador de todas las maldades existentes en el mundo. Es decir ellos, convierten la trata de blancas -El secuestro y prostitución de niños y niñas, mujeres y jóvenes-, el narco trafico, la fabricación y venta de armas, las guerras, el hambre, la sed, las enfermedades hasta la muerte, en grandes negocios muy lucrativos donde también se ubica el trafico ilegal de órganos humanos. Por supuesto que no puede faltar la gran prensa; desde la escrita hasta la televisión y radio. http://www.plazapublica.com.gt/category/tags/narcotrafico
¿Por qué esas aberraciones no son realmente controladas y castigados sus beneficiarios? Simple: generan grandes capitales que al final acaban en los caudales de los grandes millonarios y de los bancos, los cuales ala vez financian las campañas electorales en USA, Europa y otras naciones dentro del circulo capitalista.
Dentro de esa madeja de intereses malignos se circunscriben: religiones, industrias farmacéuticas, industrias bélicas o de armas, laboratorios de genética vegetal, agencias de mercenarios disfrazadas de servicios de seguridad, agencias de inteligencia, sicariato, el desplazamiento humano forzado, narco trafico, bancos, y la gran política capitalista,. Que es la que da forma a todo y genera los elementos legales, estructurales y de poder, que garantizan la impunidad y protección del sistema. Como en todo engaño. Ese sistema crea algunas circunstancias, las cuales se sanciona a los cabos sueltos que se generan fuera de la estructura de poder, y les aplican algunas normas con las cuales, la pantomima judicial da una apariencia de supuesta sanción social a los delitos. Pero fíjense que el propio estado capitalista yanqui, acude abiertamente a prácticas supuestamente ilegales para financiar sus arremetidas contra los países que no se les subordinan, como el caso Irán – contras, y el recientemente denunciado de la CIA en Chile, usando el narco trafico para aportar fondos contra Rafael Correa de Ecuador
“Mafia israelí trabaja en una gran cantidad de países en actividades como el narcotráfico, el tráfico de drogas y la prostitución. Los tiempos han cambiado, como la mafia israelí fue una vez miró con asombro y conocido por su patrocinio, pero hoy son despiadados y no piensa dos veces antes de la muerte por feligreses. El ruso-israelí, la mafia ha penetrado en el sistema político de EE.UU. tan bien que las fuerzas de EE.UU. son no hacer ningún progreso significativo en la detención de ellos.”
Top 10 Mayores mafias en todo el mundo
a toda esa mafia internacional y del terror, se enfrentó Hugo Chávez. Ellos intentaron por todos los medios de neutralizarlo o asimilarlo. Pero como no pudieron: lo inocularon con agentes cancerígenos, los cuales acabaron con su vida. Con esa misma práctica eliminaron a Néstor Kirchner de un supuesto “paro respiratorio no traumático”, contaminaron a Lugo, a Lula, a Cristina. En una cadena de enfermedades, donde las leyes de las probabilidades son muy escasas por no decir nulas para su incidencia. Y ¡oh casualidad! Son estos actores los que hicieron salir a Bush echando humo y a Condoleezza, reventando sillas de la cumbre de la OEA en Argentina. Donde fue enterrada el ALCA.
Pero lo malo para el sionismo yanqui capitalista, es que Hugo Chávez, logró sembrar las semillas en suelo fértil y están germinando con fortaleza indetenible en el corazón, alma y conciencia de los pueblos.
La verdad no puede ser enterrada. Chávez dejó preparada su continuación. Antes de morir. / Maduro es la ruta. / Chávez el guía. / Vamos por la senda del socialismo anti capitalista y anti Sion – imperialista.
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