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General: Clinton ... enemigo de Cuba ... visita a Gabo ...
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Respuesta  Mensaje 1 de 7 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 18/05/2013 21:57

Por eso considero más revolucionario ....  y más intransigente con el imperio y con la oligarquía ... y el mejor escritor colombiano de todos los tiempos  a José María Vargas Vila .... Nadie se lo imaginaría abrazando al amo yanky y genocida anticubano ... como aquí vemos a Gabo

 

.......................................................................

 
FOTOS: “Le dije a Gabo que lo amaba”: Bill Clinton visitó a García Márquez en Cartagena
 
 
 
jueves 16 de mayo de 2013 11:08 AM
Agencias / Colombia
 
 
 
 
 
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 A Bill Clinton no le cabía la sonrisa en el rostro cuando salió este miércoles de la casa en Cartagena del Nobel de literatura Gabriel García Márquez.

El expresidente estadounidense, que vestía una camiseta rosada, abrió un espacio en su agenda para visitar a su escritor favorito y llegó al mediodía a la casa de Gabo, en una camioneta negra acompañado por un pequeño grupo de escoltas, casi de incógnito, reseñó el diario colombiano El Tiempo.

Gabo, vestido de blanco, y su esposa, Mercedes Barcha, lo recibieron en una sala del segundo piso de la casa, ubicada en la ciudad amurallada. Fue una conversación de viejos amigos. Hablaron de sus vidas en los últimos años. Al final, cuando se levantaron de la mesa a tomarse un par de fotos para el recuerdo, todos los trabajadores de la casa llegaron a posar junto al expresidente y el escritor.

Fotos: Diario El Tiempo.

"Yo soy la que te tomó la foto sacando la lengua", le dijo la fotógrafa de este diario a Márquez. "Cuidado vas a hacerlo otra vez", le advirtió Mercedes en ese instante a su esposo, y Gabo le hizo caso.

Cuando salió de la casa, hacia las 2:30 p.m., Clinton contó que fue una visita maravillosa. "Él ya no es tan joven como solía serlo, pero sus ojos brillan", contó.



También recordaron, según detalló Clinton, cómo se volvieron tan cercanos. "Hablamos sobre la familia. Me preguntó acerca de mi hija, a quien él conoció hace 20 años, y con quien tuvo una larga charla sobre sus libros. Se sorprendió de que una persona tan joven había leído tanto y conocía sobre su obra. Nos volvimos amigos por eso. Un mes después, él le envió a Chelsea (la hija) a la Casa Blanca toda la colección en inglés de los libros que había escrito, porque estaba muy impresionado de que ella ya había leído cuatro de ellos", dijo.

Al final, el expresidente le dio las gracias a Gabo por ser su amigo. "Y le dije que lo amaba", concluyó.

Clinton estuvo en Cartagena para inaugurar dos proyectos que apoya la Fundación Clinton, con el respaldo del filántropo canadiense Frank Giustra y la Fundación Carlos Slim.



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Respuesta  Mensaje 2 de 7 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 18/05/2013 22:16

José María Vargas Vila

De Wikipedia, la enciclopedia libre
 
José María Vargas Vila
Vargas Vila.jpg
Nacimiento 23 de junio de 1860
Bogotá, Flag of New Granada.svg
Defunción 23 de mayo de 1933
(72 años)
Barcelona Flag of Spain.svg España
Ocupación Escritor, diplomático y activista político
Nacionalidad Colombiano Bandera de Colombia
Movimientos Los Nuevos

José María de la Concepción Apolinar Vargas Vila Bonilla (Bogotá,[1] Confederación Granadina, 23 de julio de 1860 - Barcelona, España, 25 de mayo de 1933), conocido como José María Vargas Vila, fue un escritor colombiano.

Índice

 [ocultar

Biografía [editar]

Intelectual colombiano nacido a mediados del siglo XIX. Vargas Vila se caracterizó por sus ideas liberales radicales y la consecuente crítica contra el clero, las ideas conservadoras y la política imperialista de Estados Unidos. Muchas de sus ideas son próximas al existencialismo y se fueron afirmando como libertarias, muy próximas al anarquismo, a tal punto que él mismo se declarara anarquista. Asimismo, defendió toda causa y personaje que favoreciera la libertad y la justicia de los pueblos, especialmente los latinoamericanos; sin fijarse tanto en si compartían exactamente su misma forma de pensar a pesar de ser consciente de ello: mi pasión por la obra de horror ¿la libertad ha devorado mis páginas? conmovio a muchos, escribió.

En su juventud alternó el oficio de maestro en Ibagué, Guasca, Anolaima y Bogotá, con su participación en las guerras civiles como soldado de las tropas liberales radicales de Santos Acosta y Daniel Hernández. Tras la derrota liberal en 1899, se refugió en Los Llanos y luego marchó al exilio a Venezuela. Por su actitud crítica, el Presidente de Colombia en esa época, Rafael Núñez, puso precio a su cabeza. En 1899, en Caracas, fundó y dirigió la revista Eco Andino y en 1898, con Diógenes Arrieta y Juan de Dios Uribe, fundó la revista Los Refractarios.

Conminado por el gobierno del presidente venezolano Raimundo Andueza Palacio a dejar Venezuela, viajó a Nueva York en 1891 y trabajó en la redacción del periódico El Progreso. En esta ciudad, trabó amistad con el escritor e independentista cubano José Martí. Luego fundó la Revista Ilustrada Hispanoamérica, en la que publicó varios cuentos. En 1898 fue nombrado por el Presidente de Ecuador Eloy Alfaro, como ministro plenipotenciario de Ecuador en Roma y es recordada su negativa de arrodillarse ante el papa León XIII, al afirmar: "no doblo la rodilla ante ningún mortal". A causa de la publicación de su novela Ibis en el año 1888, fue excomulgado por el Vaticano y recibió la noticia con regocijo.

En 1902 fundó en Nueva York la revista Némesis, desde la cual se criticaba al gobierno colombiano de Rafael Reyes y a otras dictaduras latinoamericanas, así como a las imposiciones del gobierno estadounidense, como la usurpación del Canal de Panamá y la Enmienda Platt. En 1903 publicó en esa revista Ante los Bárbaros[2] tras lo cual el gobierno de Washington le obligó a dejar Estados Unidos.

En 1904, el presidente nicaragüense José Santos Zelaya designó a Vargas Vila como representante diplomático en España, junto con el también poeta Rubén Darío. Los dos fueron integrantes de la Comisión de Límites con Honduras ante el rey de España, quien era entonces mediador en el contencioso. Pero esta labor duró poco tiempo pues el colombiano pronto regresó a la edición de sus libros y luego de breves estancias en París y Madrid se asentó en Barcelona, donde inició, por acuerdo con la Editorial Sopena, la publicación de sus obras completas. Rubén Darío le dedicó un par de poemas: Cleopompo y Heliodemo y Propósito primaveral. Durante su estancia en España, donde vivió hasta su fallecimiento, realizó varias giras por varios países de América Latina, donde alcanzó gran popularidad.

Pese a que en las mayoría de obras de Vargas Vila, las situaciones eróticas son exclusivamente entre hombres y mujeres, obras como su Diario personal y La Conquista de Bizancio tratan temáticas homosexuales explícitamente.

Obra [editar]

Sigue ...

Respuesta  Mensaje 3 de 7 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 18/05/2013 22:17
Vargas Vila a finales del siglo XIX.

Vargas Vila fue un modernista. El adjetivo «vargasvilesco» designa aquel estilo literario que como el de Vargas Vila tiende a ser hiperbólico y ampuloso. Es considerado junto con el escritor ecuatoriano nacido en Ambato, Juan Montalvo, como el mayor insultador (crítica y sátira culta e ilustrada) de América Latina. La obra de Vargas Vila es muy extensa y alcanza alrededor de unos cien trabajos. En algunos casos no es fácil definir con exactitud la fecha de publicación ya que hay ediciones dobles e incluso varios títulos para la misma obra. La siguiente es una lista tentativa de la mayoría de sus escritos. Se escribe el título de la obra y a continuación el año en el cual fue publicada. Un signo de interrogación indica una fecha dudosa.

La muerte del cóndor es un relato histórico sobre la vida y, especialmente, la muerte del Presidente ecuatoriano Eloy Alfaro. Publicado en 1924, Vargas Vila erige a Alfaro como uno de los grandes hombres latinoamericanos, un ejemplo de líder y de guerrero, a la usanza de José Martí. El autor se despacha contra Leónidas Plaza y demás líderes que traicionaron a Alfaro y lo condenaron a una muerte horrible.

La República Romana es una obra de Vargas Vila en la que a través de una crítica dirigida a la sociedad Romana antigua, su interés de dominación y los males que conlleva como la tiranía, en realidad está haciendo una crítica a la sociedad contemporánea y a los imperios conformados en el siglo XIX especialmente el norteamericano por el cual Vargas Vila siente gran resquemor. Esto es posible gracias a la sincronía temática de los diferentes momentos históricos que le dan la opción al autor de hacer una crítica contra las acciones de los poderosos de todas las épocas ya que para él “los excesos de los últimos déspotas romanos son paralelos a los crímenes de los políticos latinoamericanos que prefirieron mantener su poder económico y político antes que preservar los ideales de la democracia” como se señala en su propio libro.

Entre los aspectos que se mencionan en “La república Romana”, Vargas Vila hace gran énfasis en la esclavitud, que junto a la Aristocracia y el militarismo, fueron los males que acabaron con la República; ya que la esclavitud degrada la naturaleza humana, siendo más fácil encadenar a un hombre libre, que liberar el alma de un esclavo, y con el paso del tiempo se legitima el despotismo, siendo legitimada también la esclavitud. Vargas Vila también retoma la pobreza causada por el desempleo, la acumulación de riquezas en unos cuantos y el abaratamiento de los salarios que contribuyó a la esclavización de los hombres libres.

Otro aspecto notable de la sociedad romana que Tiberio Graco, político popular romano del siglo II a. C., notó que requería una reforma, era la cuestión agraria (que en la historia colombiana también ha tenido diversas dificultades), que se ha visto entorpecida por el acaparamiento de las riquezas y por la guerra entre los grandes capitalistas dificultando la justa repartición de las tierras, siendo ésta cuestión donde radica la injusticia. Con su libro, José María Vargas Vila pretende dar herramientas especialmente a los lectores jóvenes para realizar una lectura alterna de su propia realidad, ya que él en su exilio estuvo con la esperanza de que había un camino de regreso a su patria.

Referencias [editar]

Bibliografía [editar]

  • Cobo Borda, Juan Gustavo 1980 DISIDENTE semana.com.doc "El divino iracundo"; Semana 1112, 12 de noviembre de 1980.
  • Sánchez, Ricardo 1981 "El Anti-imperialismo de Vargas Vila", Prólogo de Ante los bárbaros, Bogotá: Editorial La Oveja Negra. Existe una copia de la obra en formato PDF Ante los Bárbaros, pero no incluye el prólogo de Ricardo Sánchez sino fragmentos de un texto de Carlos Vidales (ver más abajo).
  • Vargas Arango, María Isabel 1993 José María Vargas Vila; Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.
  • Vidales, Carlos 1997 Vargas Vila, panfletario y libertario; La Rana Dorada

Enlaces externos [editar]


Respuesta  Mensaje 4 de 7 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 18/05/2013 22:22

RUBÉN DARÍO Y EL DIVINO - GEOCITIES.ws

www.geocities.ws/jmvvila/Ruben.htm
 
la música del mundo, Cleopompo y Heliodemo. PROPÓSITO PRIMAVERAL. A Vargas Vila. A saludar me ofrezco y a celebrar me obligo tu triunfo, Amor, al beso ...

Respuesta  Mensaje 5 de 7 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 18/05/2013 22:40

El divino iracundo

Por Juan Gustavo Cobo Borda

 

el disidenteLeído en todo el continente y España, Vargas Vila fue el primer 'best seller' que tuvo Colombia. Fue un gran provocador y un exagerado escritor.

El divino iracundo. Vargas Vila llevaba la cuenta  de los suicidios causados por sus obras
Vargas Vila llevaba la cuenta de los suicidios causados por sus obras
Fra feo y relamido. Se cambiaba de traje tres veces al día y su retrato, con boca ratonil y antiparras cursis, parecía el del malvado convertido en sapo en alguna fábula inglesa. Pero qué fuego retórico el de su prosa inflamada. Lo leyó todo el continente americano incluida esa península llamada Esp
 
aña.

Fue, sin lugar a dudas, nuestro primer best seller, mucho antes que Gabriel García Márquez. Su éxito también se basó, entre otras cosas, en su antiimperialismo del cual se reclamaba pionero indudable. "En 1893 fundé en Nueva York mi Revista Ilustrada Hispano América; en el propio campamento de los bárbaros. ante los bárbaros. contra los bárbaros. y, los bárbaros oyeron mis clamores, profetizando los crímenes que luego realizaron. La América entera oyó mi grito anunciador y denunciador, y ya no apartó mi nombre de esa campaña contra los bárbaros; yo la inicié. no tuve antecesores; tuve sucesores".

Así escribe en la página VI de su conocido volumen Ante los Bárbaros que es apenas el número 55 de sus obras completas editadas en Barcelona por su siempre fiel secretario, 'hijo adoptivo' y heredero universal, el venezolano Ramón Palacio Viso. Sólo que la cita es irreproducible de modo fidedigno. En cada puntos suspensivos cambiaba de renglón y alargaba la diatriba. Eran versículos plagados de signos de admiración y mayúsculas. Para cobrar así más con más páginas pobladas de deidades abstractas: el Verbo, La Justicia. El dolor, la Lujuria. Y de flechas envenenadas contra muy concretos nombres y apellidos. No tenía miedo de injuriar a todo el mundo y quizás por ello se lo leía mucho. De Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro, sus bestias negras, a Roosevelt y Wilson.

"Yo anuncié la separación de Panamá, cuando la inútil crueldad de José Manuel Marroquín, asesinando a Victoriano Lorenzo, estranguló en lo alto de la horca, la paciencia de aquel pueblo.". El yo narcisista, las estrepitosas mayúsculas, la enumeración del saqueo: Panamá y Texas, Puerto Rico y Nicaragua, con el filibustero Walker a la cabeza de sus marines: "Yo anuncié la conquista de Nicaragua, y, la conquista fue. y, como todos los profetas, fui lapidado a causa de mis profecías".

Escandalos para escribir

Esta, como cualquiera otra de sus citas, ya nos lo pinta de cuerpo entero. Era un Héroe Incomprendido. Un Mártir de la Causa Americana. Un Profeta Iracundo. Tenía el lastre de una infancia pobre y triste pues su padre, general de las guerras civiles al servicio de Tomás Cipriano de Mosquera, murió y dejó en la ruina a una viuda con cinco hijos, cuando Vargas Vila, nacido en 1860, sólo tenía 4 años. Combatió contra levantamientos clericales en el Valle del Cauca, fue maestro en provincia, y ya, en Bogotá, profesor en el aristocrático Liceo de la Infancia. Al ser expulsado de allí por su dueño, el presbítero Tomás Escobar, lo acusó de pederasta en un periódico de Juan de Dios Uribe, La Actualidad. "El acostarse, solo o acompañado, en la cama de los alumnos predilectos", según reza la causa.

Pero el escándalo mayúsculo se revirtió contra él: el acusador devino en acusado por sustraerse fondos del batallón 2 de línea en que servía y por salir disfrazado de mujer, de noche, por las tenebrosas calles del Bogotá de 1884. Así será siempre su trayectoria: escándalos para alimentar su pluma. Este inicial lo convirtió en Alba Roja, una novela de 1902. Al huir de Núñez y refugiarse en Venezuela, encontró otro terreno propicio. Otra constante de su vida: fundar periódicos para desde ellos lanzar sus panfletos. Más tarde, alquilaría su pluma al presidente Crespo, quien lo nombraría secretario privado. Era un Exiliado, un Justo, que se reafirmaba en su radicalismo liberal propio de la Constitución de Rionegro y que tenía enfrente una vasta galería de tiro contra la cual ejercitar su puntería: "La gangrena clerical", los gringos, los dictadores, los conservadores, los colegas literatos, todos ellos lacayos vendidos al amo de turno, como el caso del pobre Rubén Darío al recibir del sátrapa Núñez su nombramiento de cónsul de Colombia en Buenos Aires.

Tenía mucho que denunciar y sus declaraciones, tan desaforadas y atrabiliarias, como certeras en ocasiones, harían hoy ruborizar de envidia a Fernando Vallejo. Se propagaron además por todo el continente. La provocación puede llegar a ser un negocio redituable pero él, no hay duda, expresaba sentimientos colectivos. El rechazo, en primer lugar, a la prepotencia extranjera. Y a esto le añadía otro elemento perturbador: sus novelas hervían con una sexualidad retorcida, con un erotismo maldito. Tal la fórmula infalible: erotismo, política y unas gotas de sentimentalismo.

Ala izquierda del modernismo

Era una fábrica de hacer libros: a más de 100 ascienden los suyos. Y un exiliado de Colombia (de 1886 a 1922 cuando visitó fugazmente Barranquilla) que como todos ellos ve congelarse en el recuerdo un país que ya sólo existe en sus desvaídas fantasías. En sus odios profesionales y en esos rencores que pretenden mantenerlo vivo. El mundo que creía conocer y que lo había herido, esa Atenas Suramericana de pacotilla, ya sólo era un espejismo.

Aún cuando Hernando Téllez, años más tarde, la descartó de plano. Nunca había existido, de verdad, la tal república de filólogos, gramáticos y latinistas. Pero Vargas Vila quedó contagiado por tal mito: el de "lo mató mi pluma"; el de la fuerza de la palabra-espada para borrar al enemigo. Sólo que también había generales buenos como Eloy Alfaro quien, como presidente del Ecuador, lo nombró representante de su país en Roma, en 1898.

Pertenecía al ala izquierda del modernismo, ese saludable viento americano que desempolvó al por entonces artrítico idioma de Castilla. Era un militante de esta causa libertaria y en su pugna contra Leopoldo Lugones viajó hasta Buenos Aires, en diciembre de 1923 y enero de 1924, sólo para desafiarlo por las proclividades fascistas de quien veía llegada "la hora de la espada". Lo llamó "Homero de cabaret" y escribió, cómo no, otro libro: Mi viaje a la Argentina. Odisea romántica (1924). Volvía a pedir en él independencia, autenticidad, un arte joven y vigoroso, lejano de la censura eclesiástica y el mimetismo extranjerizante.

No fue trompadachín o duelista, como sus otros colegas -José Santos, Rufino Blanco, Enrique Gómez Carrillo- que arrastraban algún muerto a sus espaldas, sino que parecía encogido y pusilánime, con precoz aire fúnebre. Pero este animal de sangre fría mantenía un edípico culto a la madre en todos sus libros y una añoranza devastadora por Colombia. La recepción que Laureano Gómez, entonces diplomático en Buenos Aires, le brindó lo hizo llorar de nostalgia.

En sus delirios de grandeza quizá soñó tener la desfachatez engallada de un Gabriel D'Annunzio, seductor de actrices y general con ejército propio, y quien, como lo señaló Pablo Neruda: "Dejó en América una estela volcánica de mesianismo. El más aparatoso y revolucionario de sus seguidores fue Vargas Vila". Sólo que éste prefería el libelo feroz contra Gaspar Rodríguez de Francia, Rosas o Melgarejo, esos caudillos americanos que hicieron de sus patrias una hacienda propia y a la vez terminaron, como en el caso de Rosas, y como nos lo recuerda el historiador David Bushnell, por darle consistencia de país.

Liberal, antiimperialista, anticlerical, modernista de izquierda, erotómano, el periódico que fundara con Diógenes Arrieta y Juan de Dios Uribe, Los Refractarios, lo define a cabalidad al igual que el título de su revista: Némesis (1902-1904). Orador de cementerios y empresario del escándalo, le encantaba presentarse como un cenobita misógino, aislado en su torre de marfil, pero su correspondencia y su diario, aún no totalmente publicado, y celosamente guardado por el propio Fidel Castro, en La Habana, en el Archivo del Consejo de Estado, lo revelan pendiente de todo y preocupado por su nombramiento de cónsul de Nicaragua en Madrid (1905).

María Angélica Pumarejo, en su trabajo Topografías eróticas en la ciudad letrada, muestra cómo desde María Magdalena y Salomé hasta las cocottes perversas del fin de siglo parisiense, sus heroínas novelísticas son puras en el campo y corrompidas en la ciudad. Cursilería, ambientes idílicos y truculento tremendismo de inocencias engañadas, en Flor de fango, en Ibis, en Aura o las violetas (por cierto, origen de una de las primeras películas colombianas) ellas no sólo cautivaron adolescentes onanistas. Sirvieron también para que Vargas Vila llevara la minuciosa contabilidad de los suicidios que producía su lectura: Ibis motivó 17, según escribía. Sólo que también Pablo Neruda y Mario Vargas Llosa, en sus respectivas memorias, confiesan haberlo leído. Fue la encarnación del mal del siglo. La posibilidad de evadirse, hacia esas villas recargadas de objetos art-nouveau, de todo un continente agrícola, paupérrimo y atrapado entre el cura, el gamonal y los chafarotes enriquecidos.

Tal era nuestro país, tan insólito y desconcertante como el juicio que se le atribuía a Anatole France, quien desde París dijo: "A este hombre, Vargas Vila, flor medrosa de la lejana Colombia, no le faltó más que una cosa para sentarse a la diestra de nuestro padre Hugo: haber nacido en Francia".

Ya no era de ninguna parte: pertenecía al mundo. Pero había nacido en Colombia y en este país, como dice la aguda estudiosa suya Consuelo Triviño: "Nadie está exento de ser Vargas Vila". Apelaba a Grecia y a Roma, y a la mitología cristiana, para entretejer sus guirnaldas líricas o sus epigramas satíricos.

Pero su vanidad intolerable, su pésimo gusto, su desprecio por la mujer, cierto relente homosexual que se respira en su actitud de esteta rígido, el hosco Solitario que ejercía el desdén. Todo ello reforzó su imagen de auténtico fenómeno editorial: el del primer escritor colombiano que se compraba en Europa mansiones o palacetes con sus regalías. A una, en España, la llamó 'Villa Isis'.

En algún momento llegó a ganar 60.000 pesetas mensuales por sus derechos de autor y recibió, en 1898, una consagración imprevista: sin haber muerto, Rubén Darío le dedicó un desmesurado elogio fúnebre. Lo publicó en La Nación de Buenos Aires con el título de Un suicidio romántico y lo rescató Alberto Giraldo en su libro El archivo de Rubén Darío. En él le atribuye un idilio con una artista griega, nada menos que en Siracusa, y una pasión tan férvida que desemboca en el suicidio.

Ya Vargas Vila era igual a su leyenda. Se había convertido en un personaje creado por su pluma. El comienzo del texto de Rubén Darío no tiene desperdicio: "Era José María Vargas Vila un joven colombiano, de gran talento, al cual obligaron a salir de su país las cosas de la política. Pertenecía al Partido Liberal. Liberal colombiano, vale decir rojo al blanco. Sabido es cómo en aquel bello país hierven los hombres al fuego de los partidos. Si son conservadores se acorazan de tradición, viven del pasado, no transigen. Si son liberales, van hasta aquella platónica constitución de Rionegro (sic) que hizo escribir a Víctor Hugo una de sus sonoras cartas internacionales: un saludo a los ciudadanos del país de la Utopía.

Suben al poder los liberales, los conservadores de valía parten; ascienden los conservadores, los liberales de la valía huyen. ¿La revolución es inminente siempre? Así parece".

Quizá por ser tan fiel a este confuso legado Panamericana reedita hoy todos y cada uno de sus libros y SEMANA lo incluye entre las figuras clave de nuestra historia, sin atinar muy bien en qué nicho incluirlo. El único que sí sabía dónde ponerlo fue Jorge Luis Borges, quien en el mismo año de la muerte de Vargas Vila, en 1933 en España, y en una nota incluida al final de la Historia de la eternidad y titulada El arte de injuriar dijo: "Otro (ejemplo final) es la injuria más espléndida que conozco: injuria tanto más singular si consideramos que es el único roce de su autor con la literatura. Los dioses no consintieron que Santos Chocano deshonrara al patíbulo, muriendo con él. Ahí está vivo, después de haber fatigado la infamia. Deshonrar el patíbulo. Fatigar la infamia. A fuerza de abstracciones ilustres, la fulminación descargada por Vargas Vila rehúsa cualquier trato con el paciente, y lo deja ileso, inverosímil, muy secundario y posiblemente inmoral" .

En fin... aquí seguimos los colombianos, trajinando con Vargas Vila ¡El Divino Iracundo!

Respuesta  Mensaje 6 de 7 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 19/05/2013 13:51
"En algún momento llegó a ganar 60.000 pesetas mensuales por sus derechos de autor y recibió, en 1898, una consagración imprevista: sin haber muerto, Rubén Darío le dedicó un desmesurado elogio fúnebre. Lo publicó en La Nación de Buenos Aires con el título de Un suicidio romántico y lo rescató Alberto Giraldo en su libro El archivo de Rubén Darío. En él le atribuye un idilio con una artista griega, nada menos que en Siracusa, y una pasión tan férvida que desemboca en el suicidio.

Ya Vargas Vila era igual a su leyenda. Se había convertido en un personaje creado por su pluma. El comienzo del texto de Rubén Darío no tiene desperdicio: "Era José María Vargas Vila un joven colombiano, de gran talento, al cual obligaron a salir de su país las cosas de la política. Pertenecía al Partido Liberal. Liberal colombiano, vale decir rojo al blanco. Sabido es cómo en aquel bello país hierven los hombres al fuego de los partidos. Si son conservadores se acorazan de tradición, viven del pasado, no transigen. Si son liberales, van hasta aquella platónica constitución de Rionegro (sic) que hizo escribir a Víctor Hugo una de sus sonoras cartas internacionales: un saludo a los ciudadanos del país de la Utopía."

Respuesta  Mensaje 7 de 7 en el tema 
De: Gran Papiyo Enviado: 19/05/2013 17:14
Me pregunto dos cosas  : 
 
¿Habrán hablado, en algún momento, de Fidel Castro, el buen amigo de García Márquez?
 
¿Qué hay de cierto sobre aquellos rumores sobre la demencia senil del escritor?
 
 
 
 
SALUDOS REVOLUCIONARIOS  
(Gran Papiyo)          


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