Siempre he creído que la autoestima tiene un vínculo muy fuerte con sentimientos y acciones como el amor, la valoración, la compañía, la cercanía y sobre todo, el respeto y estoy convencida que como padres y cuidadores podemos ayudar a construir la autoconfianza de los pequeños desde que están en la barriga, cuando llegan al mundo, durante su crianza y a lo largo de su vida. Si, incluso cuando somos adultos, a algunos nos reconforta un abrazo de nuestros padres, o una felicitación cuando tenemos algún logro.
La experta psicóloga y escritora Rosa Jové dice que “es importante durante los primeros años de la vida de un niño dejarle claro que siempre estaremos con él, que siempre le querremos y le cuidaremos, aunque a veces no nos guste exactamente lo que hace. Esa es la base de una personalidad segura, independiente y con una autoestima capaz de soportar altibajos y adversidades”.
Eduardo Punset, científico y abogado español escritor de varios libros, sostiene que la confianza y autoestima de los niños se ven reforzadas cuando les atendemos, les damos amor y contacto físico.
Al vernos amados, sentimos que merecemos el amor. Y los demás también merecen que los queramos, sobre todo si se trata de nuestros hijos. A través de nuestros gestos, comportamientos y las palabras que decimos, con caricias, risas y carcajadas, con brazos y miradas, influimos en la autoestima de los pequeños.
Si nos proponemos ayudarles desde niños a construir una autoestima positiva y un entorno cercano amigable en el que vivan amados y protegidos, muy probablemente contribuiremos a que sean niños que tengan confianza en sí mismos, cariñosos, seguros, respetuosos, autónomos, tolerantes a la frustración, que no les cueste mucho tomar decisiones y que terminen lo que empiezan.
¿Cómo podemos contribuir para lograr una autoestima positiva en los pequeños?
- Diciéndoles que los queremos desde que están en el vientre
- Dándoles amor sin condición
- Comprendiendo y atendiendo sus necesidades
- Creando un hogar en el que sean queridos y se les proteja
- Estando cerca de ellos
- Dándoles mucho de nuestro tiempo
- Permitiéndoles que se tomen su tiempo
- Compartiendo con ellos actividades de juegos y ocio
- Otorgándoles proximidad y cercanía
- Tratándoles con respeto al hablarles, sin gritar ni usar tonos hirientes
- Respetándoles en sus etapas y momentos
- No exigiéndoles que sean autosuficientes si todavía dependen de nosotros
- Consolándoles si lloran o están tristes
- Ayudándoles a que exploren y descubran el mundo y haciéndoles sentir que son parte de él.
- Dándoles cumplidos cuando hacen algo bien
- No haciendo dictámenes negativos si cometen equivocaciones, sobre todo cuando están aprendiendo
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