El Tribunal Supremo de España condenó este viernes a dos guardias civiles españoles por torturar a un inmigrante cubano, que fue detenido en el año 2008 por robar una cartera a una mujer en un centro comercial del municipio valenciano de Alboraia (norte).
Los guardias civiles Antonio Cano y Carlos Palomo -éste último involucrado también en presuntos hechos de corrupción-, fueron condenados a un año de prisión y ocho de inhabilitación absoluta por el alto tribunal, quien desestimó los recursos presentados por los agentes contra la sentencia dictada previamente por la Audiencia Provincial de Valencia el 7 de mayo de 2012.
Los sentenciados argumentaron que la transcripción de las grabaciones era precaria y carecía de la suficiente calidad como para fundar una condena por un delito de torturas. Además, alegaron que no habían tenido la oportunidad de interrogar a la víctima, en su condición de testigo, y que no se aportó ningún parte de lesiones.
Sin embargo, en una sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Joaquín Giménez, señala que las vejaciones fueron grabadas por un mecanismo de escucha instalado en el vehículo oficial para comprobar la posible participación de Palomo en un delito de narcotráfico.
"Nada resulta más descorazonador que la figura de un agente policial que, de garante de la legalidad y el orden se convierte en su infractor", dijo
Relato del suceso
Los guardias civiles Antonio Cano y Carlos Palomo acudieron el 26 de enero de 2008 a un centro comercial del municipio valenciano de Alboraia (norte), para trasladar al extranjero cubano que había sido detenido por el vigilante de seguridad por robar una cartera a una mujer minutos antes, acompañado de un cómplice que logró escapar.
Los agentes se dispusieron a trasladar al detenido al puesto de Tavernes Blanques (Valencia). Sin embargo, tomaron una carretera de caráter secundiario para evitar el tráfico y aprovecharon para amenazar y golpear al inmigrante para sonsacarle con quién había cometido el hurto.
No obstante, los oficiales no se habían percatado de que el Servicio de Asuntos Internos del Instituto Armado había instalado en el vehículo un sistema de captación de sonido para investigar la posible implicación del agente Carlos Palomo en delitos de tráfico de drogas o blanqueo de capitales.
Durante el trayecto, el sistema grabó amenazas y humillaciones proferidas contra el detenido, así como sus quejidos y lloros diciendo: "No me pegue señor, no me pegue señor, por Dios".
"Le tiramos a la acequia a ver", fue otra de las expresiones captadas por el sistema de comunicación, en el que también se escuchaba a los ocupantes del vehículo cantar la canción 'Cuando salí de Cuba' y realizar el comentario: "esto es lo mejor de este trabajo".