06 de junio de 2013, 09:56Por Adalys Pilar Mireles
Pinar del Río, Cuba, 6 jun (PL) Castigados por intensas lluvias, los habitantes del extremo occidental cubano siguen atentos hoy la evolución del estado del tiempo y mantienen la vigilancia en zonas de riesgo, ahora por la posible influencia de la tormenta tropical Andrea y sus bandas de alimentación.
Este jueves un cielo más despejado dejó ver a ratos los rayos del sol en esta ciudad, transcurrida una semana de los persistentes aguaceros, asociados a una vaguada, altos valores de humedad en superficie y la formación luego de una amplia zona de bajas presiones en el golfo de México.
Con registros que superan los 100 y 200 milímetros en 24 horas, cifras consideradas significativas, los municipios de Guane, Sandino y Mantua, fueron algunos de los más fustigados por las precipitaciones, que azotaron también a San Luis y San Juan y Martínez, aunque en la pasada madrugada disminuyeron en comparación con días previos.
Ante la posibilidad de que continúen las lluvias, el caudaloso río Cuyaguateje permanece bajo observación así como zonas aledañas como el asentamiento de Isabel Rubio -donde viven unas tres mil personas-, incomunicado con el poblado cabecera del territorio.
Las actuales crecidas, que coinciden con el inicio de la temporada ciclónica -del 1 de junio al 30 de noviembre- asombraron a muchos de los habitantes del lugar, acostumbrados a las avenidas durante el paso de un huracán.
Es algo descomunal, nunca visto en una situación similar, afirmaron a Prensa Latina habitantes de este territorio, para el cual el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil estableció la víspera Fase de Alarma por intensas lluvias.
En previsión de inundaciones y otros fenómenos, más de dos mil pobladores de esta región fueron protegidos hasta ayer en casas de familiares y amigos, en su mayoría residentes en el límite oeste del país.
Las medidas de protección incluyeron a las familias que habitan en casas vulnerables a las fuertes lluvias y los vientos.
No quedará nadie desamparado, aseguró el Jefe de la Defensa Civil Nacional Ramón Pardo, durante un recorrido por la zona.
Acostumbrados a enfrentar eventos severos como los huracanes, los pinareños viven un fenómeno atmosférico poco usual, debido a la severidad y prolongación de las precipitaciones, aseveró.
Pardo llamó a incrementar las precauciones en las proximidades de presas, ríos y arroyos, para garantizar la seguridad de comunidades cercanas, y a reforzar servicios vitales como la asistencia sanitaria.
Varias brigadas de salud permanecen en demarcaciones que suelen quedar aisladas y se dispone en cada lugar de los equipos y medicamentos indispensables, mientras la Cruz Roja desplegó un amplio dispositivo en la región, aseguraron directivos del sector.
Reforzar la alimentación y buscar alternativas para asegurar el abasto de agua en cualquier circunstancia, son otras de las prioridades así como el empleo de variantes para mantener informada a la población.
Aunque es pronto para evaluar daños, de forma preliminar se reportan unas 166 averías en el sistema eléctrico, algunas de ellas en parajes anegados y casi inaccesibles en estos momentos. Unos 38 grupos de trabajo fueron activados para restablecer el servicio en el menor tiempo posible.
La transportación ferroviaria permanece detenida hasta que sea posible revisar algunos tramos de la vía, bajo agua en la actualidad.
En la agricultura se previeron estrategias para minimizar las pérdidas, aunque se aprecian ya perjuicios en cultivos como la yuca, el maíz y el boniato, principalmente.
Los vegueros de Vueltabajo, como se conocía antiguamente la zona, reforzaron las medidas para salvaguardar el tabaco acopiado en la actual contienda, casi el 85 por ciento reposa en casas de curación.
Bajo vigilancia, los embalses de la provincia están muy cerca del 70 por ciento de su capacidad de llenado, con un notable aumento de los volúmenes almacenados.
Aún cuando ocurrieron rachas de viento de hasta 100 kilómetros por hora y eventos como un tornado, no se lamenta la pérdida de ninguna vida.
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