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06 de junio de 2013, 02:43Por Luis Brizuela Brínguez
 Damasco, 6 jun (PL) La victoria del Ejército Árabe Sirio en la central región de Qusseir asestó un fulminante golpe a las bandas mercenarias que intentan derrocar el gobierno, al cortarle una de las principales vías de efectivos y suministros bélicos desde el exterior.
Grupos opositores armados, sobre todo de tendencia islámica radical y del Frente al-Nusra, afiliado a la red terrorista Al Qaeda, se apoderaron de la urbe y zonas aledañas fronterizas con Líbano hace meses, ante el mutismo de gobiernos de Occidente y regionales.
Aunque Damasco denunció en varias ocasiones la huida forzosa de decenas de miles de pobladores por la violencia de los llamados rebeldes, quienes usaron incluso a civiles como escudos humanos, parte de la comunidad internacional hizo la vista gorda ante tal situación.
Sin embargo, al iniciarse la ofensiva y cerco a Qusseir semanas atrás, actores y medios de comunicación internacionales comenzaron a manifestar preocupación e iniciaron ataques contra las autoridades por supuestos actos de genocidio e impedir el acceso a la Cruz Roja para rescatar a los heridos en las acciones.
El embajador permanente sirio ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Faisal al-Hamwi, acusó recientes maniobras en la organización con sede en Ginebra para inculpar al gobierno mediante informes que catalogó de parciales, exagerados y manipulados con fines políticos.
Al valorar la significación de la toma de Qusseir, una fuente del mando militar consultada el miércoles por Prensa Latina y que solicitó el anonimato, argumentó que constituye un triunfo estratégico que permite a las Fuerzas Armadas extender su pleno dominio sobre el centro del país e iniciar la liberación de las norteñas zonas de Alepo, Idleb y Hama.
Explicó que al golpear el considerado "pulmón de los opositores", estos quedaron sin el "oxígeno" de efectivos y equipos bélicos que de forma imparable provenían de Líbano y alimentaban sus ataques en todo el territorio nacional.
La zona era el lugar controlado por los armados más cercano a un puerto, en este caso el de Trípoli, de donde provenían muchos embarques logísticos con los cuales eran abastecidos por actores internacionales, detalló.
Ello permite asimismo cortar la ruta de abastecimiento de los irregulares que combaten alrededor de la capital, y permitirá a las tropas avanzar en sus posiciones hasta liquidarlos en un plazo aún más breve, destacó.
Sobre el asalto final a Qusseir, el informante señaló que semanas atrás se inició una ofensiva contra los miles de opositores armados que permanecían allí, los cuales comenzaron a rendirse en masa ante los continuos golpes de la artillería que rodeaba la ciudad, unas 30 baterías de misiles Katyusha y más de 250 tanques, entre otros equipos.
Refirió que en una sola jornada se contaron unas 800 deserciones por parte de los contrarios.
El 3 de junio, el aparato de inteligencia interceptó una comunicación del jefe de los armados en el lugar, el cual se hacía llamar Qaassem, y otro individuo en Líbano que hablaba el árabe con mucha dificultad.
Por el diálogo se supo que los mercenarios, en su mayoría pertenecientes al terrorista Frente al-Nusra, describían la situación como grave al tener todas las vías de acceso bloqueadas y sin posibilidad de escape, además de falta de alimentos, agua, medicinas y problemas higiénicos, ante lo cual se encontraban desmoralizados.
Ante ello, el general Ali Abdallah Ayoub, jefe del Estado Mayor dio la orden de iniciar el asalto final bajo el nombre de Operación Flautista de Hamelin, en alusión a la famosa fábula del músico que liquidó una plaga de roedores de un pueblo con el toque de su flauta, precisó.
En los operativos fueron liquidados unos 930 terroristas, se capturaron más de 300 de diversas nacionalidades árabes y de otras regiones, además de mil 500 que resultaron heridos, agregó.
Como parte de las acciones de restablecimiento de la seguridad, las unidades del Ejército peinaron cada barrio a fin de confiscar armamento y levantar las barricadas y montículos de tierra colocados por los irregulares.
El estamento castrense decomisó grandes cantidades de misiles, explosivos C-4, granadas, ametralladoras, cañones de mortero, municiones, mapas, computadoras y otros enseres, mientras equipos de zapadores neutralizaron decenas de explosivos sembrados en viviendas y vías públicas, mostró la televisión local.
El triunfo en Qusseir motivó el festejo en amplios sectores del pueblo sirio que mantienen su apoyo al presidente Bashar al-Assad, mientras que el primer ministro Wael al-Halaki lo consideró un punto de inflexión estratégico que abre las puertas a nuevas victorias y vaticina la derrota de las fuerzas mercenarias.
En este sentido, una fuente diplomática opinó al dialogar con Prensa Latina que a los gobiernos occidentales y regionales que han apadrinado a las bandas mercenarias durante dos años se les están agotando las opciones para lograr el ansiado derrocamiento del presidente Bashar al-Assad.
Habrá que ver si quienes han derrochado fortunas para mantener una maquinaria bélica contra Damasco están dispuestos a asumir su derrota o persistirán en balcanizar el país, islamizarlo, continuar la polarización del Medio Oriente y repartirse las enormes reservas gasíferas que aquí subyacen, argumentó.
A las puertas de la conferencia internacional de diálogo en Ginebra, que anuncian ahora para julio, permanece la interrogante de si se concretará por fin un arreglo político o si antes Occidente decidirá lanzar una invasión militar, analizó.
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