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31 de mayo de 2013, 13:43Por Adalys Pilar Mireles
 Pinar del Río, Cuba, (PL) Inmortalizado por su bolero Nosotros, una atmósfera de leyenda y misterio cubre aún el recuerdo del talentoso compositor cubano Pedro Junco, fallecido a los 23 años de edad cuando recién conquistaba la escena musical.
La vida le negó lo principal: el tiempo, asegura el periodista Luis Sexto, autor de un libro, suerte de reportaje investigativo, que pretende esclarecer las causas y circunstancias de la muerte del artista así como otros capítulos de su vida, a través de las cartas de las mujeres que lo amaron, entre otros documentos y testimonios.
Tras años indagando sobre el joven que murió prematuramente, y a quien se le vetó la durabilidad de la fama y del amor, compiló en un texto, reflexiones, pruebas y también nuevas interrogantes sobre el hombre cuya existencia y prometedora carrera artística quedaron truncas.
La universalidad de Nosotros está certificada, la cantan en el mundo entero, recuerda el investigador para quien la melodía es una auténtica metáfora del adiós, una verdadera despedida del mundo, de la vida, escrita por Pedrito al borde del abismo, cuando presentía su fallecimiento.
Al consultar fuentes escasamente examinadas hasta ahora y seguir pistas nunca vistas, al menos con una mirada crítica, el periodista junto al también escritor Pedro Viñas Alfonso, aseveran que Junco murió como resultado de una bronconeumonía.
Fue una recaída en 1943 meses después de una congestión pulmonar (neumonía) sufrida el año anterior, explican los autores de Nosotros que nos queremos tanto, volumen cuya reedición será presentada en la venidera Feria del Libro de La Habana, con ampliaciones y anexos.
Hasta ahora -insistió- se dio por sentado que fue la tuberculosis el mal que lo aquejaba, causante de su temprano deceso, pero pruebas como el acta de defunción conservada en el Registro del Estado Civil de Plaza de la Revolución, en la capital del país, corroboran que murió de anoxemia, bronconeumonía.
Su ingreso en la clínica Damas de la Covadonga, respalda también esa hipótesis, pues en aquella época los tuberculosos eran asistidos en el sanatorio La Esperanza o en el hospital Las Ánimas, centros dedicados a enfermedades infectocontagiosas, acotó Sexto -Premio Nacional José Martí, por la obra de la vida (2009)-, en declaraciones a Prensa Latina.
Otro de los elementos esgrimidos es que el prestigioso tisiólogo Pedro González Batlle, médico y amigo de la familia, no pudo nunca detectar la presencia del bacilo de Koch.
El propio Pedrito esclareció rumores al respecto en una carta a una admiradora:
"Debo decirle que hace unos meses estuve bastante mal, por causa de una congestión pulmonar�� nunca supe antes lo que era estar enfermo, al principio estuve algo pesimista, pero después me halagó mucho ver lo favorable que fue la reacción, hasta que desapareció todo".
Según versiones, los efectos de un aguacero provocaron un retroceso en su salud, agravamiento que originó la muerte del músico el 25 de abril de 1943.
Un concurso que lleva su nombre rinde homenaje desde hoy en esta ciudad, su tierra natal, al célebre artista, autor de otras piezas tal vez menos conocidas, como Tus ojos, Me lo dijo el mar y Soy como soy.
Pinar del Río atesora su epistolario y otros recuerdos del bardo,
venerado por su tema Nosotros, que devino cántico de los amantes infortunados.
ls/ap
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www.youtube.com/watch?v=Ixy7-JO9KTM
05/01/2008 - Subido por SofritoGr
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