A la mañana siguiente, el despertó preocupado y dudoso de la respuesta. “¿Dijo”sí “o dijo no’? No podía recordar. Lo intentó y lo intentó, pero simplemente no recordaba, no tenía ni siquiera una vaga idea; inquieto, fue al teléfono y llamó a su amiga. En primer lugar, le explicó que su memoria no era tan buena como solía serlo. Luego le recordó la noche hermosa, que habían pasado y con un poco más de coraje, le preguntó: - “Cuando te pregunté si querías casarte conmigo, dijiste, sí o no?’ Él quedo encantado al oírla decir: - “Te dije que sí, que sí, acepto y lo dije con todo mi corazón.” “Y estoy muy feliz de que me llamaras, no podía recordar quién me lo había pedido.” |