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General: Vida y epopeya de Antonio Maceo
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 14/06/2013 11:59 |
Vida y epopeya de Antonio Maceo |
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14 de junio de 2013, 01:21Por Marta Denis Valle*
La Habana (PL) Al igual que en campo de batalla, el héroe militar cubano Antonio Maceo alcanzó también desde joven protagonismo como conductor político de la nación cubana hacia la independencia absoluta de España y Estados Unidos, fiel a su código de honor y patriotismo.
De origen campesino, mestizo y autodidacta, este prócer, nacido a mediados del siglo XIX, inscribe su nombre entre los guerreros excepcionales del mundo en una epopeya que marcó su cuerpo con 27 heridas -de bala y arma blanca-, 21 de ellas en la primera guerra independentista.
Arriesgó su vida en más de 600 acciones combativas, de ellas unos 200 combates y batallas importantes, y atentados urdidos por el colonialismo español.
Entre sus grandes proezas estuvo la Campaña de la Invasión a Occidente (22 de octubre de 1895-22 de enero de 1896), que llevó la guerra desde el oriente del país a Mantua, Pinar del Río, en la parte occidental, uno de los objetivos sin alcanzar en las contiendas anteriores.
Maceo, lugarteniente general, y el general en jefe Máximo Gómez burlaron en el primer año de la Guerra del 95 a 182 mil soldados españoles -25 mil destacados tras el rastro de los invasores-, que mandaban 42 generales.
Sus padres Marcos y Mariana, pardos libres y pequeños propietarios agrarios, ya participaban en las labores conspirativas y se incorporaron en 1868 a la causa independentista con toda la familia.
El primogénito de los Maceo Grajales, Antonio de la Caridad vino al mundo el 14 de junio de 1845, en Santiago de Cuba, y sufrió de las discriminaciones frecuentes contra su clase en una sociedad esclavista colonial.
Combatió en dos sangrientas guerras contra fuerzas superiores del Ejército Español, la de los Diez Años (1868-1878) y la de Independencia de 1895 hasta su heroica muerte en combate, el 7 de diciembre de 1896, a la edad de 51 años.
Casi sin tregua, durante el periodo entre guerras, tomó parte en planes conspirativos para reanudar la lucha y sirvió como general de división en el ejército hondureño (1881).
En Honduras fue también juez suplente del Tribunal Supremo de Guerra y comandante militar en Omoa y Puerto Cortés.
HAZAÑAS DEL HEROE Y DE LA FAMILIA HEROICA
Dos días después de estallar la Revolución de 1868, Antonio Maceo secunda el alzamiento con sus hermanos José y Justo, a la edad de 23 años; solo contaba con los atributos de buen jinete y diestro en el machete de defensa personal.
Al conocerse del pronunciamiento independentista de Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de ese año, la madre de los Maceo reunió a su numerosa familia -hijos del primer matrimonio Regueyferos Grajales y del segundo Maceo Grajales- y a todos hizo jurar: libertar la patria o morir por ella.
Los primeros en morir fueron el capitán abanderado Justo Regueyferos Grajales (1843-1868), fusilado tras caer prisionero, y el tronco familiar, Marcos Maceo, gravemente herido en combate el 14 de mayo de 1869 y fallecido en un hospital de montaña.
José Marcelino (1849-1896), quien peleó en las tres guerras independentistas y estuvo preso en las cárceles españolas, y Antonio Maceo Grajales (1845-1896), llegaron a mayores generales y ambos murieron en combate.
Antonio Maceo ascendió a fuerza de inteligencia natural y coraje, grado a grado, mientras otros comenzaron siendo generales como caudillos de la conspiración independentista.
Disciplinado y atacador, fue nombrado sargento en el primer combate en Ti Arriba (la noche de su alzamiento), teniente, el 20 de octubre y capitán abanderado, el 10 de diciembre del propio año.
En la defensa de la ciudad de Bayamo es ascendido a comandante, el 16 de enero de 1869, y 10 días más tarde, a teniente coronel, en un momento de acciones constantes contra el enemigo más numeroso y mejor armado.
El joven mambí llega a coronel el 22 de marzo de 1872, con antigüedad reconocida desde el 30 de octubre de 1871, y a general de brigada, el 8 de junio de 1873; recibe las estrellas de mayor general, el 6 de mayo de 1877.
Cumplieron el juramento los hijos de Mariana; los varones como combatientes y las hembras, enfermeras y auxiliares del Ejército Libertador, junto a su madre y la esposa de Antonio, María Cabrales.
Casi niños perecieron en combate Julio (1854- 1870), subteniente de 16 años, y Miguel (1852- 1874), teniente coronel de 21 años, destacados ambos en numerosas acciones.
Rafael Maceo Grajales (1850-1882), brigadier, veterano del 68 y de la Guerra Chiquita, falleció en la prisión española de Chafarinas, Africa, víctima de pulmonía.
Felipe Regueyferos Grajales (1832-1901), teniente coronel, veterano del 68 y de la Guerra Chiquita, sufrió prisión en las cárceles españolas; resultó herido en más de 10 combates cuyas consecuencias padeció hasta su fallecimiento.
Tomás Maceo Grajales sobrevivió a las tres guerras independentistas cubanas, incapacitado en campaña en la primera.
ACCIONES POLITICAS
A la edad de 32 años, Antonio Maceo revela su talla política y moral en la Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1878, al rechazar la paz sin independencia y sin abolición de la esclavitud, que ofrecía España, muertos los patricios de la Revolución de 1868.
En entrevista con el jefe de operaciones del Ejército Español en Cuba, Maceo y un nutrido grupo de patriotas se opusieron al llamado Pacto del Zanjón, aceptado por otros combatientes en febrero de ese año.
Según testigos, ante la insistencia de Arsenio Martínez Campos, de leerles el texto del Pacto, Maceo exclamó: ÂíGuarde usted ese documento que no queremos saber de él! Es decir -dijo el general español-, que no nos entendemos. ÂíNo!, replicó el cubano, no nos entendemos.
En una proclama a los habitantes del Departamento oriental, el 25 de marzo de ese año, reafirma su convicción en la política antiesclavista.
Expresa: "Debemos formar una nueva república asimilada con nuestra hermana la de Santo Domingo y Haití"�� "Los grandes espíritus de Washington, La Fayette y Bolívar, libertadores de los pueblos oprimidos, nos acompañan y están con nosotros".
Su pensamiento se descubre en su abundante epistolario como en la carta a su amigo Anselmo Valdés, un cubano residente en Honduras, el 6 de julio de 1884: "La patria soberana y libre es mi único deseo, no tengo otra aspiración".
"Cuando Cuba sea independiente, solicitaré al Gobierno que se constituya, permiso para hacer la libertad de Puerto Rico, pues no me gustaría entregar la espada dejando esclava esa porción de América", afirma.
El de 14 de julio de 1896, Maceo escribió al coronel mambí Federico Pérez Carbó: "De España jamás esperé nada, siempre nos ha despreciado, y sería indigno que se pensase en otra cosa. La libertad se conquista con el filo del machete, no se pide; mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de ejercitarlos".
"��Tampoco espero nada de los (norte) americanos; todo debemos fiarlo a nuestros esfuerzos; mejor es subir o caer sin su ayuda que contraer deudas de gratitud con un vecino tan poderoso..."
*Historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina
jhb/mdv |
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La admiración y el respeto del Che por Antonio Maceo |
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Victor Pérez Galdós Ortiz Periodista de Radio Rebelde |
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LA HABANA, CUBA.- El Che también patentizó el gran respeto y admiración que experimentó por el bravío luchador independentista cubano Antonio Maceo y Grajales.
El siete de diciembre de 1962 comentó en torno a la vida y la obra de quién suele ser igualmente calificado en nuestra historia como el titán de Bronce, al hablar en el acto efectuado en El Cacahual con motivo del aniversario 66 de su caída en combate.
Comenzó su discurso destacando la vigencia que le atribuía a Antonio Maceo en ese instante que vivía Cuba tras haber producido unos años antes el triunfo revolucionario.
“Hoy, que estamos en la tarea de la construcción del socialismo en Cuba afirmó-, que empezamos una nueva etapa de la historia de América, el recuerdo de Antonio Maceo adquiere luces propias. Empieza a estar más íntimamente ligado al pueblo, y toda la historia de su vida, de sus luchas maravillosas y de su muerte heroica, adquiere el sentido completo, el sentido del sacrificio para la liberación definitiva del pueblo.” (1)
Recordó que él no estuvo solo en esa lucha y dijo que fue uno de los tres grandes pilares en que se asentó todo el esfuerzo de liberación del pueblo cubano en el siglo XIX. Y señaló que él, Máximo Gómez y José Martí, constituyeron las fuerzas más importantes, las expresiones más altas de la revolución de aquella época.
El Che resaltó que Antonio Maceo tuvo dos momentos, los más importantes de su vida: los que, a su juicio, lo definirían como hombre y como genio militar.
Y argumentó de inmediato que el primero de ellos fue, cuando contra todas las corrientes, contra todos los conformismos, contra todos los desesperados que querían alcanzar algún tipo de paz después de 10 años de lucha, cuando se desintegra el Ejército de Liberación y se firma la Paz del Zanjón, Antonio Maceo expresa la Protesta de Baraguá y, solo, trata de seguir la lucha en condiciones imposibles.
Y al calificar este significativo hecho protagonizado por Antonio Maceo, el 15 de marzo de 1878, el Che planteó lo siguiente: “Y la Protesta de Baraguá fue el último intento de un espíritu noble por continuar una lucha a la cual ya venía dedicado desde 10 años antes.” (2)
Para el Che el otro momento crucial en la vida de Antonio Maceo tuvo lugar entre octubre de 1895 y enero de 1896 cuando él realizó la histórica invasión desde Oriente hasta la provincia más occidental de Cuba, Pinar del Río.
La guerra por la independencia de Cuba se había logrado reiniciar el 24 de febrero de 1895 y en el transcurso de los meses y tras las primeras batallas y combates, entonces se preparó, al decir del Che, la segunda de las hazañas definitorias de la vida de Maceo: la Invasión.
Acerca de la capacidad de Maceo para haber realizado tal hazaña, el Che precisó en el discurso pronunciado el 7 de diciembre de 1962, en El Cacahual: “Organizándolas pacientemente, a sus tropas, nutriéndolas con una fuerte caballería, amparados en el escaso poder de fuego de la infantería de aquella época, con movimientos continuos, con marchas y contramarchas, combatiendo sin cesar casi día a día, atacando fulminantemente la mayoría de las veces, resistiendo a pie firme los ataques otras, Antonio Maceo cruzó la Isla de una punta a otra y llevó el fuego revolucionario a provincias que no lo había conocido en la anterior etapa de la guerra de liberación.
“Para hacer esto que hoy se puede referir en pocas palabras, se necesitaba un inmenso poder de organización, una inmensa fe en la victoria y en la capacidad de lucha de sus hombres, y un poder de mando extraordinario para ejercerlo día a día, durante años de lucha, en condiciones extremadamente difíciles…(3)
El Che se refirió a cómo la vida y la obra de Antonio Maceo permanecían, a más de sesenta años de su caída en combate, siendo fuente de motivación y ejemplo.
Recordó en forma específica como el pueblo cubano había estado a la altura de Maceo en ese mismo año de 1962 cuando se desencadenó la denominada Crisis de Octubre, y Cuba estuvo incluso amenazada de una intervención militar directa de los Estados Unidos y hasta de un posible ataque nuclear.
“Nuestro pueblo todo fue un Maceo –significó-, nuestro pueblo todo estuvo disputándose la primera línea de combate en una batalla que no presentaría quizás líneas definidas, en una batalla donde todo sería frente y donde seríamos atacados desde el aire, desde el mar, desde la tierra, cumpliendo nuestra función de vanguardia del mundo socialista en este momento, en este lugar preciso de la lucha.” (4)
Y agregó el Che al recordar un principio medular planteado por Antonio Maceo: “Por eso sus palabras, sus frases tan queridas resuenan tan hondo en el corazón de los cubanos, y es de obligada recordación esa frase que está inscripta al costado del Monumento: “Quien intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, sino perece en la lucha.” Ese fue el espíritu de Maceo y ese fue el espíritu de nuestro pueblo.” (5).
Manifestó seguidamente el Che que eso es lo que se podía mostrar con orgullo ante su recuerdo y ante el mundo, y llamó a tener en cuenta y repetir con la misma fe encendida en el porvenir de todo lo noble de la Humanidad, cada una de las frases de Maceo, a quién catalogó como ejemplo de un revolucionario que lucha por la liberación de su país.
“Por eso hoy levantamos el pensamiento de nuestros grandes héroes –resaltó-, de los luchadores de aquella guerra gloriosa, y lo hacemos nuestro y lo repetimos una y otra vez, porque no han sido nada más que frases de la misma lucha de la Humanidad por deshacerse de la explotación.
Porque todas las frases de Antonio Maceo, de Martí o de Gómez, son aplicables hoy en esta etapa de la lucha contra el imperialismo, porque toda su vida y toda su obra, y el final de su vida, no es nada más que un jalón que marca el mismo largo camino de liberación de los pueblos.” (6)
(1) Ernesto Che Guevara. Escritos y Discursos, Tomo 6, Editorial Ciencias Sociales, 1977, página 263. (2) Idem, página 265 (3) Idem, páginas 265 y 266 (4) Idem, página 267 (5) Idem, página 267 (6) Idem, página 265
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