La alta comisionada de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Navi Pillay,
solicitó este martes a las autoridades de Brasil que respondan con
moderación a las protestas sociales que se han multiplicado en el país,
al tiempo que instó a los manifestantes a prescindir de la violencia
para hacerse escuchar.
La funcionaria instó a las partes a entablar un diálogo abierto
para encontrar soluciones a demandas sociales que consideró válidas,
según reseñaron agencias internacionales de noticias.
"Con más protestas planificadas, nos preocupa que el uso excesivo de la fuerza por parte de los cuerpos policiales pueda
repetirse", dijo Pillay en una declaración escrita, tras recordar que
se trata de las manifestaciones ciudadanas más importantes que se han
visto en Brasil en los últimos 20 años.
Agregó que su oficina ha recibido "reportes sobre heridos y detenciones, incluyendo la de periodistas que cubrían los eventos".
Las denuncias que han llegado a su despacho en Ginebra también
incluyen algunos casos de detenciones arbitrarias denunciados por
organizaciones de la sociedad civil, indicó la máxima responsable de
derechos humanos de Naciones Unidas.
Pillay felicitó a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff,
por reconocer este lunes la legitimidad de las manifestaciones, así
como el acuerdo en Sao Paulo de que la policía no utilizará balas de
caucho.
"Pedimos al Gobierno de Brasil que tome todas las medidas para
garantizar el derecho de reunión y evitar el uso desproporcionado de la
fuerza en las protestas, señaló la alta comisionada.
La ONU también espera que se investigue de manera rápida e independiente los eventuales abusos cometidos por las fuerzas del orden público.
Las protestas, que comenzaron la semana pasada en Sao Paulo contra el
reajuste de las tarifas de transporte público, se han desplegado por
unas 20 ciudades del país. Así lo confirmó la corresponsal de teleSUR
en ese país, Graciela Requejo, quien aseguró que se trata de unos 200
mil manifestantes.
Las movilizaciones fueron convocadas con consignas pacíficas pero en
Río de Janeiro (sureste), Belo Horizonte (centro) y otras ciudades
derivaron en incidentes y enfrentamientos de grupos de activistas con la
policía.
En la capital Brasilia manifestantes se subieron al techo del
Congreso y en Río, una parte menor de los cerca de 100 mil que marcharon
por el centro de la ciudad, atacaron la Asamblea Legislativa estatal.
Además del aumento del costo del pasaje, las protestas populares
también reflejan el malestar de un sector de la población por las
importantes inversiones públicas efectuadas para acoger el Mundial de
Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos dos años después. Aunque no se oponen
a la celebración de los eventos deportivos piden mayor inversión en
educación y salud.
El jueves pasado, pese a que las autoridades habían ordenado a la
policía que no reprimieran a los manifestantes, la manifestación en Sao
Paulo terminó con numerosos heridos y detenidos.
Para los manifestantes, el hecho de que la policía militar reprimió a la gente también ha generado molestia.