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General: La Justicia seguirá por ahora secuestrada en Argentina
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 20/06/2013 12:32 |
“Más temprano que tarde vamos a poder votar”
CFK estuvo en los festejos por los 400 años de la Universidad de Córdoba y aludió a la Corte Suprema: “Aquellos que creen que pueden a través de alguna resolución impedir el crecimiento y el avance de la democracia, sepan que sólo lo podrán hacer por un tiempo”.
Por Martín Notarfrancesco
Desde Córdoba
Desde la Universidad Nacional de Córdoba, donde se festejaban los 400 años de la casa de altos estudios, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner respondió al fallo de la Corte Suprema que suspendió la elección popular de los integrantes del Consejo de la Magistratura y anticipó que “más temprano que tarde, los argentinos van a poder votar a todos los órganos políticos de la Constitución argentina”.
Parafraseando a Deodoro Roca, uno de los jóvenes que lideraron la Reforma Universitaria de 1918, que se produjo en Córdoba, la Presidenta escogió uno de los párrafos más recordados del Manifiesto Liminar, aquel que dice que “los dolores que nos quedan, son las libertades que nos faltan”, a lo que le agregó: “Ayer nos dieron algún dolor, pero nos vamos a curar porque tenemos muchos remedios, buenos farmacéuticos, inyecciones y antibióticos”, ironizó.
La universidad más antigua del país festejó su cuadragésimo centenario a lo grande. La presencia de la Presidenta, 60 rectores, un locro popular y un festival musical coronaron los 400 días de festejos diagramados para celebrar la historia de la institución.
El plato fuerte de la celebración se centró en horas de la tarde. Un gran escenario montado en la fachada del Pabellón Argentina, sede principal de la UNC, albergó a las autoridades. En frente, unas 25 mil personas coparon el campus universitario, desafiando al clima que arrojó temperaturas cercanas a bajo cero.
Minutos antes de las 18 llegó CFK acompañada de buena parte de su gabinete. Se pudo ver al ministro de Educación, Alberto Sileoni; al de Planificación, Julio De Vido; al de Ciencia y Técnica, Lino Barañao; al de Salud, Juan Mansur, además del secretario de Legal y Técnica, Carlos Zanini; al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; de Comunicación, Alfredo Scoccimarro, y al de Derechos Humanos, el cordobés Martín Fresneda. El rector Francisco Tamarit fue el anfitrión.
Durante su discurso, la Presidenta revalorizó las políticas en materia educativa de estos últimos diez años, en todos los niveles, donde el presupuesto para el área pasó del 3,64 por ciento al 6,50 por ciento del PBI. “Ser universitario debe ser, más que un privilegio, un compromiso con el pueblo”, dijo, agregando que la política educativa fue “uno de los pilares de la reconstrucción de la capacidad de una nación, donde el conocimiento y la ciencia deben ocupar cada vez más importancia”.
En uno de los párrafos más direccionados a la Corte Suprema, Cristina dijo que “la historia es indetenible. Aquellos que creen que pueden a través de alguna resolución impedir el crecimiento y el avance de la democracia, sepan que sólo lo podrán hacer por un tiempo. Nunca una sociedad toleró por mucho tiempo que se le impida ejercer su derecho de elegir a las autoridades políticas que marca la Constitución”.
Se pudo ver a una Presidenta contenta y efusiva. Al finalizar su intervención se quedó arriba del escenario varios minutos bailando con el grupo El Choque Urbano. También se animó con los tambores y revoleó su campera.
Además de la Reforma Universitaria de 1918, la Presidenta reivindicó el Cordobazo y el rol de la juventud: “Los jóvenes son la fuerza de la historia y la historia es indetenible”, aseguró, y agregó que “los jóvenes al frente son la vanguardia, y los viejos atrás empujamos”.
“Escucho que algunos andan enojados con los jóvenes, no digo que todos los cambios los hayan hecho los jóvenes, pero no conozco ningún cambio donde no estén todos los jóvenes. Esto es la ley de la vida, es la ley de la biología. Así que no se enojen con los jóvenes, al contrario, yo tengo 60 años y cuando estoy rodeada de pibes me siento de 15 otra vez”, dijo.
La Reforma de 1918 es uno de los hitos que identifica a la UNC y su alcance traspasó las fronteras argentinas. Nació para cambiar una situación, como un reclamo de los estudiantes para participar del gobierno universitario. Entre sus conquistas se cuenta el cogobierno y la libertad de cátedra. “Antes de la reforma, las cátedras se heredaban... se heredaban...”, dijo CFK. Así, la Presidenta unió la protesta de 1918 con el fallo del martes de la Corte sobre el Consejo de la Magistratura:
“Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más”, volvió a citar el Manifiesto del ’18. “Porque cuando tenés menos libertad tenés que tener más vergüenza –dijo Fernández de Kirchner–. Por lo menos deberían tenerla los que nos quieren recortar a los argentinos algunas libertades.” Y continuó: “Por eso les digo, para aquellos que pretenden parar reformas, aquellos que no quieren dejar votar al pueblo para que intervenga la soberanía popular, la voluntad popular que es la causa fundamental. Estos jóvenes que hicieron la reforma universitaria y que después también derribaron tiranos en el Cordobazo, cuando obreros y estudiantes juntos combatieron a los tiranos, son la fuerza de la historia y la historia es indetenible. Yo me pregunto: ¿Cuánto le costó a Leandro N. Alem, a Hipólito Yrigoyen lograr la Ley Sáenz Peña para el sufragio universal? ¿Cuánto tiempo estuvieron las mujeres sufragistas y después Evita para lograr el voto femenino? ¿Cuánto esperaron hombres y mujeres para poder tener sus plenos derechos como el resto de los argentinos cuando votamos el matrimonio igualitario? ¿Cuánto tiempo también estuvimos los argentinos sin votar y finalmente tuvimos una democracia plena? ¿Y cuánto tiempo hijos de detenidos desaparecidos, Madres, Abuelas, Nietos esperaron por justicia? Aquellos que creen que pueden, a través de alguna resolución, impedir el crecimiento y el avance de la democracia, sepan que sólo lo podrán hacer por un tiempo. Los militantes tenemos que estar alegres y preparados para la próxima batalla, porque la única batalla que se pierde es la que no se da. Y vamos a seguir dando todas y cada una de las batallas que hemos dado en esta democracia en estos diez años.”
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Oscuros días de (in) Justicia
Por Mempo Giardinelli
Parece inevitable sentir desasosiego después del fallo de la Corte Suprema sobre el Consejo de la Magistratura. Y no tanto por la sentencia en sí, que venía cantada, sino por el festejo mediático y la ceguera de una oposición necia y clasista que no es la que necesita esta república.
Esta decisión del máximo tribunal pivotea alrededor de por lo menos dos paradojas: por un lado, el fallo se refiere a un instituto jurídico que ha demostrado larga y sobradamente su inutilidad, al que aun con defectos era y sigue siendo necesario cambiar y por qué no por el voto de la ciudadanía.
Y por el otro, la gravedad que entraña el hecho de que una ley votada en el Poder Legislativo sea vetada –ipso facto– en y por el Poder Judicial. Que yo sepa, esto nunca se había visto en el constitucionalismo argentino y asombra el silencio al respecto.
Podrán cuestionarse algunos aspectos de la reforma judicial que bien se ha dado en llamar “democratización de la Justicia” –porque eso es–, pero lo que asombra es que una vez más las fuerzas corporativas parecen lograr que la tensión sea extrema y la vida política nacional se juegue a todo o nada. No en vano andan excitadísimos con la declaración de inconstitucionalidad las corporaciones más poderosas del país: los grupos hiperconcentrados de la economía, el poder multimediático de Clarín y La Nación y lo más conservador y rancio de la administración de justicia.
Y tan eufóricas están las corporaciones que ya claman “ir por más”, verbigratia que la Corte “derogue” (vocablo absurdo porque a ese tribunal no le competen derogaciones) las demás leyes de la reforma judicial aprobadas por el Congreso.
Es inevitable pensar que cuando la Justicia cogobierna o pretende ser la que impone las reglas, algo anda mal en un país. Se supone que las normas de la Constitución Nacional son inmutables y es por eso que se han tenido por inmanentes las formas tradicionales de separación de los poderes. Pero en ningún artículo la Constitución dice que esa separación significa superioridad aristocrática de ningún poder. Y, sin embargo, en la Argentina hay todavía uno que sí se organizó y se sostuvo como verdadera oligarquía judicial, siempre funcional a los intereses de los ricos y en general de espaldas a los sectores populares.
Eso, precisamente, fue lo que vino a cambiar este gobierno. Que casi siempre comunica muy mal y suele ser bastante torpe, cierto, pero que muchas más veces es desoído por necedad, o directamente atacado con prejuicios de clase.
Y así, en medio del diálogo de sordos en que sobre todo algunos grandes diarios y su telebasura han logrado convertir a la política nacional, parece que ni siquiera la hasta ahora tan respetada Corte Suprema supo resguardarse de ese griterío que es, literalmente, ensordecedor.
“Epur si muove”, diría Galilei: es imperioso cambiar el “sistema” judicial argentino, resista quien se resista. Pésimas investigaciones, sumarios lentos y “empiojados”, dudosos sorteos de juzgados, demoras o aceleraciones inexplicables, recursos infinitos, lenguaje críptico y arcaico, formalismos ridículos que anulan la esencia del Derecho, cautelares que se prodigan como bombones y presiones tan mediáticas como vergonzantes, son hoy indesmentibles y constituyen la realidad cotidiana de nuestra (in) Justicia.
Mientras tanto, el descreimiento de la sociedad es tan grande como el tropiezo de esta Corte Suprema que venía siendo vista como una garantía. No hay forma de justificar que la cautelar en favor de Clarín lleva cuatro años “en estudio”, pero un cambio fundamental como el voto popular para elegir los miembros del Consejo de la Magistratura es rechazado en menos de dos semanas. Es lo mismo que recordar que en las cárceles hay más de 50.000 ciudadanos presos en condiciones inhumanas y sobre ellos sólo hay mora y silencio, pero fue expedito el pronunciamiento para favorecer a la Chevron.
Cómo no va a ser irritante el escenario si justo cuando parece que van a cambiar las cosas –y por ley de la nación democráticamente aprobada– vemos que la máxima jerarquía del Poder Judicial también se resiste a los cambios como gato panza arriba, para decirlo como en mi barrio.
Con su estilo desprolijo y provocador, el Gobierno no ha hecho otra cosa que seguir adelante en su voluntad de modificar un sistema que no da para más y que es evidente (y saludable) que está cambiando, y a paso redoblado. Enhorabuena.
Y es que no hay dudas de que volver terrenal lo que parecía divino es un buen signo del avance de los tiempos. Durante un siglo y medio la Justicia en la Argentina estuvo siempre “allá arriba”, intocable y mayestática como una diosa (que además se pretendía ciega y equilibrada). Bueno, ahora ha empezado a conocer las asperezas del suelo que pisamos todos. Y eso no está nada mal.
De ahí que quizá se estén equivocando en su pesimismo los que ven el vaso medio vacío. Porque la verdad es que ese vaso estuvo vacío durante 160 años, y ahora tenerlo a la mitad bien merece ser visto como un triunfo político notable.
Un día de éstos habrá que reconocerlo, aunque hoy sus mismos partidarios todavía no terminan de darse cuenta: desprolija y chocante a veces, contradictoria y altanera, CFK lo hizo.
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EL PAIS › REPRESENTANTES DE “JUSTICIA LEGITIMA” CRITICAN EL FALLO DE LA CORTE
Contra el corporativismo
Los jueces María Laura Garrigós de Rébori y Alejandro Slokar y el fiscal Javier De Luca cuestionaron al máximo tribunal. La Corte “tampoco toma las iniciativas necesarias para aplicar las otras leyes que apuntan a la democratización”, dijo la primera.
“Vamos a seguir trabajando en profundizar la identificación de prácticas corporativas en el seno del Poder Judicial, a ver si logramos modificarlo definitivamente”, dijo la jueza María Laura Garrigós de Rébori, titular de “Justicia legítima”, después del fallo de la Corte Suprema que declaró la inconstitucionalidad de los artículos centrales de la Ley de Reforma del Consejo de la Magistratura. Por lo pronto, advirtió Garrigós, la propia Corte no sólo invalidó la norma votada por el Congreso y anuló la elección popular de consejeros, sino que “tampoco toma las iniciativas necesarias para aplicar las otras leyes que apuntan a la democratización: ni para implementar el examen de ingreso igualitario, ni para que se difundan todas las sentencias en su propio portal, ya que elige sólo algunas, ni para que se conozcan las declaraciones juradas”.
Por lo pronto, la organización “Justicia legítima” planea manifestarse de algún modo contra el fallo supremo, y todo indica que lo hará con una movilización el miércoles próximo. “Lo que a la Corte le interesaba principalmente era decir que los jueces no pueden mezclarse con la política, y en consecuencia, el pueblo no puede votarlos (como consejeros). El razonamiento es que a los jueces, la legitimidad sólo se las da la Constitución, no la forma en que fueron elegidos. Pero ¿no es la Constitución expresión del voto popular? Dicen que si el Consejo queda integrado por seis legisladores, seis académicos, tres abogados y tres jueces no hay equilibrio. Eso es corporativismo, que no quieren representación partidaria, es simple”, insistió Garrigós.
La decisión de la Corte, con una mayoría de seis votos y la disidencia de Raúl Zaffaroni (que avaló la reforma), anuló la convocatoria a elección popular de consejeros de la Magistratura y declaró la inconstitucionalidad de los artículos clave de la ley que establecía su reforma: invalidó la ampliación de la representación de académicos y científicos, y la elevación del número de integrantes del organismo a 19; dijo que al ser todos los consejeros elegidos directa o indirectamente por voto popular se altera el equilibrio; que a los jueces, abogados y académicos sólo los eligen sus corporaciones. Advirtió que el Congreso no puede determinar el mecanismo de elección de los consejeros y que el voto popular queda reservado a las autoridades políticas, y que la postulación de jueces por partidos políticos compromete su independencia.
Mientras en ciertas áreas del gobierno nacional evalúan la conveniencia de que alguna ONG presente algún recurso en una instancia internacional como la Comisión Interamericana, en “Justicia legítima” prefieren pensar alternativas más bien locales, que puedan mantener vivo el debate sobre la democratización del Poder Judicial.
Alejandro Slokar, juez de la Cámara de Casación Penal, recordó que está pendiente la discusión sobe la implementación del juicio por jurados. Su evaluación es la siguiente: “De algún modo, el análisis de lo resuelto por la Corte nos lleva al problema de la teología jurídica y el principio de infalibilidad papal. La voz de Dios es otra, no es la voz de la Corte –ironiza– aunque sea el último intérprete, no reúne la verdad”. “El protagonismo y la participación ciudadana en el sistema de Justicia se construyen socialmente y al amparo de la Constitución vigente, la herramienta más sencilla es la herramienta del juicio por jurados. Esto no admite ninguna duda, y garantiza la participación ciudadana en el Poder Judicial, que es lo que niega la sentencia de la Corte, que sostiene que el Derecho, o la justicia, sólo quedan en cabeza de los letrados, pero no es el modelo que recepta la Constitución, porque la justicia somos todos. Hay proyectos de juicio por jurados con estado parlamentario”, sostiene Slokar.
El fiscal general, Javier De Luca, sostuvo que el fallo de la Corte puso en juego dos visiones de la Constitución nacional: “Una que la ve como si fuese un producto terminado, acabado, que no permite una interpretación dinámica, aggiornada, conforme a las cosas que van pasando en la sociedad y los cambios culturales, por ejemplo, en lo que tiene que ver con el voto popular y un ejercicio más actualizado de la soberanía popular a través del autogobierno de los ciudadanos”. “La otra visión –explicó De Luca– es una visión joven, una visión dinámica, que proyecta un futuro. Es la visión de un estadista, es una visión de Estado que se ve claramente en el dictamen de la procuradora (Alejandra Gils Carbó) y en el voto de Zaffaroni.” Lo que el fiscal traduce es que del fallo supremo se desprende que las reformas sólo se podrían concretar modificando la Constitución. A su entender la Corte hizo una “interpretación intrasistémica” de la Constitución, “analizan el sentido de cada palabra pero omiten considerar los cambios que se han producido en la sociedad”.
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Carta abierta a la Corte Suprema de (in)Justicia
Por Eduardo de la Serna
Señores ministros de la Corte Suprema:
Desde hace tiempo, ¡mucho tiempo!, la “Justicia”, o más precisamente el “Poder Judicial”, está en el centro de la escena política.
Se dice que desde la “división de poderes” se pretende que cada uno de los tres poderes sea independiente del anterior. Y se me ocurren algunas cosas:
No es muy creativo destacar que el Poder Judicial goza de privilegios de los que carece toda otra instancia de la Patria: no son elegidos por el pueblo (¡en una democracia!), no lo son por un “período”, sino que son vitalicios, e incluso están por encima de la misma ley (que haya miembros de la Corte que superen los 75 años me resulta patético, ¡ni entre el Episcopado se da semejante cosa!).
No hace falta que les diga la incredibilidad de la que “gozan” ante la sociedad. Aunque creo que eso no les importa, ya que parecen considerarse “suprahumanos”. La sensación que tiene el pueblo es que la Justicia no es para ellos salvo que sea para sancionarlos o condenarlos. Cosa habitual entre los pobres.
Es serio que a uno de los tres poderes de la República sólo se pueda acceder siendo abogado, ¿no les parece? ¿No es un “pueblo = demos” excesivamente elitista ése?
Una cosa son los “Poderes” que conforman el Estado, pero eso no implica que sean los únicos poderes que hay en la Patria. Hay un “cuarto poder”, hay un “poder económico”, y –para ser sinceros– nunca parecen haberse preocupado de mostrarse independientes de los mismos. Es más, ¡son tantas las veces en las que parece que la Justicia sólo beneficia a los poderosos! (por si no se dan cuenta, eso quiere decir, a los que tienen poder).
Soy de aquellos que celebraron la nueva composición (no totalmente nueva, por cierto) de la Corte Suprema. Soy de los que lamenta haber celebrado.
Sinceramente ya no espero justicia, y menos del “Poder Judicial”, y quizá deba agradecerles por eso. Habrá –quizás– eventuales “maníes para los monos”, pero no espero Justicia.
Viendo el alarde de inJusticia del que gozamos, creo que ahora nos falta esperar que:
- Declaren que el Grupo Clarín debe ser el dueño de todos los medios de la Argentina;
- Declaren que las PASO deben anularse ya que en la experiencia pasada fue evidente cómo terminarían las elecciones;
- Declaren que la Mesa de Enlace debe hacerse cargo de los ministerios de Economía, Relaciones Exteriores y Educación;
- Declaren prohibida en todo el territorio nacional la enseñanza de cualquier historia que no sea coherente con la que “Mitre nos legó”;
- Declaren que se debe anular la Asignación Universal por Hijo, porque conduce por los canales del juego y la droga;
- Declaren al alcalde de Buenos Aires único candidato para las próximas elecciones nacionales;
- Declaren el cierre inmediato de las nuevas universidades y hospitales;
- Y finalmente declaren nulo el 54,11 por ciento de las pasadas elecciones.
Así habrá justicia y Sus Señorías podrán seguir en la estratosfera ajenos al mundo y, sobre todo, bien distantes del pueblo, no sea cosa que éste gobierne.
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EL PAIS › ALAK ASEGURO QUE LA DECISION DE LA CORTE ES OTRA TRABA AL “DESAFIO DE DEMOCRATIZAR” LA JUSTICIA
“El único Poder que el pueblo no vota”
El ministro de Justicia destacó que “el voto es la base de la democracia” y dijo que, si no hay elección popular de representantes, “no es democracia, sino aristocracia”. Para el ministro Agustín Rossi, el fallo del máximo tribunal “legitima la legalidad corporativa”.
El kirchnerismo advirtió que, a pesar de que acatará el fallo de la Corte Suprema que dejó sin efecto la reforma del Consejo de la Magistratura y suspendió la elección popular de miembros de ese órgano, las reformas del Poder Judicial propuestas por Cristina Fernández de Kirchner podrían continuar a través de otras medidas y medios diferentes. En sintonía con lo que planteó la Presidenta en el acto por los 400 años de la Universidad de Córdoba, el ministro de Justicia, Julio Alak, sostuvo que la decisión del máximo tribunal es un escollo más en el “desafío de democratizar el único Poder que el pueblo no tiene posibilidad de votar” y anticipó nuevos pasos en ese sentido, al asegurar que “las luchas por la democratización nunca han sido fáciles”. En tanto, gobernadores alineados con la Casa Rosada y otros dirigentes políticos y sindicales criticaron la decisión de los magistrados y señalaron que ese mismo fallo es una prueba de la necesidad de avanzar con más cambios sobre los tribunales.
“Esperábamos que la Corte sacara una sentencia más democrática”, admitió Alak ayer al ser consultado por la decisión de la Corte Suprema. “¿Por qué tienen miedo de dejar que la gente vote, cuál es el problema?”, se preguntó el funcionario, que también sostuvo que “el pueblo nunca se equivoca y el voto es la base de la democracia”. Según recordó el ministro, la Argentina es “una república representativa” tal como establece la Constitución Nacional, pero sostuvo que, si un estamento puede elegir sus representantes sin la intermediación del voto popular, “no es democracia sino aristocracia”.
Otro miembro del gabinete que vertió su opinión sobre el asunto fue el titular de la cartera de Defensa, Agustín Rossi, quien dijo que el fallo “legitima la legalidad corporativa, dejando de lado la legitimidad popular”. Para el ex jefe de la bancada oficialista de la Cámara de Diputados (rol que cumplía cuando se aprobó la ley suspendida), “es malo que desestime como fuente de poder legítima la voluntad popular”, pero advirtió que “se seguirá debatiendo generando consensos” respecto del funcionamiento del Poder Judicial.
Por su parte, dos miembros del Consejo de la Magistratura alineados con el oficialismo criticaron en duros términos la decisión cortesana. “En el fallo de la Corte subyace un triple desprecio: a la soberanía popular expresada por el voto universal, al Congreso de la Nación en sus facultades y a los partidos políticos en general, a los que descalifica colocándolos como condicionantes de la independencia judicial”, dijo el senador Marcelo Fuentes. Para el neuquino, la sentencia implica “sostener” que “el voto debe ser calificado” y “sólo puede explicarse por una actitud en defensa del interés corporativo” de jueces y abogados.
“El debate en torno de la democratización de la Justicia continúa”, advirtió el legislador, anticipando también nuevas medidas sobre este tema. Hernán Ordiales, compañero de Fuentes en el Consejo como representante ante ese órgano del Poder Ejecutivo, fue más allá al afirmar que pese al fallo adverso de la Corte Suprema “no quedará en la nada” la reforma del Poder Judicial. “Creo que si la idea fuerza de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner es suficientemente importante, como yo creo que es desde el punto de vista de la filosofía política, va a terminar por consolidarse.”
El gobierno nacional también recibió el apoyo de gobernadores aliados, quienes criticaron asimismo a la Corte. Es el caso del tucumano José Alperovich, quien sostuvo que la sentencia “viola la voluntad popular” porque suspende “una ley aprobada en ambas Cámaras”. Por su parte, el mandatario de Jujuy, Eduardo Fellner, consideró que “con el fallo pierde la sociedad argentina en su conjunto”. En tanto, el entrerriano Sergio Urribarri calificó la decisión del máximo tribunal como “un resabio del pasado”, pero advirtió: “En modo alguno quiere decir que vayamos a renunciar a seguir accionando desde la política para democratizar las instituciones del país”.
El senador Aníbal Fernández insistió sobre la misma idea: “No nos vamos a detener; hay que seguir luchando hasta conseguir que sea la voluntad popular la que elija a los representantes en el Consejo de la Magistratura”. En tanto, el diputado Carlos Kunkel fue más allá y acusó al titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, de utilizar este fallo de “trampolín para dar un salto a la política” por sus “aspiraciones de llegar a la presidencia de la Nación”.
El titular de la CGT oficialista, Antonio Caló, manifestó su desacuerdo con el fallo (ver aparte) y también lo hizo Adriana Puiggrós, titular del Frente Grande, parte de la coalición oficialista: la diputada acusó al máximo tribunal de estar “preocupado y ocupado en mantener sus privilegios corporativos desconociendo el verdadero sentido de la Constitución Nacional”.
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Fernández dice que los argentinos acabarán votando los consejeros judiciales
La presidenta argentina dice que "más temprano que tarde" los ciudadanos acabarán votando los consejeros judiciales
El kirchnerismo reaccionó este miércoles con nuevas críticas a la Corte Suprema de Argentina, que el día anterior había declarado inconstitucional la principal ley de la reforma judicial que había promovido la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La jefa de Estado había impulsado este año seis proyectos de ley para “democratizar la justicia”, la mayoría kirchnerista en el Congreso los había aprobado, pero la fragmentada oposición los había rechazado en bloque por considerar que varios de ellos vulneraban la independencia de poderes. Este martes, el máximo tribunal del país sudamericano echó por tierra la principal reforma, la del Consejo de la Magistratura (órgano de selección y destitución de jueces), por la que se establecía que los jueces, abogados y académicos que lo integran debían enrolarse en partidos políticos y ser elegidos en elecciones democráticas, en lugar de votaciones entre sus pares.
En un acto por los 400 años de la Universidad de Córdoba, la más antigua de Argentina, la jefa de Estado dijo este miércoles que "aquellos que creen que pueden a través de una resolución frenar el crecimiento y el avance de la democracia sepan que sólo podrán hacerlo por un tiempo, porque nunca ninguna sociedad toleró durante mucho tiempo que se le impida ejercer sus derechos elegir a los órganos políticos que marca la Constitución". Fernández anticipó que "más temprano que tarde los argentinos van a poder votar democráticamente a todos los órganos políticos de la Constitución". También reconoció su pesar por el fallo judicial: "Ayer nos dieron algún dolor, pero nos vamos a curar porque tenemos muchos remedios, buenos farmacéuticos, inyecciones y antibióticos también. Cuando ayer alguien me decía que estaba triste. Yo le dije: 'Dejá la tristeza para mirar una novela o una película, nosotros los militantes nunca tenemos que estar tristes, tenemos que estar alegres y preparados para la próxima batalla, porque la batalla que se pierde es la que no se da. Y vamos a dar todas y cada una de las batallas que hemos venido dando en estos diez años". Así aludió la presidenta a la década del kirchnerismo en el poder.
El ministro de Justicia, Julio Alak, dijo el mismo martes que el Gobierno de Fernández iba a aceptar la sentencia judicial, pese a que la criticaba. Varios juristas consideran que el Ejecutivo no puede apelar el fallo ante tribunales internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos, porque la Corte Suprema de Argentina tiene la última palabra en estos casos. Solo podría expresar una queja ante esas instancias externas, aunque no lograría de ese modo revertir el resultado de la sentencia.
Identificada con el kirchnerismo, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, planteó otra opción para insistir con la reforma judicial declarada inconstitucional: "Yo soy una mujer que opino nada más, pero pienso que habría que reformar la Constitución para quitar estas prebendas que tienen (los jueces) y facilitar la constitución de un proyecto nacional y popular como el que encabeza Cristina (Fernández)”. El abogado y diputado kirchnerista Carlos Kunkel opinó que el fallo ha sido “un triunfo de la corporaciones de los abogados” y le achacó al jefe de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, “aspiraciones de llegar a la presidencia de la Nación”. “Lo malo es que use la Corte como plataforma", se quejó Kunkel. Ya en diciembre pasado el propio Lorenzetti había negado públicamente supuestas intenciones de convertirse en jefe de Estado, después de que comenzara a recibir las primeras críticas del kirchnerismo. En aquel entonces la Corte Suprema postergó la aplicación de los artículos de la ley de medios audiovisuales que obligarían a Clarín, principal grupo editorial de Argentina y opositor al Gobierno, a desprenderse de una buena porción de sus licencias.
Lorenzetti y otros tres magistrados habían sido nombrados en el máximo tribunal entre 2003 y 2004 por impulso del entonces presidente, Néstor Kirchner, en un elogiado recambio de nombres que limpió a los jueces más cuestionados por presunta falta de transparencia. “Podemos construir una Corte que sea independiente”, decía Kirchner en 2009, un año antes de morir. De esos cuatro jueces que él impulso y que vinieron a acabar con la Corte menemista, como se conocía al tribunal formado en el Gobierno de Carlos Menem (1989-1999), Lorenzetti y otras dos colegas votaron en contra de la reforma del Consejo de la Magistratura, mientras que solo uno lo hizo a favor. Los otros tres magistrados más antiguos del tribunal también se opusieron a la norma kirchnerista. En concreto, se opusieron a la ampliación del número de consejeros de 13 a 19, a su elección popular y a que la destitución de jueces se pudiese aprobar con mayoría simple, en lugar de los dos tercios de los votos necesarios en la actualidad.
El colectivo juvenil kirchnerista La Cámpora, que dirige desde las sombras el hijo de Fernández, Máximo Kirchner, difundió un comunicado con críticas a la declaración de “inconstitucionalidad de la ley de reforma del consejo, que impedía que los jueces se elijan a sí mismos, que los abogados se elijan a sí mismos, para luego elegirse entre ellos para ser jueces, y habilitaba a los argentinos a elegir ellos a los que iban a elegir a sus jueces”. Al final, La Cámpora ironizó: “Saludos chicos de almas puras y espíritus críticos, todo bien, ta todo tranqui, no pasa nada, un par de corporacioncitas en contra, no es nada del otro mundo, mejor sigan apuntando con el dedo para adentro o para el costado, siempre es bueno, hace falta, olvídense, es una reaccioncita nomás, tienen un poquito de poder, eso es todo, todo piola (simpático), ta todo bien”. Uno de los antiguos miembros de la Corte Suprema, Juan Carlos Maqueda, denunció que miembros de La Cámpora lo insultaron al ingresar a su domicilio. El Ministerio de Justicia prometió que investigaría el supuesto escrache.
En la oposición, el diputado radical e integrante del Consejo de la Magistratura, Mario Cimadevilla, reprochó al kirchnerismo por sus críticas al máximo tribunal: "Esta corte pasó de ser una corte ejemplar a una corte destituyente simplemente porque no le dio la razón". Sin embargo, el Gobierno y sus seguidores se cuidaron de no incluir entre sus recriminaciones las palabras “destituyente” o “golpista”, como en su momento habían tachado a los líderes agrarios que paralizaron Argentina con su cierre patronal en 2008. Aquel conflicto por una subida de impuestos a la exportación agrícola acabó cuando el Senado la desaprobó. Aquella fue una dura derrota del kirchnerismo, que después no volvió a insistir con el aumento tributario y al año siguiente perdió las únicas elecciones en diez años en el poder, unas legislativas. En agosto y octubre se celebrarán nuevos comicios para renovar el Congreso. La presidenta del colectivo de jueces, fiscales y abogados a favor de la reforma judicial, Justicia Legitima, María Laura Garrigós de Rébori, opinó que "finalmente modificarán la composición del Poder Judicial pero en un muy largo plazo".
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“los dolores que nos quedan, son las libertades que nos faltan”, a lo que le agregó: “Ayer nos dieron algún dolor, pero nos vamos a curar porque tenemos muchos remedios, buenos farmacéuticos, inyecciones y antibióticos”, ironizó Cristina K. |
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De: Quico º |
Enviado: 21/06/2013 13:07 |
“Más temprano que tarde vamos a poder votar”
Ah, síiiii y eso... ¿para cuando las gallinas meen?
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Cuando Cristina k . está librando la gran batalla contra unos medios de comunicación al servicio de laas minorías y contra un poder judicial , en las altas esferas corrompido y que no consulta los intereses de las mayorías ... y cuando dolida pero segura dice que :
“Más temprano que tarde vamos a poder votar”
El " revolucionario trosko " su enemigo desde que expropio la Repsol lo que dice es :
De: Quico º |
Enviado: 21/06/2013 08:07 |
“Más temprano que tarde vamos a poder votar”
Ah, síiiii y eso... ¿para cuando las gallinas meen?
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Será que se necesita ser uno muy inteligente para entender lo que escupe el maricón de Antella contra nuestra heroina del Sur .... que lucha por la dignificación de nuestros pueblos ? repito para quien si es cegatón y por ello grita y pone las letras grandecitas jajajajajajaj
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