Brasilia/AFP/TeleSUR
Redacción Internacionales
Pese
al llamado para nuevas manifestaciones callejeras, Brasil amaneció en
calma tras el pronunciamiento de la presidenta Dilma Rouseff, en el que
se comprometió a cumplir con las demandas exigidas.
La enviada
especial de teleSUR a Brasilia, Madeleín García, señaló que el viernes
no hubo manifestaciones, y que para este sábado estaba convocada una
protesta pero esta fue suspendida ya que se llevará a cabo un importante
juego de fútbol de la Copa de Confederaciones donde se enfrentarán
Brasil e Italia.
"Brasilia amanece en calma, no se esperan
manifestaciones (...) El mensaje de ayer de Rousseff llamando a la paz
llegó con buenos ojos", reseñó García.
Por su parte, Vladimir
Carrillo, enviado especial de teleSUR en Río de Janeiro (sureste de
Brasil) informó que tras las más recientes manifestaciones de protesta
ocurridas en esa ciudad, el ambiente en la calle es de calma.
La
presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, sostuvo en un mensaje a la nación
que la violencia que se ha suscitado en los últimos días en el país no
puede afectar las protestas democráticas que se han estado realizando.
"Los
que están en las calles quieren transformar las acciones pacíficas que
se venían realizando en una realidad violenta" y el "Gobierno de Brasil
no puede aceptar que una minoría perjudique al país", señaló durante su
alocución.
La dignataria afirmó que como “Presidenta tengo la
obligación de escuchar la voz de todos los sectores dentro de los
principios de la ley y el orden de Brasil; un país que luchó mucho para
ubicarse como una nación democrática”.
Manifestó que “con firmeza
vamos a continuar garantizando el derecho a la manifestación pero vamos
a mantener el orden del país, porque somos el Gobierno de todos, de los
que manifiestan y de los que no manifiestan”.
"Necesitamos
oxigenar nuestra política, que traiga instituciones más transparentes
(...), es la ciudadanía la que debe ser escuchada y no el poder
económico". Convocó a los jefes de los poderes públicos del país para
introducir mejoras en los servicios, una de las principales demandas de
las protestas pacíficas.
También precisó que recibirá a los
dirigentes de los movimientos sociales. “Necesitamos de sus
contribuciones, pensamientos y experiencias para avanzar hacia el
futuro”.
En tal sentido, indicó que “los que están en la calle”
generando acciones violentas “quieren cambiar esta realidad”. Sostuvo
que los manifestantes tienen la libertad de cuestionar y de exigir una
mayor calidad de vida” pero siguiendo las vías pacíficas.
Las
movilizaciones y protestas tuvieron como detonante el aumento de las
tarifas de transporte público en el país anunciado por la autoridades,
así como el rechazo al gasto público para la realización del Mundial de
Fútbol 2014.
Estas protestas que se desarrollaron,
principalmente, en las ciudades de Brasilia y Río de Janeiro, ubicadas
el sureste del país, lograron que la medida quedara sin efecto y los
pasajes regresaran a sus valores regulares.
Tras un
pronunciamiento conciliador de la presidenta Dilma Rousseff en la noche
del viernes, nuevas manifestaciones callejeras fueron convocadas en las
redes sociales para este sábado, sobre todo en Belo Horizonte y
Salvador, donde se disputan partidos de Confederaciones.
Las
propuestas de la presidenta incluyen una medida en curso de aprobación,
que debe ser votada por el Congreso: destinar a la educación el 100% de
los recursos de los royalties que el estado recibe del petróleo.
El
Movimiento Pase Libre de Sao Paulo (MPL), que desató el movimiento de
protesta contra el alza del precio del transporte hace casi dos semanas,
informó el sábado que mantendrá las movilizaciones.
Portavoces
de este movimiento habían indicado el viernes a medios locales que
suspenderían las convocatorias a protesta en rechazo a la violencia en
que derivaron algunas manifestaciones. También criticaron la virulencia
contra los miembros de partidos políticos que participaban de las
caminatas.
Para este sábado, las convocatorias de la furia en las
calles seguían: En Belo Horizonte, la tercera mayor ciudad en el
sureste de Brasil, fue convocada una manifestación que pretende
dirigirse al estadio Mineirao, donde se juega el partido por la
Confederaciones Japón-México.
"¿La Copa para quién?", denuncian los convocantes.
La ciudad anunció fuertes medidas de seguridad.
También
en Salvador de Bahia, noreste, se convocó una protesta coincidiendo con
el clásico Brasil-Italia, aunque por el momento no pretenden dirigirse
al estadio.
También están convocadas protestar este sábado en
otras 12 ciudades, incluidas Brasilia y Sao Paulo, contra la reforma
constitucional 37, que prevé retirar de las fiscalías públicas el poder
de investigación. Al percibir que esta cuestión ha sido levantada por
los manifestantes, que ven a la fiscalía como una actor contra la
corrupción, el Congreso aplazó esta semana la
votación.
"No nos sirve que aplacen, queremos que sea cancelada", proclama la convocatoria.
"La
presidenta se salió bien en su pronunciamiento. No fue arrogante, al
contrario, fue humilde aceptando que las voces de la calle tienen que
ser escuchadas", declaró el comentarista de O Globo, Merval Pereira,
habitualmente crítico del gobierno.
Las grandes protestas
callejeras en Brasil se iniciaron hace casi dos semanas contra un
aumento del precio del transporte público y continuaron en reclamo de
mejoras en la salud y la educación, contra la corrupción y los
millonarios gastos públicos en la Copa Confederaciones y el Mundial
2014. Esas manifestaciones son organizadas espontáneamente en Internet,
así como por grupos variopintos.
En el gigante del sur habrá
elecciones el próximo año y el Partido de los Trabajadores (PT) sigue
teniendo aceptación. Sobre esto, García comentó que aunque “es cierto
que hay problemas de salud también ha habido inversión social en los
últimos 10 años con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y ahora
con Dilma (Russeff)”.
Durante este período de gobierno unas 30
millones de personas fueron sacadas de la pobreza extrema y otras 20
millones conocieron la electricidad.