25 de junio de 2013, 03:23Por Anubis Galardy
Bogotá, 25 jun (PL) El parlamentario colombiano Ivan Cepeda, promotor de una alianza de la izquierda con vistas a las elecciones del 2014, valoró hoy como una experiencia atendible la del Frente Amplio de Uruguay.
Es una experiencia que merece atención, en la que sin perder su identidad política y formas de actuación, diversas corrientes convergentes se integraron en un frente con objetivos comunes, pero también con libertad y flexibilidad de asumir ciertas posturas, dijo Cepeda en declaraciones a Prensa Latrina.
A su juicio, en una izquierda tan diversa como la colombiana, vale estudiar esas iniciativas y buscar fórmulas en que la pluralidad y riqueza de matices constituyan nuestra mayor fuerza, aseveró.
Para Cepeda, la unidad de la izquierda no es solo un asunto de táctica electoral frente a los comicios de 2014, que se avecinan, sino, sobre todo, una de las condiciones fundamentales para que fructifique en Colombiauna transición política de doble carácter, hacia la paz y la democracia. Se trata del comienzo de una coyuntura en la que puedan resolverse contradicciones y atrasos estructurales, y fundar una nueva forma de tramitar los conflictos, abundó.
Ese fue el sentido de la carta que remitió el 12 de junio a la presidenta del Partido Polo Democrático, Clara López, al senador Jorge Enrique Robledo, a Piedad Córdoba (Marcha Patriótica) y a los voceros Carlos Lozano y Antonio Navarro, del Partido Comunista y el Movimiento Progresista, respectivamente.
A todos les pedí dar ese paso, subrayó.
La aspiración de construir una izquierda fuerte e influyente data en nuestro país de tiempo atrás, expresó, este no es el primer llamado que se hace a ese tipo de alianza.
Lo nuevo en estas circunstancias, añadió, es que si se llega a un acuerdo de paz, el papel de las fuerzas de izquierda debe ser definitivo.
Mi planteamiento ha sido que la izquierda y todas sus vertientes tienen que pensar en qué pasa si se firma un acuerdo de paz en La Habana, acotó.
De ser así vamos a requerir "un esfuerzo muy grande desde toda la sociedad para hacer una transición no solamente en el silenciamiento de los fusiles sino en la construcción de unas condiciones democráticas en todo el sentido de la palabra que permitan superar las causas del conflicto", argumentó.
Es la oportunidad de una transición en la que se pueda pasar no sólo de la guerra a la paz, sino al mismo tiempo, de una democracia formal y débil a la democracia real, adujo.
Democracia que implicará la eliminación del crimen político, que las mayorías excluidas tengan actuación y poder, que desaparezca el abismo entre el mundo rural y el urbano y se genere una estrategia socioeconómica que elimine la desigualdad, la pobreza y la miseria, enumeró.
Pero si ese momento de transición nos toma con una izquierda dividida, en medio de discusiones secundarias ante razones de imperativo histórico mayores, vamos a afrontar una situación en la cual las fuerzas democráticas no van a poder responder de manera eficaz a ese desafío, advirtió.
La mayoría de los convocados en su misiva respondieron favorablemente, "obviamente con matices", sustentó. Todos han dicho que se puede, que se debe fraguar la unidad de la izquierda.
Ahora hay que pasar a la acción y los hechos, manos a la obra, subrayó.
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