25 de junio de 2013, 12:00Por Marta Cabrales *
Santiago de Cuba (PL) A ocho meses del embate del huracán Sandy y uno para el aniversario 60 del asalto al cuartel Moncada, hombres y mujeres de esta ciudad dan celeridad al programa de recuperación tras el desolador panorama dejado por el ciclón y otras obras, a la altura del acontecimiento histórico.
En la madrugada del 25 de octubre, el fenómeno natural atravesó con fuerza devastadora la urbe y en apenas tres horas la convirtió en tierra arrasada.
Por ello, para las autoridades y la población de esta provincia oriental, conmemorar la importante efeméride encontró, en el cuadro terrible dejado por el huracán, un valladar que se ha enfrentado desde entonces con esfuerzo.
El empeño por arribar al 26 de julio con la urbe engalanada significa, ante todo, borrar en todo lo posible la huella devastadora de los vientos y restablecer la normalidad, con los ojos y la voluntad puestos en el propósito de ser dignos anfitriones.
Así lo amerita la celebración del acontecimiento que marcó el inicio de la última etapa en la gesta insurreccional cubana, cuando jóvenes revolucionarios liderados por Fidel Castro intentaron tomar ese bastión armado del tirano Fulgencio Batista.
En la medida en que avanzó la rehabilitación y aún con muchos problemas por resolver, sobre todo en la situación de las viviendas que recibieron la mayor afectación, se fue despejando el horizonte y acercando el anhelo de una meritoria celebración.
MÁS ALLÁ DE LOS MUROS AMARILLOS
Son muchos los visitantes que tras ver la urbe días después del meteoro se asombran al apreciar la transformación en este lapso y, fundamentalmente, las obras constructivas, de remozamiento y remodelación del área monumental 26 de julio, con la que fuera segunda fortaleza militar del país como eje.
El enclave recibe los beneficios de esas faenas, que rebasan ese perímetro para alcanzar otros tres ámbitos, dos de ellos vinculados a aquella acción: el Palacio de Justicia y el actual Parque-Museo Abel Santamaría.
En las cercanías se reparan viviendas de madera que pertenecieron a oficiales del Moncada y un recinto se transforma para acoger la galería de gran formato Arte soy, en alusión a un verso de José Martí, considerado como el autor intelectual de la acción heroica.
Esta obra dotará a la ciudad de un espacio para exposiciones de artes plásticas de notables dimensiones.
La Oficina del Conservador de la Ciudad y numerosas empresas estatales emprenden estas labores en sitios que ostentan la condición de Monumentos Nacionales y en cuyo entorno serán beneficiados también dos hospitales, materno y oncológico, un policlínico, una clínica estomatológica y un círculo infantil.
En el cementerio Santa Ifigenia, donde se encuentra el Mausoleo a José Martí, se ejecutan también trabajos de mejoramiento, incluidos una gran explanada frontal, que posibilitará significativas ceremonias, y las obras de drenaje en una zona baja de habituales inundaciones.
Muy cerca, las nuevas viviendas del reparto San Pedrito, preterido en la etapa pre-revolucionaria, simbolizan el esfuerzo por el desarrollo social y el bienestar humano.
Los alrededores de la emblemática Plaza de Marte son otro de los vórtices de estas obras y tienen como punto focal el hotel Rex, sitio de hospedaje de varios de los asaltantes al Moncada.
Nuevas unidades gastronómicas y de servicios entraron en funcionamiento en días recientes y continuarán haciéndolo en los próximos.
Áreas verdes remozadas y otras acabadas de plantar, nuevas señalizaciones del tránsito, mejoramiento con asfalto de calles y avenidas, grandes banderas cubanas y esculturas monumentales en sitios muy concurridos se integran igualmente a esta vorágine por hacer más agradable la ciudad.
TITANES EN UNA PLAZA
En medio de limitaciones con los recursos materiales y financieros, las inversiones en marcha favorecen también a centros del sistema sanitario, en pos de una atención superior en un servicio de tanto alcance humano.
La atmósfera de trabajo y patriotismo impregna el espíritu de los artistas santiagueros, de lo cual es una muestra la galería de arte abierta en el cardiocentro que atiende a pacientes del Oriente cubano.
Unos 20 creadores donaron sus piezas como gesto que saluda la fecha histórica en la urbe.
La inminencia de la edición 33 del Festival Internacional del Caribe, del 3 al 9 próximos, es otro acicate que mueve a las gentes de la ciudad.
El teatro Heredia, una de las sedes principales y escenario fundamental de la vida cultural citadina, está listo después de una reparación general a raíz de desastre ocasionado por las violentas ráfagas de Sandy.
Justamente a la fachada del coloso acaba de nacerle el relieve escultórico con el rostro del Comandante de la Revolución Juan Almeida, una enorme estructura del artista Enrique Ávila que llena de orgullo a los lugareños porque se trata de uno de los atacantes al Moncada y uno de los líderes más entrañablemente queridos.
Con su sombrero alón, en una imagen de los primeros días tras el triunfo insurreccional proclamado al mundo desde esta urbe, el Primero de Enero de 1959, Almeida se yergue a pocos metros de la figura ecuestre del Lugarteniente General del Ejército Libertador, Antonio Maceo.
En la Plaza de la Revolución, presidida por la imagen del llamado Titán de Bronce, están en su fase final los trabajos de remozamiento que le devuelven el esplendor tras más de dos décadas. También desde este entorno sagrado brota la fuerza con que se enfrenta la furia del huracán.
*Corresponsal de Prensa Latina en Santiago de Cuba.
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