El Mayor General José Marcelino Maceo Grajales, nació el 2 de febrero de 1849, en la Finca la Delicia, Majaguabo, en San Luis, Oriente. Participó de manera muy destacada en las tres guerras por la independencia de Cuba en el siglo XIX. Por eso se convirtió en símbolo y leyenda entre los combatientes cubanos quienes lo denominaban por su arrojo y valentía como el León de Oriente.
Era muy querido por su hermano Antonio y él, a su vez, lo adoraba y defendía con pasión. José Martí sentía por él una gran devoción, confianza y admiración al igual que el General Máximo Gómez.
Hombre noble aunque de disciplina férrea, el general José poseía altos principios éticos y morales. De una lealtad a Cuba insuperable. Presumido al vestir, alto de estatura, con gran sensibilidad musical, muy sincero y con gran amor hacia las personas que le rodeaban, gagueaba cuando se molestaba.
Muchas cosas extraordinarias pudieran contarse sobre su hermoso historial patriótico y combativo a favor de la independencia cubana, su intransigencia revolucionaria demostrada en su participación en la Protesta de Baraguá, su sentido de la amistad, la preocupación por la unidad entre las filas insurrectas, así como su amor y respeto a la familia y particularmente hacia su madre Mariana Grajales. Pero con motivo del 117 aniversario de su caída en combate, ocurrida el 5 de julio de 1896 , abordaremos, por su trascendencia internacional, su destierro en España desde junio de 1880 hasta octubre de 1884. Para ello nos valdremos como fuente principal de su voluminoso Expediente inédito como deportado político, localizado por el autor durante sus investigaciones en el Archivo Histórico Nacional de Madrid.
Sin lugar a duda, de todos los patriotas cubanos que sufrieron prisión y destierro en la Península y otros enclaves coloniales del imperio ibérico en África: Ceuta, Melilla, Chafarinas, Fernando Poo y Mahon, entre otros, el caso que más trascendió fue el de José Maceo, debido a su prestigio y al escándalo internacional que provocaron su fuga desde Cádiz, en agosto de 1882, y su detención en Gibraltar con la complicidad de las autoridades británicas en dicho territorio.
Traicionado al final de la Guerra Chiquita luego de haberse acogido a un Pacto firmado con el general Pando, del ejército español, en Guantánamo, el 2 de junio de 1880, en presencia de los Cónsules de Inglaterra y Francia, fue apresado en altamar por orden del gobernador general de la Isla y enviado en calidad de prisionero a Puerto Rico y de allí a la Península.
El 23 de junio del propio año llegó a Santander, España, desde donde fue conducido junto a su hermano Rafael Maceo (Cholón) con sus respectivas esposas e hijos a Cádiz, en tránsito hacia Chafarinas. En este último lugar murió su hermano Rafael, en mayo de 1882, según consta en carta de José al Ministro de Ultramar, fechada el 2 de junio de dicho año. En esas condiciones se encargó de cuidar y velar por la viuda y sus sobrinos. Su otro hermano Felipe Regüeiferos Grajales había sido enviado a la Fortaleza Isabel II en Mahón, Isla Menorca, Baleares. Para esa fecha Antonio Maceo estaba con su esposa María Cabrales en Honduras y su madre Mariana Grajales con otros familiares residían en Jamaica.
En Chafarinas, José Maceo permaneció hasta el 24 de julio de 1882, fecha en que salió con destino a Ceuta. En tránsito hacia su destino, José pasó por Málaga y el 12 de agosto arribó a Cádiz con su familia, acompañado por un inspector y un agente del orden público. Una vez en esa ciudad, solo tres días le bastaron para dar los toques finales a un plan de evasión que, al parecer, ya gestaba.
En la noche del 15 de agosto de 1882 burló audazmente a sus custodios y escapó de modo espectacular. La noticia corrió de inmediato y el pánico se apoderó de las autoridades españolas. En telegrama cifrado No. 672, del día siguiente, el gobernador general de Cádiz comunicó al Ministro de Ultramar:
"Se han fugado a las once y media de la noche anterior el deportado cubano D. José Maceo y su familia que se hallaban en esta procedentes de Chafarinas, para su conducción a Ceuta, burlando la vigilancia del Inspector y Agente de orden público de Mico de Málaga encargados de conducirlo a su destino. A pesar de vivísimas gestiones hasta ahora se ignora su paradero, presumiendo se hayan embarcado en algún bote para Gibraltar o en buque extranjero surto en la bahía" (...)
El 18, el gobernador de Cádiz dirigió al Ministro de Ultramar un informe más detallado sobre la fuga, así como las medidas adoptadas para su detención. En una de sus partes, dice: "ordené las más activas diligencias para la detención de Maceo, y de acuerdo con los Cónsules fueron reconocidos todos los barcos españoles y extranjeros surtos en la bahía, sin que hasta ahora hayan dado resultado alguno favorable mis gestiones. Además de telegrafiar a varios Gobernantes, lo he hecho a los Cónsules de Gibraltar y Lisboa para que reconozcan los buques que salieron de aquí aquella noche."
Mientras tenían lugar estas comunicaciones, medidas y contramedidas gubernativas, el general José Maceo había llegado a Tánger (Marruecos), el 17 por la mañana, y el 20, en horas de la tarde, a Gibraltar, donde pensaba solicitar asilo político y refugiarse bajo el pabellón británico. Pero las autoridades coloniales inglesas de ese territorio, puestas de acuerdo con el Cónsul de España, lo entregaron inmediatamente a la policía española.
Cuando Maceo y sus compatriotas se encontraban ya en poder de esta última, desde Algeciras, un telegrama oficial fechado el 21, a las 02:30 horas, también comunicaba al Ministro de Ultramar.
"El Comandante General a los Ministros de Guerra y Gobernación. Urgente. En virtud de las disposiciones tomadas por mí y puesto de acuerdo con el Cónsul de España en Gibraltar a las 7 de la tarde se ha conseguido efectuar en La Línea Española la importante captura del deportado cubano Maceo y los de la misma clase Castillo (José Rogelio Castillo) y Rodríguez (José Celedonio Rodríguez) que lo acompañaban con sus esposas e hijos".
El 25 de agosto de ese mismo año de 1882, por orden del Ministro de Ultramar, el comandante general del Campo de Gibraltar informó desde Algeciras: " A la una y media de hoy y en el vapor correo ha salido para Ceuta conducido por la guardia civil y en cumplimiento de su orden de ayer el deportado cubano José Maceo".
Terminaba así, luego de cinco días de persecución, el dramático episodio. La responsabilidad y complicidad británica quedó suficientemente demostrada en numerosos partes e informes que aparecen en el mencionado Expediente utilizado como deportado político de José Maceo. En carta de José a su hermano Antonio Maceo, fechada el 21 de septiembre de 1882, en la prisión del Monte Hacho, en Ceuta, al referirse a su fuga y captura le manifestó:
Te participo que el 15 de agosto me fugué de la Provincia de Cádiz con Cecilia (esposa de José), Lola, Elizardo(hijo de José) y la hija de Lola, dos cubanos más y yo. Salimos en un barquito y llegamos a Tánger, de ese lugar marchamos a Gibraltar llegando el 20, es una posesión que tienen los ingleses por acá. La policía inglesa nos entregó al Gobierno español en La Línea punto que divide el territorio inglés del español, sin embargo que le manifestamos que éramos políticos y que no debían de entregarnos toda vez que nos íbamos a refugiar á aquel lugar, pues llegamos en hora que la ley nos favorecía, pues a las 4 y media de la tarde llegamos y á las seis es el cañonazo que se tira para cerrar la Plaza y sin embargo de que a las seis y media es la hora de cerrar la plaza á nosotros no deberían tocarnos esa ley toda vez que llegamos a pedir refugio. Yo no he podido hacer mi reclamación al Gobierno inglés por haber sido imposible, pero si Uds. pueden hacer algo en mi obsequio háganlo pues es una injusticia que se nos ha hecho.
A partir de ese momento, José Maceo inició una muy importante campaña para denunciar la traición de las autoridades españolas cuando lo detuvieron en altamar luego de haber firmado un Pacto solemne en Guantánamo que le permitía viajar libremente hacia Jamaica. Igualmente denunció enérgicamente en cartas y publicaciones en numerosos medios de la prensa escrita todo lo ocurrido en Gibraltar cuando fue entregado por las autoridades inglesas en ese territorio.
En esos fines reveladores de su capacidad política y principios elevados tuvo la ayuda eficaz y solidaria del patriota y periodista Juan Gualberto Gómez quien residía en Madrid como desterrado político y había estado tambien detenido en Ceuta. Incluso llegó a visitarlo en alguna de las prisiones, como puede corroborarse en 32 cartas de José Maceo dirigidas a Juan Gualberto Gómez desde 1882 hasta 1884.
El doctor Emeterio Betances, patriota puertorriqueño amigo de Cuba, realizó también una enorme campaña de prensa desde París a favor de Maceo y sus compatriotas. También José Martí con otros cubanos entre los que se encontraban Cirilo Villaverde, el Marqués de Santa Lucía y Plutarco González trataron de crear comités y recaudar fondos en Estados Unidos y Jamaica para influir, en el gobierno inglés, en la cuestión llamada de derecho de asilo en el incidente José Maceo y familia, Castillo y Rodríguez.
Por otra parte, ante el temor de que pudiera volver a fugarse, a José Maceo lo trasladaban constantemente de prisión. Para tener una idea de ello y de lo terrible de su cautiverio, ofrecemos en orden, desde su llegada a la Península hasta su arribo a Jamaica, su periplo como deportado: Santander, Cádiz (1880); Chafarinas (1880-1882); Málaga, Cádiz, Tánger, Marruecos; Gibraltar, Algeciras, Ceuta (1882), Ciudadela de Pamplona, Estella (1883); Castillo de Santa Bárbara, en Alicante (1883-1884); Palma de Mallorca (1884); Lazareto de Argel, París, Nueva York y Jamaica (fines de 1884).
En el Parlamento de Gran Bretaña se debatió bastante sobre el incidente y en favor de Maceo estuvo James O‘Kelly quien había entrevistado a Carlos Manuel de Céspedes al principio de la Revolución de octubre de 1868. Muy interesados en esos debates a favor de Maceo y sus compañeros estuvieron Federico Engels y Carlos Marx como bien puede corroborarse en los siguientes fragmentos de dos cartas del primero a Marx , fechadas el 1 y 11 de noviembre de 1882, donde le dice al respecto: "(...) Gran planche para Gladstone and Co. el breve debate de ayer por la entrega de Maceo desde Gibraltar(...)"
"(...) El asunto de Gibraltar está cada vez más podrido: no solo la policía sino también un magistrado, un juez ordenó que se efectuara la entrega; ¡el gobernador leyó la noticia en el diario y no hizo nada! (...)"