03 de julio de 2013, 23:21San Juan, 3 jul (PL) La tenista puertorriqueña Mónica Puig se ha convertido en un oasis para sus compatriotas, en medio de la crisis económica y social que sacude al país, tal como quedó demostrado hoy en un encuentro con los periodistas.
La jugadora de 19 años, que llevó la bandera nacional hasta las canchas del torneo de Wimbledon, Inglaterra, dio una extraordinaria demostración hasta caer vencida el lunes frente a la raqueta de la estadounidense Sloane Stephens.
Durante una rueda de prensa en la sede del Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR), Puig agradeció las muestras de simpatía de su pueblo y prometió "seguir poniendo en alto la bandera de Puerto Rico y luchando por mi sueño, que es ser la número uno del mundo".
La joven tenista fue recibida hoy por el gobernador Alejandro García Padilla y su esposa Wilma Pastrana en La Fortaleza, mansión ejecutiva en el Viejo San Juan, donde le entregaron la enseña monoestrellada boricua.
Puig, posesionada 65 en el escalafón mundial de la Asociación de Tenis de Mujeres (WTA, siglas en inglés), se prepara para participar este verano en el US Open.
Decenas de sus admiradores han manifestado por medio de la prensa la preocupación de que ella sea seducida por el dinero para que juegue bajo el palio de Estados Unidos, en lugar de representar internacionalmente a su patria puertorriqueña.
No se trata esto de una preocupación infundada, ya que en la década de los 80 del siglo pasado, tras pasar al profesionalismo, algo similar ocurrió con la tenista boricua Beatriz "Gigi" Fernández, quien terminó representando a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos Barcelona 1992 y Atlanta 1996, lo que nunca le ha sido perdonado por la mayoría de los puertorriqueños.
Pero ese no parece ser el caso de Mónica Puig, quien con frecuencia denota su amor por la patria puertorriqueña y su bandera.
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