07 de julio de 2013, 00:10Por Pedro Rioseco
Quito, 7 jul (PL) Al lado del Árbol de la Vida donde reposan sus cenizas y la Capilla del Hombre que reúne su homenaje a los pobres de la Tierra, el inmortal ecuatoriano Oswaldo Guayasamín celebró su 94 cumpleaños junto a unos mil admiradores.
Desde el mediodía de ayer comenzó el homenaje en que sus familiares, intelectuales, artistas, hombres y mujeres del pueblo depositaron flores en el árbol que guarda en sus raíces las cenizas del Pintor de Iberoamérica y su entrañable amigo Jorge Enrique Adoum.
La jornada incluyó la inauguración de una exposición del pintor cubano Luis Alberto Saavedra en homenaje al Maestro, con una colección de sus Musigallos en la Casa Museo, presentada por Berenice Guayasamín y muy elogiada por los asistentes.
Ya en la noche, las palabras de Oswaldo Guayasamín cuando recomendó a sus descendientes que dejen una luz encendida porque siempre va a volver se hicieron realidad una vez más, con un espectáculo artístico digno de su aniversario.
El Ballet Nacional de Ecuador, bajo la dirección de Rubén Guarderas, presentó una coreografía de su propia autoría que refleja las distintas etapas en la pintura de Guayasamín: Huaycañan o el Camino del llanto, la Edad de la Ira y la Edad de la Ternura.
Nombrado miembro de honor de la Fundación por su presidente, Pablo Guayasamín, y respaldado por el aplauso del público, Guarderas y el elenco de bailarines brindaron un espectáculo de primer nivel internacional.
Utilizando por primera vez escenarios en cuatro niveles, el Ballet Nacional presentó una coreografía en el césped al lado del Árbol de la Vida, otra para verla desde las rampas en el patio de la Capilla, y las dos últimas en la entrada del segundo piso y finalmente en el piso de rocas que rodea la llama eterna.
La imagen de la explotación indígena por los conquistadores, la rebeldía, la ternura y el amor fueron transitando al ritmo ininterrumpido de canciones que marcaron el paso de una a otra etapa del pintor, con demostración de fuerza, elegancia y destreza de los bailarines.
Guayasamín se mostró presente en su 94 cumpleaños, rodeado del pueblo a cuya historia de luchas, tragedias, desencantos, esperanzas y finalmente ternura dedicó su enorme obra y su fecunda vida.
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