Cuba libre y soberana. ¡Por siempre!
|
"La bandera más bella que existe" |
|
Por Eduardo
Tengo un amigo, que más que amigo es mi hermano. Una de las tantas razones que nos han unido, a lo largo de años de amistad, es la pasión por la historia, y el amor infinito a Cuba y todo lo que tenga que ver con nuestra nacionalidad. Mi amigo es de aquellas personas a las cuales casi nada logra sacar de sus casillas. Sin embargo, una tarde indignado me comenta, - Compadre, he acabado de entrar a un blog que proclama nada más y nada menos que la anexión de Cuba a España. Y agregó, - Pon en Google, Cuba Española y lo verás aparecer. Posteriormente me relató que había leído en el blog de marras, un relato mentiroso y tergiversador acerca del Generalísimo Máximo Gómez, y que a pesar de su costumbre de no dejar comentarios en los blogs de Internet, no pudo dejar de responder, ante tantas infamias que en ese sitio se vertían sobre la figura de uno de los indiscutibles Padres Fundadores de nuestra nación.
El trabajo posteriormente, no me permitió acceder al susodicho sitio hasta hace algunos días. Tengo que confesar que ya nada me sorprende en cuestiones de blogs contrarrevolucionarios, pero este, en honor a la verdad le puso la tapa al pomo. El slogan de la página proclama que “ha sido diseñado para poner las verdades que los historiadores nos han ocultado sobre Cuba – España y promover la Comunidad Autónoma de Cuba, la número 18”. El autor se identifica como José Ramón López Morales. Según sus propias palabras, nació en Caimito del Guayabal, en la desaparecida provincia Habana, y vivió en ella hasta que graduado de Veterinaria en el entonces ISCAH, se convirtió en Marielito, y fue a parar al Miami de sus sueños de entonces. Ahora sueña con que Cuba retorne a la Madre Patria. Evidentemente Cuba no merece que sobre su suelo nazcan apátridas como el autor de ese blog.
El sitio, que proclama una visión edulcorada de la relación entre Cuba y su antigua metrópoli, es hasta intelectualmente errado en muchos de sus post. En la versión de hoy 8 de junio expone por ejemplo, que la rumba flamenca es de origen cubano. Es evidente que el autor del artículo no ha leído las obras de Don Fernando Ortiz, Argeliers León y Rogelio Martínez Furé, en las cuales se relata como la rumba cubana, nacida en las zonas portuarias de la Habana, Cárdenas y Matanzas, se origina a partir de la simbiosis de la rumba andaluza, traída de España fundamentalmente por los Negros Curros llegados de Andalucía, con los toques de origen africano, y sobre todo con los instrumentos de percusión heredados del Continente Negro. Muchos investigadores coinciden en que la rumba andaluza, y su posterior derivada, la rumba flamenca, es el resultado de la simbiosis de la fusión entre los ritmos moriscos introducidos por la dominación árabe de la península, con la música de origen celta de los antiguos pobladores de la provincia romana de Hispania.
No es mi intención negar la influencia posterior de la música de la isla, en la música de la península y del resto del mundo incluyendo los Estados Unidos. Un ejemplo de ello lo constituye el caso de la Habanera. Ese género nacido en la Habana, prácticamente ha desaparecido de la isla, sin embargo, continúa cultivándose fundamentalmente en Cataluña. Pero el ajiaco cubano, al decir de Don Fernando, se originó en base a tres troncos raigales, el español, el de origen africano, y el chino. Tampoco es despreciable la influencia en la cultura cubana de otras etnias como la árabe o la hebrea.
Pero como me he propuesto no extender la hechura de mis artículos, me dedicaré básicamente a refutar la idea de una Cuba autonómica, y demostrar que no es posible revivir un cadáver político que falleció hace ya más de un siglo. Quizás fuese para el autor más viable afiliarse a las filas de los neo anexionistas, que sueñan con el surgimiento de Havami, que tratar de ganar adeptos para su causa autonómica. Cuando uno aprecia cuales son los blogs favoritos del señor López Morales reconoce enseguida los de la autoría de algunos de los más connotados contrarrevolucionarios como Oscar Elías Biset, o Zoe Valdés, y eso es una señal clara que ideológicamente al caballero le da lo mismo que sea España, o los Estados Unidos, lo que él no necesita es una Cuba Libre y Soberana. Pero como se proclama seguidor de las ideas del Partido Liberal Autonomista, que era el verdadero nombre de esa organización, no “Autónomo” como aparece escrito en el blog, no me queda más que recordarle que el mismo surgió en 1878 con una membresía que provenía fundamentalmente del sector secundario de la burguesía local, el agro - manufacturero. Eran aquellos que no habían podido competir con la alta clase burguesa a la hora de dar el “vuelco tecnológico” necesario para un desarrollo capitalista efectivo.
Su membresía se concentró fundamentalmente en Matanzas y las Villas, sin embargo nunca fue una ideología “de masas”. De acuerdo al libro de la investigadora cubana Mildred de la Torre, “El autonomismo en Cuba”, esta corriente comenzó su trayectoria con una base realmente exigua y terminó su existencia en condiciones lacrimosas. En el período de 1878 a 1886 el Partido Liberal Autonomista llegó a alcanzar una membresía de 1609 miembros. Sin embargo entre 1892 y 1895 sus filas se redujeron a solo 259 miembros. Si algo positivo se debe reflejar a favor de los autonomistas es el favorable impacto que tuvieron las críticas de sus principales dirigentes Eliseo Giberga, Rafael Montoro, y José María Gálvez al gobierno colonial de la isla. Su principal propuesta política era el gobierno autonómico, lo cual debe interpretarse como que España considerase a la isla como una región con leyes especiales, de acuerdo con sus necesidades y colaborando con el presupuesto general hispano en la medida que las leyes así lo estableciesen.
El gobierno propuesto por el Partido Liberal Autonomista, incluía la figura del Capitán General como representación del Reino de España, un Gobierno con un Presidente a la Cabeza, el cual nombraría un gabinete para ejercer funciones de ejecutivas, y una Asamblea de Representantes bicameral. Una de las cámaras sería conformada con miembros electos dentro de la isla, y la otra con miembros seleccionados por la metrópoli, constituyendo ambas el legislativo antillano. Sin embargo la facción integrista encabezada en Madrid por Cánovas del Castillo, y en Cuba por los miembros del Partido Unión Constitucional, se opusieron ferozmente a la idea de una Cuba autonómica. Consideraron esta variante de gobierno como una forma velada de independentismo, una idea extraña, que la España semifeudal, heredera del espíritu de Torquemada y los Tercios de Flandes no podía permitir.
Los autonomistas nunca incluyeron en su proyecto la independencia nacional, y su programa de hecho frenaba la creación de un Estado Nacional del pueblo cubano. El Partido Autonomista fue para Martí “el Partido de la equivocación permanente”. A fines de 1897, con la llegada del Capitán General Ramón Blanco a Cuba, en sustitución del criminal de lesa humanidad Valeriano Weyler, se implantó al fin el Gobierno Autonómico, con José María Gálvez como Presidente del Gobierno. El mismo a pesar de sus significativos esfuerzos por encabezar la nación, estaba condenado al fracaso en la fecha en que se constituyó. En 1898, después de tres años de cruenta guerra nacional liberadora, la disyuntiva se debatía entre la creación de un Estado Nación y una forma más o menos encubierta de mantener el obsoleto régimen colonial. Como dice el historiador Eduardo Torres Cuevas, el autonomismo “llegó tarde”. Cuando arribó al gobierno, habían transcurrido treinta años de dura lucha, donde se derramaron ríos de sangre, para que este país no fuera colonia de nadie, ni aún de aquellos que disfrazándose de amigos usurparon posteriormente la libertad de la Patria.
Aunque me he extendido un poco, no puedo dejar de señalar dos últimos temas. El primero es que el blog del señor José Ramón López Morales, propone una nueva bandera en sustitución de nuestra enseña nacional, con la supuesta justificación de que nuestro pabellón patrio fue un día la insignia de los aquellos que buscaban la anexión a la unión americana, y que por tanto no deja de ser posible un cambio de bandera sin que ello constituya un trauma nacional. Lo del origen anexionista de la Bandera de la Estrella Solitaria, no deja de ser cierto, pero cuando Joaquín de Agüero protagonista del primer alzamiento independentista de nuestra historia en el Camagüey heroico, la asumió como su estandarte y posteriormente los camagüeyanos y villareños en el 68 se levantaron con ella en armas, dejó de ser la flama de una idea para convertirse en el símbolo de una nación. Nuestra bandera es un tesoro sagrado de la Patria y no admite cuestionamientos de ninguna clase. Que hable por mí el poeta egregio que en su verso inmortal pedía que “al cubano que en ella no crea, se le debe azotar, por cobarde”.
Y por último, manifiesta la idea de que muchos cubanos están solicitando la nacionalidad española, y que esto constituye una señal de que a los cubanos les importa un bledo el país al cual pertenezcan. Primeramente, a muchos nacidos en la isla, ni siquiera nos pasa por la cabeza solicitar la ciudadanía española, aunque seamos descendientes directos de españoles. Y no deja de ser cierto de que muchos cubanos están adquiriendo la ciudadanía española, pero eso nada tiene que ver con el hecho de que esos compatriotas no se sientan cubanos. Sencillamente es una vía que han encontrado, de emigrar en condiciones seguras, y mejorar sus estándares de vida, toda vez que es innegable que la ciudadanía española les otorga ventajas de excepción de visado, y con ello una entrada en calidad de ciudadano español y europeo, a todos los países de la Unión Europea. Ahora bien, conozco varios casos, inclusive amigos cercanos, y ninguno que conozca quiere dejar de ser ciudadano cubano, ni han renunciado a la posibilidad de residir al menos temporalmente en la isla con todos su derechos ciudadanos en pleno.
El pueblo cubano ama a España y al pueblo español. Cuando la Roja juega, todos la seguimos como si fueran nuestras, de los cubanos, las hazañas de Xavi, Iniesta, Puyol, Cazorla, Casillas, o Piqué. Muchos cubanos lucharon defendiendo la República Española de la reacción franquista. Muchos españoles lucharon, como el General Miró Argenter, en las tropas mambisas en contra del gobierno colonial. El pueblo cubano en su grandeza moral, aunque no ha olvidado, no ha permitido que su alma nacional se haya oscurecido con crímenes como la Reconcentración de Weyler. Por sucesos mucho menos traumáticos que ese episodio horroroso, hay etnias que se odian hasta el final de los tiempos. Sin embargo, y en ello lleva parte importante la prédica del Apóstol, el pueblo cubano siempre supo distinguir entre el feroz gobierno colonial, encabezado por la retrógrada oligarquía monárquica hispana, y el pueblo humilde y trabajador, de donde vinieron a hacer las Indias, muchos de nuestros padres y abuelos. Pero ningún cubano digno de la Patria que lo vio nacer desea ver nuevamente a Cuba, como un apéndice de cualquier naturaleza, unido a nuevas y antiguas metrópolis.
En 1826, como resultado de su participación en la conspiración independentista Rayos y Soles de Bolívar, salió desterrado de Cuba el inmortal bardo José María Heredia. Embarcó por el puerto de nuestra ciudad, y el mismo relata que al ver en la distancia al Pan de Matanzas, último punto de la geografía cubana, de la cual se alejaba en raudo velero, le brotó la inspiración de su inmortal “Himno del Desterrado”. Quiero dedicar sus estrofas finales al señor José Ramón López Morales.
¡Cuba! Al fin te verás libre y pura
como el aire de luz que respiras
cual las olas ardientes que miras de tus playas
la arena besar.
Aunque viles traidores le sirvan.
del tirano es inútil la saña,
que no en vano entre Cuba y España
tiende inmenso sus olas el mar