01 de agosto de 2013, 11:03Por Mario Esquivel
Caracas, 1 ago (PL) Terroristas confesos, golpistas y figuras vinculadas al paramilitarismo, todos viejos actores de la subversión en Latinoamérica, se suman hoy en nuevos planes que consideran el magnicidio del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
El connotado terrorista Luis Posada Carriles, el golpista hondureño Roberto Micheletti y el expresidente de Colombia Álvaro Uribe figuran entre los mencionados por las autoridades venezolanas de seguridad como vinculados a intentos de eliminación física del mandatario.
De acuerdo con la Operación Carpeta Amarilla de la inteligencia venezolana, una de las fechas escogidas para atentar contra la vida del mandatario habría sido el 24 de julio pasado -día de actos públicos con motivo del natalicio del Libertador Simón Bolívar-, pero esta decisión fue abortada finalmente.
Oportunas denuncias públicas alertaron de los intentos y llevaron a los terroristas a desistir de su propósito al considerar que había fugas de información en sus estructuras.
El ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez, reveló proyectos fraguados en el extranjero -Bogotá y Medellín (Colombia), Panamá, Miami (Estados Unidos)- desde principios de abril último con el objetivo de desestabilizar el escenario nacional y atentar contra Maduro.
Además de las figuras mencionadas, surgió como un nuevo actor Eduardo Macaya Álvarez, nacido en Cuba y dueño de un negocio de bienes raíces en Miami.
Su historial lo muestra como participante directo de grupos terroristas como el denominado Comando de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU) y Omega 7.
Unido a ello, es sospechoso de haber participado en el asesinato del funcionario diplomático cubano en Naciones Unidas, Félix García, en septiembre de 1980.
Rodríguez, quien es además jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), adelantó que las informaciones obtenidas muestran recursos por 2,5 millones de dólares para el financiamiento de los planes contra Maduro.
Esta opción gana terreno ante la consolidación del gobierno, apoyado en un nuevo esquema de gestión pública a lo interno y acciones de relevancia en el plano internacional.
Armas, logística y fechas fueron temas mencionados en conversaciones telefónicas respecto a un eventual ataque con el estadista venezolano como objetivo, ahora con un plazo posterior a la segunda quincena de agosto, añadió Rodríguez.
El escenario considerado es el gobierno de calle, tomando en cuenta el elevado nivel de exposición del mandatario por sus actividades y el contacto directo con la población.
Frente a esa coyuntura, Rodríguez ratificó que los servicios de seguridad velarán por la integridad del pueblo y el Presidente de Venezuela.
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