Fueron 12 meses que le robaron unos mentirosos que, al parecer, se concertaron para impedir que ella saliera de la cárcel donde estaba recluida por haber vendido su voto para que Álvaro Uribe se pudiera reelegir. En ese acto participaron hombres del convicto parapolítico Luis Alberto Gil, de quien Yidis acababa de revelar sus nexos con el paramilitarismo. Y agentes del DAS aupados por la inolvidable directora María del Pilar Hurtado, tan próxima al entonces presidente de la República.
La tenebrosa historia de un proceso inventado de principio a fin, pese a lo cual un juez condenó a la exrepresentante Medina a 32 años de cárcel por secuestro, empezó en el programa De frente, de la Televisión Regional de Oriente (TRO), el 23 de agosto de 2007, en pleno auge de las denuncias de Yidis contra miembros del alto gobierno.
Quien fungía como entrevistador era Álvaro Alférez, y su invitado del día fue Ricardo Sequea, exsecretario de Hacienda de Barrancabermeja. Ambos eran cercanos a Gil y a su movimiento de mala reputación, Convergencia Ciudadana. Sin ton ni son, Sequea resultó acusando a Yidis de haberlo secuestrado siete años antes, junto con guerrilleros del Eln. En el hecho, que sí había ocurrido en el año 2000, la propia Yidis había sido retenida al tiempo con Sequea. En ese momento se formularon las quejas correspondientes, pero ni él ni otras personas que la guerrilla plagió durante algunas horas mencionaron a Medina más que como otra víctima. Nada de esto, ni los años transcurridos, llamaron la atención del fiscal del caso. Tampoco del procurador y menos del juez. Por el contrario, le dieron plena credibilidad a Sequea, aunque su hoja de vida no era muy edificante: había pasado por varios procesos judiciales y por una sanción de inhabilidad para ejercer cargos públicos, según reportes de prensa.
El montaje tuvo desarrollo. A los pocos días de puesto al aire el programa, la fugitiva Hurtado convocó a una rueda de prensa. A las instalaciones regionales del DAS llegó el fotógrafo Jesús Villamizar, también de Barrancabermeja. Delante de cámaras y micrófonos aseguró que tenía tres fotografías de Yidis con miembros de las Farc y del Eln. Pretendía, desde luego, terminar de hundir a la mujer gracias a la cual la historia de Colombia podrá registrar el torcido procedimiento que se usó para aprobar la reelección presidencial. El juez también le dio crédito a Villamizar, no obstante que después de soltar su “chiva” indicó que las fotos no existían porque él mismo las había destruido para no correr peligro.
Pero para que la obra teatral tomara vuelo hacía falta un toquecito. El abogado del presidente, cuyas declaraciones eran recogidas sin contrapreguntas por los periodistas, pidió que Yidis —a la que se refería con desprecio como “una loca”— fuera investigada por “extorsión, fraude procesal, falsedad y secuestro, y no por el delito de cohecho”, de acuerdo con el registro de la revista Semana.
Con tal presión, los 32 años que le impusieron a Medina les parecieron poca cosa a sus enemigos. Sin embargo, a todo el mundo le llega su Nochebuena. Ayer, tres respetables magistrados del Tribunal Superior de Bucaramanga (de esos que cada vez escasean más en las cortes) revocaron la decisión por secuestro contra Yidis y ordenaron su libertad. No podemos decir que por fin se ha hecho justicia porque falta investigar las conductas de los protagonistas materiales e intelectuales de esta farsa ¿Lo veremos?