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03 de septiembre de 2013, 01:24Por Orlando Oramas León*
 La Habana (PL) En un ambiente festivo y gran participación popular inició en Cuba el curso escolar, con las expectativas puestas en elevar el nivel del proceso educativo y promover la formación de valores ciudadanos, a lo que ha llamado el presidente Raúl Castro.
En numerosas escuelas de los diferentes sistemas de enseñanza, la apertura del curso lectivo comenzó con actos en los que participaron alumnos, docentes y una representación de la comunidad.
En todo el archipiélago las aulas acogieron a cerca de dos millones de estudiantes de la enseñanza general y 200 mil jóvenes de la educación universitaria, amén de otras calificadas y de la educación especial.
Unos 10 mil 400 centros de enseñanza estuvieron habilitados desde el 2 de septiembre, con una cobertura docente del 95 % a nivel nacional.
Como dato curioso, unos siete mil profesores jubilados retornarán a las aulas para cubrir déficit que, como en la provincia de La Habana, demanda la importación de educadores desde otros territorios.
Elevar el nivel del proceso docente-educativo, incorporar más a la familia, promover la formación de valores ciudadanos, están entre los objetivos del nuevo curso, según autoridades del Ministerio de Educación.
Fomentar la cultura general integral y el estímulo del hábito de lectura también resultan metas a seguir.
La formación y fortalecimiento de los Consejos de Escuela, con la participación de padres y la comunidad, deberá contribuir a elevar la calidad del proceso de aprendizaje de los alumnos, pero también a la creación de mejores ciudadanos.
"Resulta imprescindible fortalecer la educación en el sentido más amplio y abarcador de la palabra. Hay que desterrar aquellas conductas que distan mucho de los verdaderos propósitos de la educación cubana", reclamaba el diario Trabajadores al comentar la apertura del curso escolar.
El sistema educativo de la isla tendrá un papel crucial para encarar el llamamiento que hiciera el presidente Raúl Castro en julio pasado ante la Asamblea Nacional, donde instó a enfrentar la perdida de valores morales y cívicos en la sociedad cubana.
Aquel discurso ha sido objeto de estudio y debate en distintas instancias populares, en el propósito de aunar esfuerzos en los que la escuela será un escenario fundamental de esta cruzada social.
Por ello el curso escolar 2013-2014 abrió sus puertas con importantes desafíos, y la expectativa de docentes, trabajadores, padres y estudiantes de que la educación cubana siga siendo un paradigma de las conquistas revolucionarias.
Reparaciones y remozamiento de centros de enseñanza, arreglos de uniformes, preparación del material escolar y reuniones de los claustros fueron nota de las últimas jornadas en un país que, aunque limitado en recursos, dedica primordial atención a la educación.
Al triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro, en enero de 1959, en Cuba había un millón de analfabetos, 600 mil niños sin aulas y casi 10 mil maestros sin empleo.
La ley que establecía la primera Reforma Integral de la Enseñanza se promulgó en diciembre de 1959.
Tal legislación dispuso adoptar una nueva organización y determinó el objetivo fundamental de la educación: el pleno desarrollo del ser humano.
En un solo día se abrieron más de 10 000 aulas y la escolarización se elevó ese año a casi el 90 por ciento en las edades de 6 a 12 años.
Sesenta y nueve cuarteles de la tiranía fueron convertidos en escuelas, con una capacidad total de 40 mil alumnos.
En 1960 se constituyó el Contingente de Maestros Voluntarios. Tres mil jóvenes marcharon a las montañas para llevar la educación a los lugares más intrincados del país.
A principios de 1961 se inició en la capital un gigantesco Plan de Educación para Campesinas.
Más de 150 mil muchachas de las áreas rurales recibieron en la capital clases de corte y costura, superación cultural y una preparación esencial que las capacitaba para actuar como agentes impulsores de los cambios sociales en sus comunidades.
Ese año fue llamado en la isla "Año de la Educación" por haberse desarrollado a todo lo largo y ancho del país la Campaña Nacional de Alfabetización, considerada la primera revolución educacional en Cuba.
Cargados con faroles y cartillas, los alfabetizadores llegaron a los más remotos poblados pese al acoso de bandas armadas por Estados Unidos, que cobraron la vida de maestros y alumnos.
Un Plan Nacional de Becas permitió a miles de jóvenes campesinos acceder a la educación. Muchos de los profesionales y técnicos de hoy eran aquellos adolescentes.
Las conquistas sociales del proceso revolucionario habían creado un boom poblacional que devino avalancha de estudiantes de secundaria y preuniversitario en la década del 70.
En 1972 nació el Destacamento Pedagógico "Manuel Ascunce Domenech", que lleva el nombre de un joven alfabetizador salvajemente asesinado por las bandas contrarrevolucionarias.
Aquel destacamento garantizó que 20 mil profesores acudieran a las nuevas escuelas secundarias básicas e institutos preuniversitarios que se construían en todo el país, en lo que se considera la segunda revolución educacional.
De entonces acá, la isla avanzó en sus programas educativos que han recibido reconocimientos y distinciones internacionales, incluso de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco).
Tales premios se corroboran con los resultados cualitativos en estudios realizados por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación.
Con tales acreditaciones, Cuba ocupa el lugar 14 en el mundo en su Índice de Desarrollo de la Educación para Todos.
Además, la isla ha puesto a disposición del mundo sus avances en la materia.
En diversas latitudes del planeta miles de personas aprendieron a leer y escribir mediante los programas cubanos de alfabetización "Yo, si puedo", "Ya puedo leer y escribir" y "Yo, si puedo seguir".
A las aulas de la isla acuden también numerosos estudiantes extranjeros. Desde 1961 hasta el 2011, se graduaron en universidades del país más de 35 mil jóvenes de 129 países.
El 2 de septiembre también se incorporaron 85 mil 871 estudiantes de Ciencias Médicas, de los que más de 10 mil proceden de otros países, según informó el Ministerio de Salud Pública.
Tales estadísticas muestran a un país que se propone metas superiores en medio de un proceso de transformación socio-económica en el que el proceso educativo deberá estar en la vanguardia.
ool/rcg
*El autor es jefe de la Redacción Nacional de Prensa Latina |
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