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General: Impresionante marcha indígena llegó a Popayán
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 06/09/2013 01:29

marcha-indigena

No menos de 6.000 nativos de todos los rincones del Cauca se concentraron en el resguardo de la María Piendamó para luego marchar hacia Popayán, a fin de mostrar su apoyo solidario a los campesinos que luchan por sus derechos en el marco del paro nacional agrario.

Fue tan grande la delegación indígena que entró a la ciudad, que los nativos debieron ocupar los dos carriles de la panamericana a la altura de la piedra norte para su movilización.

marcha-indigena-popayan

                                                                            Fotos Ruben Dario Zuñiga- cedida Periodicovirtual.com

La marcha provocó congestiones viales a su paso por la ciudad, pero no registró desordenes ni inconvenientes;  los indígenas demostraron la experiencia para controlar sus multitudes y garantizar el perfecto orden en su movilización.

La caminata terminó en el parque Cáldas en donde se hizo un acto público. 

Los indígenas en un comunicado público formularon su posición respecto a la situación nacional relacionada con el paro agrario. 

Considerando que:  

La política económica de globalización neoliberal afecta gravemente a  la soberanía alimentaria del país, a  pequeños y medianos productores del campo,  al empleo y la producción nacional, y ha llevado a la crisis agraria que hoy nos golpea. 

De manera contundente y masiva campesinos de todo el país, indígenas, afrocolombianos, paperos, cebolleros, lecheros, cacaoteros, transportadores, arroceros,  cafeteros, estudiantes y  otros sectores populares, nos hemos movilizado en justas luchas ante una problemática que nos afecta a familias productoras y consumidoras del campo y la ciudad. 

Los gobiernos de turno han militarizado y criminalizado la vida de las comunidades y la protesta social con el fin de perpetuarse en el poder e impedir la articulación de la lucha contra el modelo económico y sus políticas de despojo. Las comunidades indígenas  hemos planteado la desmilitarización de parte y parte,  el respeto a la organización social y la solución política negociada del conflicto armado. 

Como CRIC en conjunto con otros sectores indígenas del país, campesinos y afros,  en el año 2.004 nos movilizamos en el Primer Congreso Indígena y Popular, en el 2.005 realizamos la consulta interna sobre el TLC con los Estados Unidos e iniciamos el proceso de Liberación de la Madre Tierra, en el 2.006 avanzamos en la Cumbre Nacional de Organizaciones Sociales, en el 2.008 y 2.009 en compañía de varios sectores sociales realizamos de cara al país la Minga de Resistencia Social y Comunitaria, en 2.010, 2.011 y 2.012 desarrollamos la Minga de Resistencia por la Autonomía y Armonía Territorial y el cese de la guerra  y en el 2013 participamos en el paro cafetero en los meses de febrero y marzo. 

El Congreso de la República  y el gobierno nacional han impulsado la legislación del despojo con normas tales como: firma de 18 tratados de libre comercio TLC y otros listos para firmar, código minero, ley forestal, planes departamentales de agua, ley sobre penalización de la comercialización de semillas no certificadas, ley sobre propiedad intelectual de obtentores vegetales UPOV, normas sobre extranjerización de la tierra,  estatuto de desarrollo rural del presidente Uribe y  actual proyecto de ley de tierras y desarrollo rural del gobierno del presidente Santos. Ellos son los directos responsables de la crisis del campo colombiano. 

Las comunidades indígenas del CRIC hacemos parte de los sectores populares y nuestro proceso de lucha se da en el marco de buscar la unidad para conjuntamente lograr un  país, equitativo, democrático donde quepamos todas y todos. 

Los empresarios inversionistas de  macroproyectos, agronegocios y  cadenas productivas,  y asociaciones como la SAC, FEDEGAN, FEDEPAPA, FEDERACION DE CAFETEROS y los partidos políticos tradicionales, tienen gran responsabilidad en el modelo que se ha venido imponiendo y por tanto no son los llamados a resolver la problemática que nos afecta. 

Exigencias: 

Derogatoria de los TLCS firmados y no firma de ninguno otro,  garantizando la protección y fomento de la producción nacional y el respeto de los territorios de las comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas. 

Garantías y respeto  para la protesta y la movilización social  y  no criminalización ni tratamiento violento de las mismas. 

Desmilitarización de los territorios indígenas, campesinos y afrocolombianos y de la vida social en general. 

Llamado de urgencia: 

Al Gobierno nacional: 

-    A hacer cambios estructurales de la política territorial, social, cultural y económica del país, ya que la política actual y las respuestas que se están dando no resuelven la crisis que vivimos la mayoría de las familias colombianas. 

-    A no dividir ni fragmentar el movimiento campesino, indígena y afrocolombiano, y a sus diversas expresiones organizativas y de movilización. 

A los sectores populares y al gobierno nacional: 

-    A construir la mesa de unidad agropecuaria nacional acordada con las movilizaciones de Boyacá, Cundinamarca y Nariño, con la participación de todos los sectores del campo, campesinos, indígenas y afrocolombianos, en sus diversas expresiones organizativas, para concertar el cambio de modelo que requiere el país y que ha planteado la movilización agraria.  Esta mesa debe   concretarse y actuar de manera rápida y sin dilaciones ante la grave crisis existente. La comunidad nacional e internacional y sus organismos de derechos humanos, deben ser invitadas como veedoras de este proceso 

A los sectores populares: 

A confrontar en el corto, mediano y largo plazo el modelo de desarrollo actual, dando continuidad a la movilización social y a la construcción de  economías propias (comunitarias, solidarias, mixtas)  que nos garanticen  encadenamientos, mercado interno, soberanía alimentaria, conservación integral del territorio, producción armónica con la naturaleza,  conocimientos propios y vida digna para todas y todos. 

A acompañar, vigilar  y fortalecer con movilización social la mesa de unidad agropecuaria nacional o espacio respectivo de negociación que se concerté entre todos los sectores. 

-    A preparar una gran movilización nacional unitaria con todos los sectores sociales, estudiantes, trabajadores, campesinos, indígenas, afrocolombianos, hombres y mujeres, de todas las regiones del país, para que avancemos hacia un modelo económico y social incluyente y equitativo.

 

CONSEJO REGIONAL INDÍGENA DEL CAUCA. CRIC.

 

Popayán, septiembre 03 del 2013



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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 07/09/2013 10:24
Cumbre extraordinaria en sur colombiano para frenar paro nacional PDF Imprimir E-Mail
Escrito por Maylín Vidal   

 07 de septiembre de 2013, 00:15Bogotá, 7 sep (PL) El vicepresidente colombiano, Angelino Garzón, presidirá mañana en la ciudad de Popayán una cumbre extraordinaria con gobernadores del sur del país para intentar mediar en el paro nacional agrario y popular en esas regiones.

La protesta, iniciada hace 20 días, se mantiene en pie con miles de campesinos y de otros sectores que piden entablar una gran mesa de concertación nacional con el Gobierno.

Esa petición esta encaminada a buscar soluciones contundentes a la grave crisis que vive el campo, la educación, la salud, por la implementación de políticas neoliberales económicas que afectan al pueblo.

Garzón, a quien la prensa nacional ha calificado de el "apagafuegos" por mediar en los diferentes paros que se han sucedido en los últimos meses, dialogará con gobernadores del Cauca, Nariño, Putumayo, Tolima, Huila y Caquetá y representantes del gremio agrícola.

En declaraciones difundidas por la prensa, el vicepresidente afirmó que el país tiene que avanzar en la cultura de cumplir acuerdos, muchas de estas protestas tienen que ver con eso, con el no cumplimiento, dijo.

Señaló que el presidente Juan Manuel Santos lo autorizó a anunciarles a los sectores en paro que si ponen fin a los bloqueos, el Gobierno está dispuesto a nombrar una comisión de alto nivel para que les de solución a las peticiones.

El escenario más complejo se vive hoy en el sur colombiano donde algunos de los departamentos permanecen en una situación crítica como el Caquetá, Cauca o Huila.

En esas regiones e han registrado fuertes enfrentamientos entre los manifestantes y la fuerza pública, que desde el inicio ha arremetido contra los huelguistas.

Desde el 19 de agosto el país vive una de las protestas más multitudinarias de los últimos 30 años con decenas de sectores en las calles.

Los manifestantes rechazan el modelo económico del Gobierno que, dicen, "ha posicionado políticas antiobreras y antipopulares, que coartan y limitan derechos, privatizan instituciones y entregan nuestros recursos naturales a las transnacionales".

tgj/may

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 08/09/2013 07:33

Piedad Córdoba denunciará persecución contra líderes de Marcha Patriótica

la activista de derechos humanos, Piedad Córdoba, señaló actos contra el movimiento político y social Marcha Patriótica. (Foto: Archivo)

La excongresista entregará ante la fiscalía pruebas de las personas involucradas en el montaje a la Marcha Patriótica (Foto: Archivo)

la activista de derechos humanos, Piedad Córdoba, señaló actos contra el movimiento político y social Marcha Patriótica. (Foto: Archivo)

La activista de derechos humanos, Piedad Córdoba, señaló actos contra el movimiento político y social Marcha Patriótica. (Foto: Archivo)

La excongresista entregará ante la fiscalía pruebas de las personas involucradas en el montaje a la Marcha Patriótica (Foto: Archivo)

la activista de derechos humanos, Piedad Córdoba, señaló actos contra el movimiento político y social Marcha Patriótica. (Foto: Archivo)

     
 
 
 
 
 

 

La activista de derechos humanos, Piedad Córdoba, acudió ante la Fiscalía General de Colombia con la finalidad de denunciar los actos de persecución que han sufrido líderes de la Marcha Patriótica por parte de sectores políticos y sociales.

Igualmente, la excongresista manifestó que las acusaciones por parte de estos sectores políticos y sociales han aumentado significativamente en el marco del Paro Agrario que se desarrolla en las diferentes regiones del país colombiano, y en donde también se les ha señalado de ser un movimiento instigador de violencia.

Córdoba señaló que se esta formando un grupo de opinadores para crear una campaña contra el movimiento político Marcha Patriótica.

La activista, quien también es vocera del movimiento Marcha Patriótica, acotó a través de su cuenta en la red social Twitter que “hay esfuerzos oscuros para hacer ver a la Marcha Patriótica como un grupo criminal y no como la organización social y campesina que es”.

Ante los acontecimientos que se presentaron en los últimos días, Córdoba solicitó ante la Fiscalía General de Colombia, que se abra una investigación y se identifique a las personas responsables que están detrás de lo que denominó el “cartel de testigos montado contra la Marcha Patriótica”.

En el mismo contexto, anunció que entregará ante el Fiscal General, Eduardo Montealgre, las pruebas físicas de las personas involucrados en los montajes a la Marcha Patriótica.

Movimiento Marcha Patriótica

 Se remonta al 20 de julio de 2010, día en el que se conmemora el bicentenario del grito independentista de 1810. Sin embargo su oficialización como movimiento social y político se produjo en abril de 2012.

La Marcha Patriótica se conoce como un movimiento político y social colombiano de izquierda que busca alcanzar la segunda y definitiva independencia. Entre los líderes que conforman este movimiento se encuentran Piedad Córdoba, Gloria Cuartas, Gloria Inés Ramirez, Carlos Lozano Guillén, David Flóres, Andrés Gil y Jaime Caycedo Turriago.

Entre los aspectos que se manejan dentro de este movimiento político y social, esta la salida negociada al conflicto armado, la reforma agraría y la soberanía popular, tópicos que expusierón sus dirigentes como alternativa de lucha por parte de sectores sociales golpeados por el capitalismo.

Las organizaciones que componen este movimiento son la Asociación Nacional de Zonas de Reservas Campesinas (ANZORC), la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC), la Coordinación Nacional de Organizaciones Agrarias y Populares (CONAP), la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria (Fensuagro), El Partido Comunista Colombiano y la Juventud Comunista Colombiana .

teleSUR-El Espectador-cs/BM

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 16/09/2013 16:22
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"Pensar que lo que ensayaron los campesinos fue una revolución sería muy equivocado": Medófilo Medina
Por: Juanita León, Dom, 2013-09-15 00:16
 
 

Medófilo Medina es un experto en las "muchedumbres políticas", aquellas multitudes que un día salen a la calle a protestar y a exigir sus derechos y que, si tienen suerte, cambian el curso de los acontecimientos. La Silla Vacía entrevistó al profesor e historiador de la Universidad Nacional sobre el reciente paro agrario y en particular sobre sus similitudes con el Paro de 1977. Medina tiene la teoría de que las lecturas equivocadas que hicieron tanto el Establecimiento como las Farc de esa movilización tuvieron consecuencias nefastas en el país en las décadas siguientes. Esta es una entrevista para aprender de la historia y así evitar repetirla.

Usted como historiador es un experto en el tema de las “muchedumbres políticas o movilizaciones sociales.  ¿Qué le llamó la atención de este último paro?

Hemos visto en las pasadas semanas, y seguimos observando una movilización social sin precedents, al menos en el último decenio. Ese movimento ha impactado por la variedad de fuerzas sociales y de regiones incorporadas. Llama la atención que trabajadores del mundo agrario tradicional, como los de Boyacá y Nariño, se hayan puesto en pie de lucha porque representan una cultura donde los sentimientos y las expresiones de rebeldía no son frecuentes. Eso sí, cuando se presentan son muy consistentes. Luego, ha sido notable la vocación aglutinante y agregadora que ha mostrado la protesta, que fue incoporando nuevos sectores sociales. El impacto que estas “tempestades”, como las llamó el presidente Santos, son muy grandes, cuando al tiempo se desenvuelven otros procesos.

Usted ha dicho que este paro le recordó el paro cívico de 1977 y que el país no debería repetir las lecturas equivocadas que hizo en ese momento. ¿Cómo fue ese paro?

Se produce el 14 y 15 de septiembre de 1977, en virtud de la unidad sindical. Inicialmente lo convocó la CSTC en una manifestación que tuvo lugar en Bogotá a mediados de mayo de aquel año. Existían cuatro centrales obreras: una orientada por el Partido Comunista, la CSTC; otra de tendencia liberal, la CTC; la CTG, de tendencia democristiana; y la UTC, de tendencia predominantemente conservadora.

Desde mediados del decenio de 1970 mucha gente experimenta el azote de la inflación, de la carestía. Se produce un descontento grande, que lo incrementaba el hecho de que en 1974, cuando López Michelsen triunfó por un alto número de votos, la gente había puesto muchas esperanzas en que su gobierno tuviera un carácter reformista y de apertura política. Eso no fue así.

Por ello, quienes antes apoyaron lo que López llamó “el mandato claro”, y la gente  rebautizó como “el mandato caro”, comprendieron e hicieron suya esta convocatoria de las centrales obreras,  que recogió todo ese ánimo porque las políticas de López en materia económica fueron la primera expresión del neoliberalismo. López planteó el tema del salario integral, mediante la emergencia económica adoptada en 1974 se abolieron subsidios, se liberaron los precios por la eliminación de la Superintendencia del control de precios, se eliminaron los llamados “precios políticos”, se incrementaron las tarifas de servicios públicos. Si el paro fue convocado por las centrales, concurrió mucha gente que no tenía nada que ver con el sindicalismo pero que se vio convocada por ese llamamiento.

¿Cuánto duró el paro?

Duró dos días, aunque había sido convocado para uno solo. Las centrales cumplieron con la convocatoria, pero la gente siguió en las calles al día siguiente. En ese paro hubo mucha participación espontánea de la gente en los barrios, de los jóvenes que se enfrentaron con la Fuerza Pública. Se produjeron saqueos mucho más fuertes que los que vimos en el pasado movimiento y hubo respuesta con violencia. Sólo en Bogotá los muertos por la fuerza pública fueron 19 personas, cuyo promedio de edad era de 20 años.

 

"La influencia que pueda ejercer esta movilización hacia el futuro, será positivo o negativo según como pueda leerse.".

– Medófilo Medina

¿Por qué dice que hubo una lectura equivocada de ese paro con grandes consecuencias para el país?

Las consecuencias inmediatas de este paro fueron satisfactorias para los trabajadores: el salario mínimo, que estaba estancado, subió en tres ocasiones en los ocho meses siguientes al PCN; el salario en la industria subió en 16 por ciento. En el corto plazo se mantuvo la unidad sindical. Pero a largo plazo, las consecuencias fueron muy negativas.

¿En qué sentido?

Fueron negativas no por el paro mismo, que fue un gran acontecimiento, sino por las lecturas que de él se hicieron. El establecimiento asumió que había sido un ensayo general de derribamiento del Sistema.  Es decir, que las multitudes urbanas podían ser convocadas a una revolución y que por lo tanto, había que adoptar una política preventiva de represión.

¿Y qué medidas tomaron?

En diciembre de 1977, 33 altos mandos militares visitaron a López Michelsen. Le llevaron un documento, ya completamente redactado, para la adopción de una legislación de emergencia, contraria al espíritu de la Constitución, para proveer de facultades extraordinarias a las Fuerzas Militares para el manejo de la protesta social, particularmente urbana.

¿López lo adoptó?

López Michelsen, con el sol a las espaldas, no adoptó esa propuesta de los militares. Pero el siguiente gobierno, de Turbay Ayala, que tomó posesión el 7 de agosto de 1988 nombró como Ministro de Guerra al general Luis Carlos Camacho Leyva, quien precisamente había presidido a la comisión de altos mandos que había concurrido a Palacio en diciembre de 1977.  Y el documento presentado entonces fue convertido en el Estatuto de Seguridad. El gobierno leyó en esas claves el paro. En vez de introducir mecanismos que incorporaran las demandas que se habían manifestado en el pliego de ocho puntos de las cuatro centrales obreras, y la demanda que manifestó la gente en la calle, incluso las amas de casa, desarrolló una política regresiva y las Fuerzas Armadas se convirtieron en el protagonista del manejo de lo social. Hubo una deriva represiva muy reaccionaria. En verdad se impuso un cambio de regimen político. Estos procedimientos se acompañaron, además, de las torturas, que hasta ese tiempo los militares  habían  aplicado en las regions agrarias pero que ahora se trajeron a las ciudades.  Eso aterrorizó a sectores urbanos, de capas medias.

¿Cómo leyó esa movilización la izquierda?

En la izquierda, en el movmiento guerrillero, el paro cívico se leyó en clave de insurrección. Algún alto dirigente de las FARC señaló que al paro de 1977 le habían faltado “los fierros’ y que por tanto, se trataba entonces de producir una confluencia entre el movimiento popular y la acción de los aparatos armados insurgentes. El M-19 hizo una lectura similar, de ahí que se produce el robo de las armas del Cantón Norte. ¿Para qué ese robo de 5 mil arma en el Cantón Norte? Para darle las armas al pueblo que esperaban se levantara. Las distintas vertientes guerrilleras se embarcaron en la creación de grupos clandestinos de acción armada en las ciudades que fueron destrozados. Las  Farc plasmaron una nueva estrategia en la VII Conferencia realizada en 1982. Justamente entonces se acordó la adición al nombre original de EP, lo cual es sintomático.  La izquierda no armada, vale aclarar, no toda, participó de alguna manera de este delirio insurreccional.

¿Sí era un delirio o realmente el paro reflejaba una situción prerevolucionaria?

No creo que se hubiera producido en 1977 una situación revolucionaria. El Paro, como antes señalé, fue una respuesta contra unas políticas económicas y sociales, y era la reacción política de la gente después de largos años de dominio excluyente del Frente Nacional. Por eso en el paro coincidieron sectores de izquierda pero también de de derecha. El paro fue una coincidencia de sectores socialmente abigarrados y políticamente diversos. Valorar eso como una revolución frustrada fue  producto de una distorsión del juicio.

¿Qué efectos concretos tuvo que la izquierda leyera ese paro en clave insurreccional?

El menospreciar la necesidad de un trabajo a largo plazo para llevar a cabo unas reformas que contribuyeran a la modernización del país y el acceso a nuevos servicios de sectores de la producción, tanto de la informal como de sectores obreros. He pensado mucho en esta situación que vivimos en esa época a propósito de la gran movilización que se ha escenificado el último mes.

¿Le ve semejanzas?

La de ahora ha sido una movilización muy importante. Y la influencia que pueda ejercer hacia el futuro lo que hemos vivido en estas dos o tres quincenas, será positivo o negativo según como pueda leerse. Veo actualmente lecturas equivocadas.

¿Cómo cuales?

Por ejemplo, el ritmo cambiante de marchas y contramarchas del presidente Santos respecto del tratamiento de la protesta. Inicialmente saluda la legitimidad de la protesta, pero luego acude a este recurso tan manido de la infiltración. En el discurso del 29 de septiembre, día del paro, la retórica del Presidente fue serena, de reconocimiento de que había una acumulación de problemas en el campo agrario. Todo parecía muy sensato y la rectificación de lo que había dicho antes con la famosa pregunta-desplante ¿cuál paro agrario nacional?  con una frivolidad desconcertante.

Pero luego, al día siguiente del paro, pronunció un discurso, otra vez regresivo, y terminó con un parrafo maligno cuando presenta a la Marcha Patriótica como la instigadora con las Farc de esta movilización. Son malos signos, son lecturas equivocadas de los signos de “la tempestad”

La convocatoria de la militarización, tanto en Bogotá como fuera de la capital, otra señal de que no está leyendo con realismo el curso de los acontecimientos.

 En la presentación del gabinete, parcialmente recompuesto, me llamó la atención que llamara el nuevo gabinete el cuerpo de ministros para la paz. Y al presentar a cada uno de los cinco ministros, les señaló tareas frente a la paz. Por primera vez, Santos se atrevía a hablar de la paz como el proceso central y no como a una mesa rodeada de agua por todas partes.  Esta si me parecía una lectura sensata del gobernante. Pero luego al ver el discurso y contrastarlo con los nombres de los nuevos ministros vuelve el desconcierto.

¿Por qué?

 Yo no creo que pudiera encontrarse una persona mas contraindicada para después del paro colocarlo al frente de la cartera mas cuestionada que el ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde.Viene de 18 años de gerencia de Indupalma. Junto con su exconyuge, la Ministra de Educación, se comprometieron en la compra de tierras en el Vichada, ignorando la ley 160 de 1994.

Ellos no violaron los topes de las Uafs

No los violaron porque constituyeron una gran cantidad de SAS pero para la misma empresa, es una manera de usar la letra de la ley para violar el espíritu de la ley. Santos mismo presentó al ministro como arquitecto de la colaboración entre empresarios y campesinos. ¿Esa arquitectura en qué consiste? En darle todos los apoyos a la gran empresa y subordinar a los campesinos, a quienes no se les reconoce el peso que tienen en la economía y la demografía de este país. Por eso digo que este ministerio evidencia una mala lectura de lo que está pasando. Para no hablar de los ministros que no han sido removidos.

¿Cómo quién?

El de defensa, por ejemplo, que habla en pleno proceso de paz únicamente de la guerra y que acaba de presentar un proyecto de ley para penalizar con 5 años de carcel a quienes protagonicen bloqueos. O la Ministra de Educación!

"Los primeros que están llamados a mirar con serenidad lo que ha pasado son los negociadores en la Habana, tanto del gobierno com de las Farc".

– Medófilo Medina

¿Cree que las Farc podrían leer este paro en clave insurreccional?

No creo. El movimiento de los trabajadores rurales y también urbanos tiene exigencias de modernización de la vida política, de mayores condiciones de participación pero pensar que lo que se ensayó allí por parte de los campesinos fue una revolución sería muy equivocado.

¿Por qué?

Porque las demandas tienen unos horizontes inmediatos, son muy concretas.  Las demandas de control del precio de los combustibles no tienen que ver con una plataforma de revolución o de desconocimiento de la economía de mercado. La impugnación de los TLC cuestiona una política económica pero no el sistema económico. José Antonio Ocampo cuestiona severamente los TLC y la desindustralización que ha vivido el país por políticas económicas pero no es un economista que esté proponiendo una alternativa socialista. El verdadero valor de lo que ha pasado es esa participación con decisión de los trabajadores de manera sostenida. Esa confluencia da para entendimientos sumamente amplios, sin tentaciones insurreccionales, que sería justamente un camino para evitar que produzca buenos resultados a mediano y a largo plazo el paro. Es preciso identificar a los sectores que están interesados en balances extremistas de lo que ha pasado.

¿Quiénes?

La columna del 5 de septiembre de Fernando Londoño ofrece motivos de reflexión. Su diagnóstico es que “la inseguridad se apoderó de la Nación”. Que “los bárbaros descubrieron que volverán al asalto cuando quieran”. Esa es la previsión de la derecha. Frente a esto la izquierda no puede responder con el mismo diagnóstico pero con sentido diferente. Creo yo que los primeros que están llamados a mirar con serenidad lo que ha pasado son los negociadores en la Habana, tanto del gobierno com de las Farc.

¿Por qué lo dice?

Las Farc tienen todo el derecho de sentirse fortalecidas pero en su propuesta de paz y no para creer que están allí perdiendo el tiempo porque el pueblo está protagonizando una revolución.

¿Por qué sentirse fortalecidas si en realidad no participaron?

Porque el ambiente general es de demanda de un reformismo social y de una modernizacion política de un país, es decir de una democratización efectiva.  Y eso está también en el discurso de la FARC.  Ese ambiente que tiene tantas expresiones resulta favorable para ellos si es que de verdad están interesados en la paz.

Mejor dicho, si quieren lanzarse a la política

Sí, para una apertura política que los favorecería, en el sentido de que se incorporan demandas de los trabajadores del campo que ellos mismos han pedido, lo que no quiere decir que la gente que salió a la calle haya sido movida por ellos. Son coincidencias con quienes protestaron dado que tienen una plataforma de reivindicaciones sociales.

¿Cómo lo deberían entender los negociadores del paz del Gobierno?

Pueden ver que el sentimiento de la gente al presentar sus demandas favorece a la paz, que la gente no está pensando en aventuras armadas, está pensando en nutrir a la vida política y social de reformas, de democratización y que por tanto, pueden tener una cierta tranquilidad al saber que no son los partidarios de continuar el conflicto interno, y la guerra sin término.

Lo que la gente ha expresado en las calles es una demanda de paz, pero paz que al tiempo se acompañe de reformas y democratización y de incorporación de la gente, de consulta y no de represión.

En ese sentido, el Gran Pacto Agrario indicaría que Santos hizo una lectura correcta del paro?

Según como se realice el Gran Pacto Nacional Agrario. El pacto es una invitación muy importante si efectivamente se quiere iniciar otra política con respecto al campo y a los campesinos, respecto a los productores medianos y pequeños. Llama la atención que quienes firmaron el Acuerdo en Tunja, en representación de campesinos, digan que no van al pacto porque no se sienten representados. Algo similar han dicho los dirigentes de la MIA.

El Gran Acuerdo Nacional Agrario no podrá llamarse así si es simplemente un lugar en el que se encuentra el Ministro de Agricultura con Rafael Mejía, de la Sac, y con José Félix Lafaurie  y otros dirigentes de federaciones patronales del campo. Será una mascarada y esta movilización ha pedido es otra cosa. Es un momento de la verdad y resultaría miope y peligroso tomarlo de otra manera.

¿Cree que si las dignidades y los verdaderos lideres campesinos entran al Pacto pueden cambiar el curso del campo?

Solo si hay premisas, si se acepta de parte del gobierno una verdadera representación de los campesinos. Si se les ofrece posibilidades no solo de hablar sino garantías para que se recojan en acuerdos parte de lo que han planteado con gran respaldo. Quizá dirigentes como César Pachón, César Jeréz, Andrés Gil y muchos otros dirigentes que han mostrado su competencia estén interesados en un evento de real concertación y no en una boleta para un curso de oratoria.

"La infiltración es un código tan antiguo usado por las élites colombianas que se ha desprestigiado mucho en esta movilización".

– Medófilo Medina

¿Usted sabe cómo han leído las Farc este paro?

No, no lo se. He leído las últimas comunicaciones de ellos en la Habana y no he encontrado particulares referencias. No he encontrado una radicalización que me diga que están leyendo el paro de manera inadecuada.

¿Qué pasaría si las Farc realmente infiltraron el paro?

Una de las cosas que está logrando el presente movimiento social es la maduración de la conciencia del carácter obsoleto de los códigos. Me refiero al término infiltración y por otro lado, al reclamo sobre la utilización política de la movilización social.

La infiltración es un código tan antiguo usado por las élites colombianas que se ha desprestigiado mucho en esta movilización. Pensar que una organización como las Farc está en capacidad de manipular este movimiento de tan vastas proporciones sociales y que, además, se ha escenificado a lo largo y ancho del país es absurdo.  ¿Será realista admitir que puedan manejar todo lo que ocurre desde la Guajira hasta el Huila y desde Ventaquemada hasta Calibío, desde la Costa Norte hasta el Putumayo? Tan descabellada suposición no tiene asidero y pone en ridículo a quien la enuncia. El uso del término, del codigo infiltración, ha entrado en crisis. No creo que a gente medianamente pensante eso pueda convencerlos.

¿Y la utilización política?

Lo dijo el Ministro del Interior Fernando Carrillo antes de que comenzaran las protestas, que la extrema derecha y la extrema izquierda iban a incendiar el país y se quejó de la utilización política de la protesta. Es posible que algunos políticos vivan así la política, encerrados en el recinto de la Cámara y Senado, pero una política moderna y democrática tienen que estar en comunicación con los fenómenos que vive la sociedad. Este asunto de la utilización política para condenar una protesta es absurda. Incluso la derecha y la ultraderecha también está haciendo política y trata de manipular lo social pero a ningún político se le puede negar que opine sobre lo que ocurre en las sociedad.

Tropezamos con una paradoja: se le critica a los partidos que estuvieron ausentes de esta movilización, pero se les critica la utilización política de lo social. Una manera de comunicación entre élites y masas, entre élites políticas y opinión pública, ha hecho crisis.

Supongamos que la guerrilla sí se infiltró. ¿Eso deslegitimaría la movilización?

Las Farc donde operan han creado tejido social, y justamente esa “infiltración” hoy sería uno de los elementos positivos en un proceso de paz para que en las regiones donde han tenido asiento y donde tienen reconocimiento lo usen para la paz, lo usen para una nueva forma de participación política junto con las comunidades es un plus y hay que reconocer estas imbricaciones, proyectarlas más allá y no caer en el delirio de verlas omnipresentes agazapadas en un subsuelo infinito o flotando en un una nebulosa extrasocial.

¿Cómo ve el rol de la Marcha Patriótica en este contexto?

Para comprender a la Marcha hay que entender algunas sorpresas que hemos tenido. El mundo del trabajo en los últimos decenios ha sufrido una regresión, ha estado en retirada. Particularmente en las ciudades, el movimiento sindical es hoy débil. El nivel de sindicalización es muy bajo, en cambio el nivel de la burocratización de los dirigentes sindicales urbanos ha subido

La sorpresa con que nos encontramos es que no obstante que el mundo del trabajo rural ha sido  vapuleado, perseguido, por las violencias del paramilitarismo, de la insurgencia y de las Fuerzas Armadas, ha logrado mantener formas de organización que hoy han salido a la superficie.

¿Cómo cuáles?

Me refiero, por ejemplo, a que hemos visto en estos movimientos a la vieja ANUC, que creíamos desaparecida. Las antiguas juntas de acción comunal son una fuerza en muchas de las regiones rurales del país. Tanto que en algunas de ellas son las únicas que expiden la confirmación de propiedades en el tema de los baldíos porque tienen la confianza de las poblaciones. Y han estado siempre allí. Existe una gran cantidad de ong modernas. Es muy sorprendente que hoy el campesinado haya aprendido a manejar los instrumentos de la informática. Que ante el atropello de la Fuerza Pública, desde cualquier vereda remota se comuniquen con organismos internacionales y que esa comunicación resulte con frecuencia efectiva en la defensa de la vida de las comunidades.

Eso se ha dado, porque en el campo ha avanzado la alfabetización y porque ha habido por convicción y por necesidad, desplazamiento de profesionales jóvenes a los campos que ayudan a ese relacionamiento entre comunidades agrarias y el mundo moderno.

¿Cómo relaciona eso con la Marcha?

Esta es una introducción para decir que la Marcha Patrióticasse ha nutrido de esas realidades sociales y culturales . Yo comparaba la manifestación del 23 de abril de 2012, cuando la Marcha hizo una manifestación inaugural en Bogotá, y vi toda esa muchedumbre de tan diversos atuendos, de diferentes climas, observé el entusiasmo en esa concentración y luego tuve occasion de compararla con la manifestación del 1 de mayo siguiente, ciertamente también numerosa. Pero el ambiente era otro: algo como la escenificación masiva de un ritual desgastado. No quiero por supuesto desvestir a Juan para vestir a Pedro. Lo digo más bien con la idea de la conveniencia de que miremos hacia fenómenos nuevos que nos pueden renovar a todos.

Lo que se está evidenciando, por ahora en el movimiento social es una gran asimetría entre el mundo de las ciudades y del campo. El mundo de los trabajadores rurales ha dado esas sorpresas. Y relacionandolo con la Marcha es necesario admitir que ella se ha beneficiado de esas realidades. Que allí estén las Farc es inevitable como que estén en diversos entornos, en los tejidos sociales. El tema no es que estén ahí, el tema es si quieren estar legítimamente deben hacerlo sin armas armas. Lo contrario sería inaceptable, pero por supuesto sería suicida.  

¿En qué consiste este proceso de paz para usted?

El proceso de paz tiene diversos niveles, y hay quienes ven un nivel y no otro. Confunden el proceso de paz con una reinserción de las guerrillas, que es una fase apenas un elemento.

El proceso de paz debe ser la creación de un espacio en el que los procesos políticos se tramiten de manera democrática y no por coacción ni por el uso de las armas. Que quienes quieran acceder al poder lo hagan por la política y no acudan al respaldo de una organización armada para producir sesgos en las votaciones para consolidarse en un determinado entorno, simplemente comprando votos o produciendolos por la vía de la violencia.

En ese sentido, concibo el proceso de paz actual como una perspectiva modernizadora del país y de la política, como un proceso de democratización y como un impulso a reformas sociales que hagan posible un proceso de reforma social que busque una sociedad mas igualitaria, más justa y razonable.

¿Cree que las Farc están preparadas para dar ese paso?

El tema no es si las Farc están preparadas.  La cuestión es más amplia porque este proceso de paz, en determinada proporción depende de las Farc, pero es, debe ser un evento nacional. Vale la pena preguntarse si los dirigentes nacionales están preparados, si los poderes fácticos están en trance de paz. ¿Están preparados para tramitar la políticia sin sacar siempre del cubilete la amenaza del terrorismo? El establecimiento no podrá acudir a la represión de los movimientos sociales con la amenaza terorista. Si la paz se alcanza, habrá mejores condiciones para que la política ocupe el centro que ha ocupado el conflicto interno y que ha distorsionado los comportamietnos colectivos de los colombianos y colombianas ya por mucho tiempo.



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