Naufraga revocatoria contra Petro

No han servido los fraudes ni las triquiñuelas. Los Bogotanos no tragan entero. Se “enmuchiló” la pérfida intentona.

Antes de que se posesionara comenzaron las maquinaciones contra el Alcalde elegido. Los deudos de la derrota electoral fueron tan descarados que anunciaron sus pérfidas intenciones con más de un año de antelación. No soportaron los resultados ni que un hombre de pensamiento diferente se hubiera atrevido a desafiarlos y a vencerlos. Consideraron necesario atravesársele a toda costa y la oportunidad se les presentaría tan pronto como transcurriera el primer año de mandato.

No perdieron el tiempo. Organizaron un equipo promotor del atropello, incluyendo entre ellos a un convicto que había perdido los derechos políticos. A la cabeza se colocó uno de los más recalcitrantes exponentes de la derecha uribista, el Representante Miguel Gómez, de estirpe antiliberal,  nieto del expresidente conservador Laureano Gómez, quien fue derrocado por el General Gustavo Rojas Pinilla durante la época de la violencia, a mediados del siglo pasado.

La fraudulenta compra de firmas.

Después compraron las firmas. Las contrataron a una empresa dedicada a esa tarea, pagando por ello una fuerte suma de dinero, cuyo origen se desconoce. Ese hecho constituye un fraude a los criterios de la soberanía popular  que inspiraron las normas de la Constitución de 1.991. Además, nunca explicaron las razones de su propuesta de revocatoria, con lo que pusieron de manifiesto que se trata de un acto revanchista, eminentemente politiquero.

Como si fuera poco, casi la mitad de las firmas compradas fueron inadmitidas por las autoridades electorales. Los grafólogos que en nombre del Alcalde Petro las examinaron encontraron fallas, alteraciones  y graves anomalías en el 70% de las rúbricas.

Una gestión exitosa.

Mientras los promotores organizaban una estrategia publicitaria para desprestigiar al Alcalde y a sus colaboradores, la administración distrital avanzaba en éxitos reconocidos por cifras oficiales: primer puesto nacional en crecimiento económico; primer lugar en el PIB per cápita nacional; primer lugar en calidad en educación pública; primer lugar en disminución de homicidios; primer lugar en Colombia en la prestación de los servicios públicos de salud. Bogotá sigue al frente de las ciudades colombianas en la prestación de los servicios de agua potable y electricidad. El servicio de aseo se presta normalmente.

A ello se sumaron los reconocimientos internacionales que al Alcalde y a la administración que preside le han hecho reconocidas instituciones de diferentes lugares del mundo. Como no ocurría hace mucho tiempo, Bogotá volvió a mencionarse en el mundo al lado de las más importantes metrópolis del planeta.

Gracias a la administración Petro la capital del país tendrá pronto los estudios completos para la ejecución del Metro pesado, lo que llevaba 30 años anunciándose. A pesar de las obstrucciones que se han presentado a la labor gubernamental desde el inicio de la gestión, el Concejo Distrital le aprobó un cupo de endeudamiento con el cual se financiarán indispensables obras públicas para el progreso distrital.

No roba ni deja robar.

Incluso comenzó a disminuir la pugnacidad en algunos sectores de opinión y de los medios de comunicación, en donde han empezado a comprender que Gustavo Petro no representa el tradicionalismo gubernamental sino que tiene estilo y objetivos propios dirigidos consciente y responsablemente a proporcionar bienestar a sus gobernados. También ha sido notable el reconocimiento que está teniendo su labor en favor de los sectores ciudadanos marginados y de las personas más necesitadas. Ya se valora la transparencia del Alcalde: no es un chanchullero, no roba, no deja robar.

No prospera la politiquería.

Como se dice en el argot popular, se les “enmuchiló” la revocatoria a los enemigos del Alcalde. Nunca hubo razones válidas para promoverla. Y los bogotanos, inteligentes como son, saben los daños que continuaría sufriendo la ciudad si se vuelven a interrumpir las gestiones de gobierno, máxime cuando en menos de dos años debe comenzar la campaña electoral para elegir al sucesor de Gustavo Petro.

Por ahora, comenzó en serio la campaña política. Dentro de seis meses debe conformarse nuevo Congreso Nacional y en diez meses habrá que elegir al Presidente de la República. Nadie le va a parar bolas a los revanchistas, a los sectarios, a los politiqueros. Ni bobos que fueran los bogotanos.