Resistencia a las tentaciones
1. Mientras vivamos en el mundo, no podemos estar
libres de aflicciones y tentaciones. Por eso está escrito en Job:
"La vida del hombre sobre la tierra es una tentación continua".
Por esa razón, debiéramos todos estar alerta contra las
tentaciones, velar y orar, para que el diablo no encuentre
modo de sorprendernos; el diablo que unca se duerme,
"antes bien anda dando vueltas en busca de alguno que tragarse".
No hay ninguno tan perfecto y tan santo, que no tenga algunas
veces tentaciones; no podemos librarnos totalmente de ellas.
2. Sin embargo, las tentaciones son muy útiles al hombre,
si bien molestas y pesadas; porque con ellas
se humilla uno, se purifica, se instruye.
Todos los santos han pasdo por muchas aflicciones y tentaciones;
sin embargo, han adelantado.
Pero, los que no han tenido valor para aguantar las tentaciones
han sido desechados como réprobos, y han sucumbido.
No hay orden religiosa tan santa, ni lugar tan apartado,
donde no haya tentaciones o adversidades.
3. El hombre nop está enteramente seguro contra las
tentaciones durante su vida, porque dentro de uno está
el origen de ellas, la concupiscencia, con la que nacemos.
Apenas se retira la tentación, o tribulación, cuando llega otra.
Así tenemos siempre algo que sufrir, por haber perdido
el don de la felicidad original.
Muchos tratan de escapar de las tentaciones; pero tropiezan
más peligrosamente en ellas. Si sólo huímos de ellas, no podemos
vencerlas. Pero, si nos armamos de paciencia y verdadera
humildad, nos ponemos más fuertes que todos nuestros enemigos.
4. El que se aparta de ellas sólo exteriormente, sin arrancar
su raíz, poco progreso hará. Y aun volverán más pronto sobre
él las tentaciones, y peor las sentirá.
Las vencerás mejor poco a poco, si tienes constancia y
magnanimidad, y con la ayuda de Dios, que con la propia
dureza y obstinación. Pide frecuentemente consejo durante
la tentación. No trates con dureza al que la sufra. Al contrario,
infúndele consuelo, como quisieras tú que contigo hicieran.
5. El origen de todas las tentaciones fatales es la onconstancia
del espíritu y la poca confianza en Dios.
Pues así como una nave sin timón la empujan las olas de acá
para allá, así también al hombre indolente que abandona su
propósito diversas tentaciones lo acomenten. El fuego prueba
al hierro, la tentación, al justo. Muchas veces no sabemos
lo que podemos; la tentación nos revela lo que somos.
Por eso hay que estar alerta, sobre todo al principio de la
tentación; porque con más facilidad se vence al enemigo
cuando absolutamente no se le permite pasar la puerta,
sino que allá afuera se le resiste luego que toca.
Por eso dijo el poeta Oviedo: "Ataca al mal cuando empieza;
tarde llega la medicina cuando el mal avazó por larga espera".
En efecto, primeramente asoma en la mente un puro pensamiento;
luego, una viva imaginación; enseguida viene la delectación,
el mal movimiento, y por fin el consentimiento.
Así el maligno enemigo se nos mete poco a poco hasta mero
adentro, si desde el principio no le resistimos.
Y cuando más tiempo tarda uno en resistirle, tanto más se debilita,
día tras día, mientras que el enemigo tanto más se fortalece.
6. Unos sufren sus peores tentaciones al principio de la
converción; otros, al final Algunos sufren tentaciones bastantes
ligeras, conforme a la sabiduría y equidad de la Providencia
la cual pesa los meritos y el estado de las personas, y todo lo
predestina para la salvación de los elegidos.
7. Por esa razón, no perdamos la esperanza cuando seamos
tentados. Al contrario, roguemos a Dios con mucho mayor
fervor, para que se digne ayudarnos en toda tribulación.
Como dice San Pablo, "dará con la tentación la ayuda
necesaria" para que podamos soportarla.
Humillemos nuestras almas bajo la poderosa mano de Dios
en toda tentación y tribulación; porque a los humildes
de corazón los salvará Dios, y los exaltará.
8. En las tentaciones y tribulaciones se conoce cuánto ha
sido el progreso del hombre. En ellas se merece más;
en ellas se manifiesta más la virtud.
No es extraño que uno sea piadoso y fervoroso cuando
no siente ninguna dificultad. Pero si en tiempo de
tentación aguanta con paciencia, entonces si hay esperanza
de mucho progreso.
Algunos triunfan de grandes tentaciones, saliendo vencidos
con frecuencia en las ligeras de todos los días; para que
humillados, jamás confíen en sí mismos en las grandes,
pues en las pequeñas muestran tanta debilidad.