El comandante Hugo Chávez es “signo transparente” cuya tarea comunicacional es contribuir a perfeccionar la visión del socialismo en el futuro de Venezuela.
Se lo manda la Revolución misma. Su rol en los medios es contribuir a la construcción de un gran relato revolucionario.
Es su pasión y militancia, fuerza y mandato.
Chávez significa mucho, carga muchos significados de este periodo revolucionario. Nada mal por cierto.
Esa tarea semiótica de Hugo Chávez, han de saberlo muy bien todos los medios de comunicación, es decir los trabajadores de los medios que quieren acompañar, hermanarse, caminar al ritmo de un pueblo que va tan rápido como puede sobre las transformaciones más hondas.
No hay “receptores” en su sentido quietista porque hay cambio dialéctico y revolucionario… precisamente de ese que, todavía, no conocen muchas sociedades y que cuesta trabajo entender en nuestro estado actual de atraso y alienación mundial.
Si Chávez es visto y escuchado, muchas horas en muchos lugares bajo mil pretextos, es porque su voz no es otra que la de un pueblo indicando los pasos de su Revolución.
Chávez es acción comunicacional directa que no puede ser reducida con métodos desvencijados. Es acción directa de una pedagogía revolucionaria que no se detendrá.
Chávez no habló a las masas desde un púlpito abstracto para decirles cómo han de vivir su Revolución, no leyó un “manual del usuario feliz” para dictar las fórmulas de la ecuación rebelde para una Revolución “perfecta”… es decir, acabada.
Sería una tristeza galáctica.
Muy pronto, quizá, el presidente Chávez será relevado dialécticamente en sus tareas de vocero de la Revolución por campesinos y obreros de todos los frentes que hoy son su soporte crucial y futuro único.
México, DF.
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