LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Esta odisea comienza en el municipio habanero de Marianao. Para trasladarse a los pueblos más cercanos a La Habana, por la Carretera Central, hay que hacerlo en camiones, camionetas y almendrones que hacen piquera en la terminal de El Lido. Por 10 pesos, en moneda nacional, emprendes el viaje, que se parece a un purgatorio rodante.
La terminal de El Lido no descansa a ninguna hora. El traslado de pasajeros es constante, porque mucha gente se levanta de madrugada para acudir a sus centros de trabajo, y otros van y vienen, debido a los infernales turnos médicos en los hospitales de la capital.
Bauta casi se puede considerar parte de la zona metropolitana de La Habana. El territorio, por el sur, alcanza hasta la antigua laguna de Ariguanabo, ahora casi desecada. Por el norte, es ondulado hasta la costa. Importantes vías de comunicación atraviesan el pueblo de oeste a este: La autopista de Pinar del Río, la autopista Panamericana (norte) y la Carretera Central.
El pueblo se caracterizó siempre por su masiva emigración hacia los EE.UU. Luego del regreso de estos “comunitarios”, la economía se ha incrementado. Igualmente, de este pueblo provenían muchas de las prostitutas que se introdujeron en la Marina Hemingway durante los años 90.
Después de salir de Bauta, le sigue un recorrido por pequeños asentamientos de índole más agraria. En esos lugares se aprecia el total abandono de un sistema de vida. Resulta notable la desidia, la tristeza y la enorme miseria de sus habitantes.
Entonces se llega al pueblo de Caimito, que posee una extensión territorial de 239,5 kilómetros cuadrados y más de 30 000 habitantes. Fue fundado en el año 1820. En las cercanas elevaciones del Esperón, en la época de la Guerra de Independencia, existió un hospital de campaña, hoy destruido por la cantera para la extracción de piedras calizas. Se relata que en estos montes, los piratas que circundaban la zona depositaron grandes fortunas en el norte y sur, y allí yacen todavía, ocultos.
Luego de rebasado Caimito, es cuando aumenta la lucha de los camioneros por conseguir más pasajeros. En este tramo, los conductores de vehículos apretujan al personal al máximo bajo pésimas condiciones, con un calor asfixiante, para acrecentar sus ganancias.
Llegando al próximo poblado, Guanajay, el paisaje y el ambiente se tornan diferentes. Éste tiene sus características distintivas. Guanajay cuenta desde su fundación con veintiséis puentes, construidos para drenar las corrientes fluviales que por allí corren en época de lluvia. Sin embargo, en la actualidad estos puentes han sido afectados por el sistema ferroviario del nuevo puerto del Mariel, que deberá pasar por la zona. Esto ya ha provocado muchas inundaciones en el pueblo.
Recientemente fue cerrado el único Hospital de Guanajay. Ello provocó la ira del pueblo, que se manifestó públicamente, por lo que se presentaron las autoridades de Salud Pública del territorio. El gobierno respondió aduciendo que se iba a inaugurar un nuevo Hospital Infantil. Pero la promesa no se ha cumplido.
El Teatro Principal de Guanajay está en ruinas. Quien lo conoció de antaño, hoy se entristece. En este municipio había centrales azucareros, y también algunos tejares, que produjeron todos los ladrillos y tejas de sus antiguas moradas en tiempos de bonanza económica. No hay que ser adivinos para percibir cuánta ruina y destrucción prevalecen tanto en este como en el resto de los pueblos periféricos de la capital. Sus habitantes son el rostro de la resignación y la falta de esperanza.