Hace siete años que Colombia despenalizó el aborto en tres casos: riesgo para la mujer, malformación del feto y embarazo producto de violaciones o incesto. Sin embargo, en 2012, cerca de 102.000 mujeres fueron atendidas por complicaciones derivadas de abortos irregulares, lo que generó al sistema de salud colombiano un gasto de 14,4 millones de dólares.
Las cifras las proporciona un estudio que presentó en Bogotá el instituto estadounidense Guttmacher, que desde hace cinco décadas trabaja en temas de salud sexual y reproductiva en el mundo. Según el instituto, los centros públicos de salud de segundo y tercer nivel del país (centros médicos generales y atención de alta complejidad, respectivamente) aún atienden muy pocos casos de aborto legal y realizan de media solo 6 y 12 procedimientos al año. En cambio, las instituciones privadas realizaron 906 abortos legales por año.
El estudio muestra que la atención de un aborto legal en una institución pública de tercer nivel puede costar 189 dólares y en una de segundo nivel, 213 dólares. Son cifras consideradas altas y esto se debe al método que utilizan para realizarlos. De acuerdo con Guttmachet, estas instituciones siguen utilizando la opción más invasiva y costosa, que es el método de dilatación y curetaje, conocido como legrado. Se calcula que a 8 de cada 10 mujeres atendidas se les aplica este método.
La atención postaborto tiene un costo equivalente a la mitad del valor que tiene la atención del aborto legal
Esto significa que los costos por paciente en las instituciones de estos niveles (en el primero, el nivel básico, apenas se realizan abortos) “son entre 4 y 5 veces más altos que los costos de atención por paciente en instituciones especializadas que emplean los métodos recomendados por la OMS”, dice Elena Prada, una de las investigadoras del equipo. Las técnicas recomendadas a las que se refiere Prada son la aspiración manual endouterina y al aborto con medicamentos como el misoprostol, o la combinación de ambos, que son menos costosos, más seguros y se aplican de manera ambulatoria.
El estudio, que recogió información de 30 instituciones de salud en las cinco principales ciudades del país, calcula que atender a una mujer con complicaciones después de un aborto inseguro cuesta 141 dólares. “(Los costos) son innecesariamente más altos en Colombia que en otros países de América Latina”, dice el informe.
La atención postaborto tiene un costo equivalente a la mitad del valor que tiene la atención del aborto legal en las instituciones de salud de segundo y tercer nivel. En las entidades especializadas privadas la diferencia entre es casi nula. Los altos costos se deben, nuevamente, al uso del legrado, pero también a trabas administrativas y demoras en el servicio.
Cuando se trata de realizar un aborto legal, las instituciones suelen poner barreras, mientras que si una mujer llega con complicaciones postaborto, se atiende inmediatamente ya que es una urgencia médica. “Las demoras son comunes, algunos proveedores de servicios solicitan documentos innecesarios o permisos adicionales del sistema judicial antes de proceder, y algunas instituciones se rehúsan rotundamente a proveer abortos legales”, dice el estudio. Esto último va contra la ley.
“Facilitar el aborto legal practicado con métodos más costo-eficientes significaría un importante ahorro de dinero al sistema de salud, y el agradecimiento de generaciones de mujeres que, en adelante, recibirían un tratamiento menos invasivo, con el estándar de la Organización Mundial de la Salud”, señaló Prada.
En Colombia, según datos oficiales de 2011, cerca de 8% de las muertes maternas se deben al aborto inseguro.