Nicolás Maduro pide gobernar por decreto e incluye entre los enemigos a un sector del chavismo.
La crisis económica, los escandalosos casos de corrupción, la división de la familia, la escasez, la inseguridad, los derrumbes del totalitarismo con muletas y todos los graves problemas que padece hoy Venezuela se pueden solucionar a la vuelta de un año si la Asamblea Nacional le concede al presidente Nicolás Maduro el poder de gobernar por decreto. De eso está convencido el presidente Nicolás Maduro.
Con esa certidumbre ha ido esta semana a pedirles a los diputados que aprueben una ley de poderes habilitantes por espacio de doce meses. Él tiene, según dijo, la encomienda de salvar el socialismo venezolano, adecentar el país, dotarlo de una nueva ética política y hacer productivos los proyectos de la economloía revolucionaria.
En un discurso por el que pasaron desde John Lennon y Ernesto Guevara hasta Jesucristo y Simón Bolívar, el dirigente se presentó como un descendiente puro de la estirpe de salvadores que florecieron en el desaparecido campo socialista. Y aprovechó para virarle los cañones y poner en la nómina de enemigos del pueblo a un grupo que se encumbró y conquistó zonas de influencias bajo el mandato de su antecesor y padre espiritual Hugo Chávez.
No mencionó a ninguno de los llamados boliburgueses porque es una palabra prohibida en el lenguaje oficial, pero habló de "falsos chavistas" y de un "nuevo sector privilegiado, una nueva élite económica" que es, desde su punto de vista, una desviación del proceso que encabezó el paracaidista de Barinas.
El orador hizo una descripción realista de la situación que vive el país y, como siempre, culpó de todos los fracasos de su gobierno a cofradías financieras que quieren que regrese el pasado y al imperio del norte a dúo con la derecha venezolana.
Maduro puso el centro de su pedido de poder total en el asunto de la corrupción. Para el exdirigente sindical su expansión incontrolada puede provocar que los venezolanos se vean impedidos de disfrutar a plenitud del socialismo en un futuro.
Con la inclusión abierta de los boliburgueses en la acera de enfrente, para muchos ciudadanos alertas, lo que trasmite la pieza oratoria es que el huésped del palacio de Miraflores advierte la presencia beligerante de otro batallón enemigo y necesita más fuerza para imponerse en la tángana interna de los chavistas por el control de Venezuela. Además, el drama distrae.