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General: Acerca del Himno Nacional (II): Diego José Batista, sacerdote y patriota
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من: Ruben1919  (الرسالة الأصلية) مبعوث: 15/10/2013 14:12

Acerca del Himno Nacional (I): Manuel Muñoz Cedeño, primer orquestador y más

Publicado el 6 octubre, 2013 • 19:59

por Yimel Díaz

Manuel Muñoz Cedeño es una de esas glorias de Cuba poco estudiadas por la historiografía y la musicología. Su mérito más conocido es el de haber orquestado, por primera vez, aquel tema compuesto por Perucho Figueredo en 1867 que luego devino Himno Nacional. Pero también fue compositor, arreglista, director, patriota, hombre cívico, padre de familia y bayamés orgulloso de su terruño.

Luego de una investigación que nos permitió descubrirlo y ahondar en sus raíces, debemos reconocer que de su vida y obra hay más preguntas que respuestas. Hijo de padres criollos, nació el 1º de enero de 1813 en la misma casa bayamesa donde murió casi 83 años después, el 14 de diciembre de 1895.

En el único esbozo biográfico encontrado se cuenta que su acercamiento a la música ocurrió a través de la banda del regimiento de Isabel la Católica, en la zona del Cauto. Fuentes orales aseguran que también aprendió a tocar varios instrumentos —violín, cello, flauta y guitarra— con músicos de los Alabarderos que operaban en la vecindad.

De su padre heredó el puesto y la sapiencia de Maestro de Obras, que le permitió codearse con toda esa generación de patriotas bayameses que marcaron los derroteros de Cuba a finales del siglo XIX: Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, Perucho Figueredo, Francisco Maceo Osorio y otros.

En Bayamo se le conocieron 17 hijos, cuatro con su esposa Juana Jerez; seis con Concepción Ginarte; cuatro con Manuela Rivero; uno con Manuela Cabrera Martínez (Rafael Cabrera Martínez) y dos con Encarnación Olave.

Algunos de esta numerosa prole fueron músicos, entre los que se destacan Joaquín Muñoz, segundo director de la banda de música que él fundara, y Rafael Cabrera, compositor y heredero de esa agrupación. Este último tuvo dos hijas, Aída y Dulce Cabrera, quienes atesoraron gran parte del patrimonio de su padre y de su abuelo.

Ahora, gracias a su albacea, Yolanda Aguilera, es posible consultar esos valiosos documentos en su colección privada o en el museo provincial que lleva el nombre de Manuel Muñoz Cedeño. La anécdota cuenta que Perucho Figueredo, luego de haber escrito la letra y la música de La Bayamesa en agosto de 1867, acudió a Muñoz Cedeño para solicitarle la orquestación.

También se sabe que él, como Maestro de Capilla, dirigió a los que la interpretaron durante las celebraciones del Corpus Christi en la Parroquial Mayor de Bayamo el 11 de junio de 1868. Igual hizo con el coro que la entonó el 8 de noviembre del mismo año. Días antes, el 28 de octubre, Carlos Manuel de Céspedes, entonces Capitán General del Ejército Libertador, lo había nombrado Regidor del primer Ayuntamiento Libre de Cuba. Consta su firma en varios documentos, entre ellos el acuerdo que abolió la esclavitud en la isla.

Luego del incendio de Bayamo, fue a la manigua y pocas referencias existen de esa etapa. Fuentes orales aseguran que creó una banda mambisa, pero enfermó de disentería y tuvo que regresar a la ciudad, o a las ruinas que de ella quedaron. Documentos del Archivo Histórico Provincial José Manuel Carbonell Alard permiten corroborar que Muñoz Cedeño fue uno de los pocos miembros del primer “gobierno libre de Cuba” a los que se les permitió volver y la razón podría estar en que, luego del siniestro, existía allí una verdadera urgencia de su trabajo como Maestro de Obras.

En junio de 1876, durante los festejos por el Sagrado Corazón de Jesús, Cedeño tocó el himno de Perucho y el público, enardecido, lo aplaudió. De inmediato fue conducido a Manzanillo donde permaneció tres meses incomunicado. Un astuto abogado consiguió su absolución alegando, entre otras atenuantes, la acción de bebidas alcohólicas. Pero las paradojas del destino lo ubicaron en medio del fuego cruzado entre las tropas mambisas que desde tierra tirotearon el vapor Valmaseda donde iba de regreso a Bayamo por el río Cauto, navegable entonces hasta Cauto Embarcadero. De esa escaramuza salió herido. Sobrevivió y en 1880 reapareció en los documentos como uno de los miembros de la Junta de Sanidad del Ayuntamiento Municipal.

La vida de este hombre se ha reconstruido a saltos, a partir de fuentes orales y otros documentos que se salvaron del incendio y han aparecido posteriormente, pero su obra compositiva se halla incompleta y dispersa. Yolanda Aguilera, el museo provincial de Granma y el músico Carlos Puig Premión conservan algunas transcripciones realizadas por Rafael Cabrera, entre ellas, Ave María y Salve Regina, y las canciones A la luna y Hermosa rubia. De esta última sabemos que durante la Guerra de los Diez Años trastocó sus románticos versos en encendido canto patriótico y pasó a la posteridad como Hermosa Cuba.


Hijo de su tiempo, Muñoz Cedeño bien merece estar en el altar de la música religiosa, profana y popular de la segunda mitad del siglo XIX cubano.

Tomado de Trabajadores

Acerca del Himno Nacional (II): Diego José Batista, sacerdote y patriota

El jueves 11 de junio de 1868  Diego José Batista, vicario de  la Parroquial Mayor de Bayamo  vistió sus mejores galas.  Dorados y blancos eran los ornamentos  que le daban mayor  prestancia a su figura de venerable  anciano.

El altar también se había  engalanado para la fiesta del  Corpus Christi y entre la muchedumbre  que se agolpaba en  el templo había una ansiedad  inusual. Perucho (Figueredo),  Aguilera (Francisco Vicente)  y Maceo Osorio (Francisco) estaban  pendientes de la liturgia  como nunca antes. De soslayo  miraban al gobernador, el coronel  Julián Udaeta, y al maestro  de capilla Manuel Muñoz  Cedeño. Este último se había  comprometido a tocar La Bayamesa  en el lugar del te deum  y repetirla varias veces durante  la procesión que recorrería las  principales calles de la ciudad.

Udaeta nada sabía de  música, pero bien conocía el  padre Batista a sus feligreses,  especialmente a aquellos  que anhelaban una Cuba  independiente y por los que  sentía una empatía sincera.  No podía culparlos cuando él  mismo pensaba que tal como  España era para los peninsulares,  igual debía ser Cuba  para los nacidos en la isla.

“Los patricios bayameses  de la generación del 68  eran cercanos al padre Batista  —asegura Raynor Rivera Licea,  historiador de la Catedral  de Bayamo—. Consejos les debe  haber dado y también es probable  que algunas de las edificaciones  de la iglesia, si no el  templo mismo, fueran empleadas  para conspirar. Su figura  ha sido poco estudiada a pesar  de la innegable influencia  que tuvo en el pensamiento de  nuestros próceres.

Única referencia del padre Diego José Batista, del pintor dominicano Luis de Sande, ubicada a todo lo largo y ancho del arco de la nave central de la Catedral de Bayamo. Foto: René Pérez Massola

Única referencia del padre Diego José Batista, del pintor dominicano Luis de
Sande, ubicada a todo lo largo y ancho del arco de la nave central de la Catedral de Bayamo. Foto: René Pérez Massola

“Reconocía con orgullo  ser un sacerdote bayamés. Se  sabe que nació en 1778 en la  calle Martí, entre José Antonio  Saco y Cacique Guamá, y que  murió el 14 de febrero de 1876  en Santiago de Cuba, pero muchos  detalles de su vida están  aún por ser investigados o descubiertos.

“Algunos documentos lo colocan en 1864 como párroco  de Bayamo, pero es posible que  estuviera desde antes. Lo cierto  es que aquel día en que se  estrenó el Himno Nacional, era  el padre Batista quien oficiaba  una de las ceremonias más  valiosas para un sacerdote: la  eucaristía.

“No me atrevería a decir  que hubo complicidad, veneraba  tanto el sacerdocio como  el amor patrio, pero sí recibió  a Carlos Manuel de Céspedes  cuando entró triunfante  en Bayamo el 20 de octubre y  dos días más tarde bendijo la  bandera del Padre de la Patria  en una ceremonia en la  que también participaron los  sacerdotes criollos Juan Luís  Soleilac y Jerónimo Emiliano  Izaguirre (1)”.

Ahora, a propósito de los  500 años de la fundación de  la villa de San Salvador de  Bayamo, el obispado de esta  urbe y su Catedral (2), han  decidido exhibir los atuendos ornamentales que posiblemente  usara el padre Batista  en el acto de bendición  de la bandera, y quizás, por  qué no, también en aquellas  fiestas del Corpus Christi,  las últimas que probablemente oficiara en Bayamo,  y en las que se escuchó el  Himno por primera vez.

Todas estas valiosas piezas  —estola, dalmática, casulla,  manípulo y capa pluvial—  integraban su ajuar  personal. Según Raynor, se  desconoce quién y cuándo  fueron devueltas a las autoridades  eclesiásticas de Bayamo,  pero estas las exhibieron  con celo en el bautisterio de  la Catedral hasta finales de  la década de los años 90 del  siglo XX, cuando fue preciso  retirarlas a la espera de una  restauración que finalmente  fue realizada por monjas  españolas especializadas en  esas labores.

En breve la hermosa Capilla  de Nuestra Señora de los  Dolores, anexa a la Catedral,  verá enriquecido su patrimonio  con una vitrina que mostrará  y conservará esos ornamentos  cargados de historia y significado.  Esperemos que desde allí  el recuerdo del padre Batista  se convierta en aliento para seguir  escribiendo el libro de su  vida.

(1): Del padre Juan Luis Soleilac  se presume un cambio posterior  a favor de España, pues se  le permitió regresar a Bayamo  y seguir oficiando en uno de sus  templos. Al padre Jerónimo Emiliano  Izaguirre, en cambio, se le  recuerda como el primer sacerdote  mambí. Algunos documentos  lo ubican, en 1869, oficiando una  misa ante el Gobierno de la República  en Armas.  

(2) El 9 de diciembre de 1995  una bula papal firmada por Juan  Pablo II convertía en Catedral a  la Parroquial Mayor de Bayamo.



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من: Ruben1919 مبعوث: 15/10/2013 14:30

Bayamo, capital de Granma

Cuba, desde Pinar del Río a Baracoa (15)

 
Bayamo, capital de Granma
 
Bayamo fue fundada en noviembre de 1513 por Diego Velázquez, siendo la segunda ciudad después de Baracoa.

13 DE MARZO DE 2013

Anoche quedaste durmiendo en el Hotel Las Tunas. Bien. Despierta. Desayuna. Saca el coche del aparcamiento y abandona el Hotel. Gira a la derecha y casi inmediatamente a la derecha de nuevo. Pasa frente al Hospital General Ernesto Che Guevara y te incorporas a la carretera central, camino de Bayamo. Unos cinco kilómetros después encuentras una bifurcación. La vía que sigue recta lleva a Holguín. La que gira a la derecha, a Bayamo. Has de conducir 139 kilómetros. Hazlo con precaución. La carretera está en obras en algunos tramos.

Fin del viaje. Estás a 841 kilómetros de La Habana. Ahí tienes Bayamo, capital de la provincia de Granma. El nombre le viene del yate en el que Fidel Castro y otros revolucionarios, entre ellos su hermano Raul y el Che Guevara, viajaron desde Méjico a Cuba para iniciar la revolución que tres años después puso fin al régimen del dictador Batista. En algún otro capítulo te he hablado de esto. Y lo haré en otros posteriores.

Bayamo fue fundada en noviembre de 1513 por Diego Velázquez, siendo la segunda ciudad después de Baracoa. Le puso por nombre San Salvador de Bayamo. Da la impresión que los colonizadores españoles llevaban en sus alforjas un ejemplar del santoral católico, porque cada ciudad que fundaban le endosaban el nombre de un santo o, como en este caso, el de Jesús Salvador. A La Habana la llamaron por primer nombre San Cristóbal.

Bayamo fue la primera ciudad revolucionaria de Cuba. El 10 de octubre de 1868, 30 años antes de la independencia de la isla, se inició aquí el proceso revolucionario, liderado por Carlos Manuel de Céspedes, Máximo Gómez, Antonio Maceo, Ignacio Agramonte y Calixto García, entre otros. Meses después, ante la llegada inminente del Ejército español, los habitantes de la ciudad decidieron prenderle fuego antes que entregarla intacta al enemigo. “Cuando llegaron las tropas españolas –dice Antonio García Checa- sólo encontraron cenizas humeantes. Por el valor y patriotismo de sus habitantes, Bayamo fue declarada Monumento Nacional”.

En su MORFOLOGIA DE LA HISTORIA DEL MUNDO el escritor alemán Oswald Spengler dice que “la Historia visible es expresión, signo y alma hecha forma”. De acuerdo, pero la Historia puede llegar a cansar. No quiero que esto ocurra contigo, de forma que cierro esta división y nos vamos a pasear.

Es obligado iniciar el recorrido en la Plaza de la Revolución, también conocida como Parque Céspedes. Frente a la plaza se yergue el Museo Casa Natal del héroe local. Antes me entretuve con la Historia, ahora he de hacerlo con la biografía. Se impone. Carlos Manuel de Céspedes nació en Bayamo el año 1818 y murió en la Sierra Maestra en 1874. Estudió en las Universidades de La Habana, en Madrid y Barcelona. En 1844 regresó a Cuba. En octubre de 1868, siendo propietario de una hacienda en Manzanillo, dio libertad a los esclavos que trabajaban en ella y declaró la guerra a España. En Méjico fue “el grito de Dolores”, en Cuba fue “el grito de Yara”, pueblo situado en la provincia de Granma, que dio origen a la primera guerra de independencia de Cuba.

Como apunté en el capítulo anterior, los diputados revolucionarios que en Guáimaro escribieron la primera constitución de la nueva patria, eligieron a Céspedes como presidente. De aquí que sea conocido hasta el día de hoy como “padre de la patria”.

Ya sé, ya sé que hoy estoy hablando mucho. Como buen guía, trato de explicarte cosas que tal vez no sepas y te interese conocer.

Te dejo en la Casa Museo Manuel de Céspedes.

Aquí encontrarás una colección de objetos que pertenecieron al padre de la patria, a su esposa y a sus hijos. En su planta alta hay otra colección: arte del siglo XIX. Esta Casa Museo fue declarada Monumento Nacional en octubre de 1978.

¿Concluida la visita? Camina hacia la plazoleta anexa frente de la parroquial Mayor. Hoy se llama Plaza del Himno Nacional. Te explico por qué este nombre. Al ser declarada Bayamo primera capital revolucionaria de Cuba, el pueblo se congregó en la Plaza de la Iglesia Mayor. Hubo un desfile, grandes vítores a los vencedores. En un momento dado apareció la división La Bayamesa, comandada por el militar y músico Pedro Figueredo, a quien llamaban Pedrucho. Fue él quien escribió las estrofas del himno que hoy se canta en toda la nación cubana. Para que lo recuerdes te lo escribo aquí. Total, uno o dos folios más en este capítulo no lo van a dañar.

He aquí la letra del himno.

 Al combate corred, bayameses,  
 que la Patria os contempla, orgullosa; 
 no temáis una muerte gloriosa, 
 que morir por la Patria es vivir. 

 En cadenas vivir, es vivir, 
 en afrenta y oprobios sumidos, 
 del clarín escuchad el sonido; 
 ¡a las armas, valientes, corred! 

 No temáis los feroces iberos, 
 son cobardes, cual todo tirano, 
 no resisten al bravo cubano. 
 ¡Para siempre su imperio cayó! 

 ¡Cuba libre!, ya España murió, 
 Su poder y su orgullo, ¿do es ido? 
 Del clarín escuchad el sonido, 
 ¡a las armas, valientes, corred! 

 Contemplad nuestras huestes triunfantes, 
 contempladlos a ellos caídos, 
 por cobardes huyeron vencidos; 
 por valientes sabremos triunfar. 

 ¡Cuba libre! Podemos gritar, 
 del cañón al terrible estampido, 
 del clarín, escuchad el sonido; 
 ¡a las armas, valientes corred! 

El escritor francés Pierre Josse dice que la letra de este himno patriótico está inspirada en otro igualmente célebre, La Marsellesa que se canta en Francia.

Continuemos con los memoriales. En la calle Abigail González tienes el parque y el Museo Nico López, donde estuvo el antiguo cuartel de Bayamo, asaltado el 26 de julio de 1953 por jóvenes enviados por Fidel. Ese mismo día Fidel Castro, con otro grupo de jóvenes idealistas, asaltaba el cuartel Moncada, en Santiago de Cuba.

Acércate al número 59 de la calle Maceo, entre Donato Mármol y José Joaquín Palma. Aquí está el Museo Provincial de Granma. Sus cinco salas exponen colecciones artísticas y patrióticas, piezas de excepcional valor, entre ellas el atril y la tapa del violín que utilizó el músico Manuel Muñoz para instrumentar por vez primera el Himno Nacional.

Tres veces me has dicho que tienes hambre. Bien. Hagamos un alto. Tienes dos paladares: El Sagitario, en el 107 de la calle Mármol y el Polinesio, en la calle Parada. En el 167 de General García está el restaurante La Sevillana, el más chic de la ciudad. Puedes comer aquí o en el restaurante del Hotel que te aconsejo para dormir, el Sierra Maestra, en la salida de Bayamo, carretera a Santiago

¿Satisfecho? Sigamos el recorrido. En la calle General Ricardo se encuentra el Museo de Cera. No es el de Londres, desde luego, pero sí único de su tipo en Cuba. Muestra una colección de artistas famosos y personajes populares.

Alrededor de la catedral puedes ver interesantes edificios, entre ellos la Casa de la Nacionalidad Cubana, centro dedicado a la investigación histórica de la isla. Algo lógico, si tenemos en cuenta que Bayamo fue capital de la república insurgente.

Si te interesa poner los pies en una planta histórica y suponiendo que el coche no te canse, podrías conducir 162 kilómetros y acercarte a playa Las Coloradas, en el municipio de Niquero, aún en la provincia de Granma. Allí está Playa Las Coloradas, en el golfo de Guacanabayo. El 2 de diciembre de 1956 a esas playas llegó la expedición embarcada en Méjico, en el yate Granma, al frente de la cual figuraba Fidel Castro para guerrear contra Batista. Los expedicionarios se ocultaron pronto en la Sierra Maestra. La guerra duró tres años, 1956 a 1958. En enero de 1959 los revolucionarios entraron victoriosos en La Habana.

Soy consciente de que te he dado muchos consejos. ¿Aceptas uno más (por ahora)? No te marches de Bayamo sin cumplir con lo que aquí es tradición. Aparca tu vehículo donde puedas y toma un coche tirado por caballos, uno de esos carruajes que los niños de antes de la guerra civil española llamaban “el cochecito lerén” Pasear por las calles de Bayamo en uno de esos coches, que puedes encontrar alineados en el parque, es una experiencia única. Entiendo que el filósofo llevaba razón. Nada estimula tanto nuestra experiencia como el contacto con otras experiencias fecundas.
 

Autores: Juan Antonio Monroy

©Protestante Digital 2013


جواب  رسائل 3 من 3 في الفقرة 
من: Ruben1919 مبعوث: 15/10/2013 14:41

tenor italiano Enrico Caruso.

 

Granma

Ruinas de la Quema de Bayamo

Ruinas de la Quema de Bayamo

Vea los vestigios del Incendio de Bayamo en esta exhibición en la Plaza del Himno.

 

Plaza de la Patria

Plaza de la Patria

Esta plaza rinde tributo a Carlos Manuel Céspedes, conocido como el Padre de la Patria.

 

Plaza del Himno

Plaza del Himno

Esta plaza conmemora la primera vez que el Himno Nacional fue entonado públicamente, el 20 de octubre de 1868. El Himno fue compuesto por Perucho Figueredo. Desde1980, el 20 de octubre fue proclamado Día de la Cultura Cubana.

 

Ventana de Luz Vázquez

Luz Vázquez’s Window

Vea el lugar donde la canción revolucionaria “La Bayamesa” fue cantada por primera vez. En el sitio, otrora hogar de Luz Vázquez, se lleva a cabo una ceremonia todos los sábados a las 9 pm.

 

Plaza de la Revolución

Plaza de la Revolución

Bordeada por estatuas del general Calixto García, José Joaquín Palma, Canducha Figueredo y Antonio Maceo, esta plaza fue conocida originalmente como Plaza de Armas. Su nombre fue cambiado a Plaza de la Revolución en 1898, después de que el ejército del mayor general Calixto García tomó la ciudad de Bayamo.

 

Capilla La Dolorosa

Capilla La Dolorosa

Visite la Plaza del Himno en Bayamo para apreciar esta pintoresca capilla barroca construida entre 1733 y 1740.

 

Retablo de los Héroes

Retablo de los Héroes

Esta estatua de bronce de Francisco Vicente Aguilera, antiguo alcalde de Bayamo, fue esculpida en 1954 y descansa sobre una base de mármol. En su lado derecho tiene 16 medallones de bronce y 17 del izquierdo, con las imágenes de destacadas figuras bayamesas.

 

Monumento a Perucho Figueredo

Perucho Figueredo Monument

Asegúrese de ver el impresionante busto de Figueredo tallado en mármol de Carrara y granito, localizado en la Plaza de la Revolución. Figueredo compuso el Himno Nacional.

 

Monumento a Celia Sánchez (Manzanillo)

Celia Sánchez Monument

Este homenaje a la heroína fue construido en 1990 y ostenta una escalinata de loza de barro que luce coloridos murales de cerámica. Desde su cima podrá contemplar magníficas vistas de la ciudad.

 

Iglesia de la Purísima Concepción (Manzanillo)

Iglesia de la Purísima Concepción

Eleve su mirada y admire las distintivas torres de campanario gemelas en lo alto de esta iglesia erigida en 1805. No deje de ver el impresionante altar dorado en su interior.



 
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