La mayor
oposición a la despenalización del aborto en el país proviene de la
Iglesia, que argumenta que el aborto es un homicidio. ¿Cómo responde a
ese planteo?
–Respetamos las creencias de la Iglesia, aun cuando ha cambiado mucho
su posición a lo largo del tiempo: esta prohibición absoluta del aborto
que sostiene en la actualidad es reciente en términos de siglos. Los
padres de la Iglesia como San Agustín o Santo Tomás de Aquino han
considerado que el ser humano empezaba a los 40 días de embarazo. Pero
si la Iglesia Católica dice que se trata de un ser humano que no se
puede matar, no tiene que prohibir el aborto, porque la prohibición no
disminuye la práctica del aborto. Si quiere evitarlo, tiene que
prevenirlo a través de facilitar el acceso a la información y a los
anticonceptivos. La Iglesia, por su apego a los dogmas, es la primera
promotora del aborto: en primer lugar, porque no está a favor de la
educación sexual y, al mantener a los jóvenes en la ignorancia, promueve
el embarazo no deseado. El embarazo no deseado termina en aborto. En
segundo lugar, promueve al aborto porque se opone a los anticonceptivos,
especialmente a los condones, pero a los otros también. Desde IPPF
afirmamos la importancia del Estado laico. En el siglo XXI no se puede
permitir que la Iglesia Católica quiera imponer a todos los ciudadanos
una creencia particular. Ejem ejemmmmm ¿Que dirá el camarada Francisco I?