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De: carlos305  (Missatge original) Enviat: 17/10/2013 16:01

El Pontón de Centro Habana se hunde

| Por Orlando Freire Santana
    

Campo de pelota de El Pontón

Campo de pelota de El Pontón

LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Si alguien desea comprobar la crisis que afronta el deporte cubano a nivel de base, y que después repercute en el bajo rendimiento de los equipos nacionales, lo convidamos a que visite el Pontón, una instalación deportiva ubicada en la confluencia de las calles Oquendo y Manglar, en el municipio de Centro Habana.

En los años 60 y 70, el Pontón era un modelo de instalación, que propiciaba la práctica deportiva de los talentos del territorio, además de la recreación del resto de los pobladores. Recuerdo que los estudiantes de secundaria básica de los alrededores disputaban allí torneos de baloncesto, voleibol y atletismo. Las canchas para los dos primeros estaban en buen estado, siempre con los correspondientes aros y net; y la pista, perfectamente delimitada, garantizaba el desarrollo de los corredores.

También funcionaban dos piscinas  -una para natación y la otra para clavados, con trampolín de diez metros-, un terreno de béisbol con gradas, varias canchas de tenis, así como salas techadas para judo, lucha, esgrima y levantamiento de pesas.

Una Cancha de El Pontón

Una Cancha de El Pontón

Hace algunos años, tal vez algo más de una década, ya el Pontón había experimentado la destrucción de muchas de sus instalaciones debido a la desidia, y el bajo o inexistente presupuesto para realizar la labor de mantenimiento. Sin embargo, el terreno de béisbol todavía oficiaba como sede del equipo Centro Habana durante los certámenes provinciales de la pelota en la capital. Allí, los sábados y domingos, acudían muchos aficionados detrás de figuras que después brillarían en las series nacionales, como es el caso de Enriquito Díaz, líder indiscutible de bases robadas en la pelota cubana. Mas, ya ni eso queda.

El área central, donde antaño se practicaban el béisbol y el atletismo, es hoy un inmenso yerbazal en el que casi no quedan huellas de la pista ni la media luna, y solo falta la presencia de vacas y caballos para que parezca un potrero. Las piscinas son estanques vacíos atestados de basura; las canchas de baloncesto carecen de aros; y varias salas techadas están casi destruidas, como si hubiesen sido bombardeadas. Ah, y ya no tiene puertas ni cercas perimetrales en buena parte de su extensión. Es decir, que las personas entran y salen a cualquier hora del día y la noche, sin que el custodio que vigila  -solo en horario nocturno- lo que fue el principal acceso pueda hacer mucho por impedirlo. En esas condiciones no es difícil imaginar que el lugar haya devenido un paraíso para los elementos delictivos.

La mañana de nuestra visita al Pontón, solo hallamos algún que otro practicante de ejercicios aeróbicos, así como un grupo de personas que utilizaban  los aparatos de un denominado “gimnasio biosaludable”, ubicado  -desde hace algunos meses-cerca de donde se encontraba la puerta principal de la instalación, y que hoy la dirección presenta como una muestra del “resurgimiento” de este combinado deportivo.

También vimos a tres trabajadores de mantenimiento que ya bordean la jubilación. Acometían con rústicas guatacas la misión de eliminar la crecida hierba en una esquina del área central, y así intentaban conformar un terrenito de béisbol para los niños de la zona. Ellos manifestaron que, no obstante haberse aprobado hace poco un presupuesto para el mantenimiento de la instalación, todavía no contaban con los instrumentos adecuados para esa faena, por lo tanto hacían lo poco que podían, con recursos propios, para evitar que el Pontón se hundiese más. Además, reconocen que los bajos salarios constituyen un desestímulo para que trabajadores más jóvenes y capaces se encarguen.

Ya a punto de retirarnos, un hombre que hacía ejercicios aeróbicos se nos acercó y expresó lo que podría sintetizar la actualidad del Pontón: “Óigame, al que conoció esto antes, y lo ve ahora, le da un infarto. Y eso que dicen que lo están reparando…”.

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