“Siento mucho anunciar que no viajaré a Suiza, al torneo de Basilea, ya que después de estas últimas semanas de mucha intensidad tengo que cuidar mi salud y mi preparación física”. Rafael Nadal ha hecho oficial hoy que no participará en el torneo de categoría 500 que desde el lunes debía servirle de lanzadera para asegurarse acabar 2013 como número uno del mundo. El español tiene una ventaja de 400 puntos sobre Novak Djokovic en el esprint que les enfrentará por el puesto de aquí a mediados de noviembre. Ahora, el pulso se concentra en dos citas: el Masters 1000 de París (desde el 28 de octubre), donde Nadal no defiende ningún punto y Djokovic solo 10; y la Copa de Maestros (desde el 4 de noviembre), donde el campeón de 13 grandes solo sumará, porque no compitió el año pasado, y el de 6 no podrá aumentar su cuenta, porque ganó en 2012. Todo se decidirá en Londres, durante el torneo final.
“Se trata de un tema lógico de descanso, era un problema de buena selección [de los torneos]”, le explicaron a este diario fuentes del equipo del mejor tenista del planeta, que descartaron nuevas dolencias en la rodilla izquierda de Nadal, quien hasta febrero estuvo siete meses de baja por una rotura parcial de ligamento rotuliano y una hoffitis en la articulación. Desde su vuelta a las pistas, el español, de 27 años, ha sumado la friolera de diez títulos y tres finales en quince torneos. En consecuencia, tras ganar el Abierto de EE UU, Nadal se enfrentó a una disyuntiva: regalarse el descanso que le reclamaban el cuerpo y la mente tras una temporada brillante o asaltar la gira asiática para recuperar el número uno.
El español optó por lo segundo y logró el objetivo alcanzando la final de Pekín (perdida con Djokovic) y las semifinales del Masters 1000 de Shanghái (Del Potro). En esos torneos se le vio fino de golpes y pesado de piernas. Entonces nació la decisión de no competir en Basilea, con la meta de prepararse a fondo para el esprint por el número uno. Su baja en Suiza demuestra otra cosa: tras el susto de su lesión de 2012, Nadal, que siempre fue el tenista de élite que más torneos jugó, ha aprendido a intentar seleccionar mejor el cómo, el cuándo y el dónde de sus esfuerzos.
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