Vivienda en Cuba: el derrumbe que viene
Daniel Benítez
9 de julio de 2013
Más de un millón 170 mil casas cubanas, el 39 por ciento del fondo habitacional existente en el país, se encuentra entre regular y mal, según un informe del Instituto Nacional de la Vivienda (INV).
El informe gubernamental antecedió al recién concluido período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde el tema de la vivienda centró buena parte de las discusiones socioeconómicas de los diputados.
La Comisión de Industria, Construcciones y Energía del Parlamento señaló en sus conclusiones la urgencia de las labores de recuperación y mantenimiento del fondo habitacional del país, y llamó a priorizar el desarrollo de la industria de materiales de la construcción.
Los diputados -indicó la comisión parlamentaria- prestarán especial atención a la construcción de viviendas en los municipios, y a aquellas que se erijan en zonas rurales y montañosas, sobre todo si se realizan mediante esfuerzo propio, con créditos y otras facilidades.
Fuentes no gubernamentales cifran incluso en 57 por ciento las edificaciones en mal o regular estado, mientras reflejan que existe un déficit de más de 700 mil hogares.
Cifras preocupantes
Entre las principales causas del deterioro señaladas en el informe del INV se encuentran el frecuente azote de fenómenos climatológicos, culpables por “afectar de una u otra manera más de un millón de moradas en los últimos 10 años”. Solo el huracán Sandy, que asoló la isla en octubre de 2012, dejó unas 150 mil casas dañadas y más de 17 mil se derrumbaron totalmente en las provincias de Santiago de Cuba y Holguín.
Las estadísticas sobre la construcción de viviendas no resultan nada halagüeñas. Cuba construyó apenas 32.103 viviendas en 2012, el 28 por ciento de ellas levantadas con esfuerzo de la población. La cifra revela la caída continuada en la edificación de inmuebles por sexto año consecutivo, luego que en el 2006 se terminaran 111.273.
Todo eso a pesar de que el salario promedio en la construcción fue el más alto entre todos los sectores laborales del país, con 580 pesos cubanos mensuales (CUP), unos $24 dólares. (El salario promedio en el país subió a 466 CUP, 11 pesos más que en el 2011).
Los resultados del primer semestre del 2013 van por el mismo camino. Según reveló el ministro de Economía y Planificación, Adel Yzquierdo, durante su intervención ante el Parlamento cubano, la construcción de viviendas cayó en un 3 por ciento en lo que va de año y se incumplieron 500 inmuebles en una provincia tan necesitada cono La Habana.
Situación tensa
Por eso, indicó el ministro, es una necesidad que se cumpla el plan de viviendas en Santiago de Cuba, que está avanzando “pero de manera muy tensa” en medios de las secuelas del huracán Sandy.
Yzquierdo también dijo que se observó un decrecimiento del plan de construcción de viviendas por medios propios en un 6 por ciento, pues las personas están utilizando los recursos entregados para reparar sus casas y menos para construirlas. El plan de edificación de viviendas por medios propios es de 13.000.
Debido a esta precaria situación, el régimen ha tenido que aplicar urgentes medidas para intentar detener el deterioro tras décadas de inmovilismo en el sector, y de una casi completa paralización en las construcciones y reparaciones.
Primero la opción, por fin después de más de cinco décadas, de compra y venta, que ha desatado una ola de anuncios en los más disímiles sitios, incrementando la especulación inmobiliaria con precios exorbitantes (muchas veces sin tener en cuenta el estado constructivo de las locaciones), y luego la entrega de créditos y subsidios para facilitar la “construcción por esfuerzo propio”.
Demanda de materiales
Pero, ¿puede dinamizar el mercado y lograr ostensibles mejoras? Realmente es poco creíble si se tiene en cuenta que los subsidios no sobrepasan los 80 mil pesos cubanos, -unos 3.200 CUC- para una edificación de 25 metros cuadrados con baño, cocina y pago de mano de obra incluidas, mientras que solo se autorizaron créditos de entre 5.000 y 10.000 CUP para acciones menores.
Sin embargo, el país tampoco cuenta con una industria de materiales de la construcción capaz de hacer frente a una mayor demanda, de ahí que solo los subsidiados puedan comprar en establecimientos específicos el cemento P-350, instalaciones sanitarias, pinturas y elementos de plomería y electricidad hasta revestimientos de paredes, entre otros.
El informe del INV refleja que en los primeros seis meses del presente año las ventas minoristas de estos materiales fueron superiores a los 650 millones de CUP, y que al menos hasta marzo de 2013 unas 33 mil personas fueron beneficiadas con estas alternativas.
En el 2011, por 24 domingos consecutivos, la televisión cubana transmitió el curso “Con tus propias manos: Cómo construir y mantener tu vivienda”, con el supuesto objetivo de dar “a la población imprescindibles conocimientos sobre las acciones constructivas a realizar para la ejecución de nuevas viviendas o la rehabilitación de las existentes mediante el esfuerzo propio”.
Un reto monumental
Pero el reto de la vivienda en Cuba es monumental y no podrá resolverse con soluciones a medias, sin liberar totalmente las fuerzas productivas y permitir que la empresa privada entre al negocio de las construcciones.
Hace 60 años, el reclamo del derecho a la vivienda era una de las motivaciones de Fidel Castro y el grupo de jóvenes que asaltaron el Cuartel Moncada. El programa del Moncada se hizo luego finalidad gubernamental desde 1959, sin que hasta la fecha pueda hablarse no ya de promesas cumplidas, sino de el mínimo mantenimiento habitacional que impida la destrucción y el derrumbe del patrimonio arquitectónico nacional.
En su discurso de clausura de la Asamblea Nacional, este domingo, Raúl Castro admitió que el proclamado crecimiento del 2,3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer semestre del año, “no se nota en la economía de la familia cubana promedio”.
Mucho menos se advierte en la situación de la vivienda, que es acaso el mayor obstáculo para intentar imaginarnos la luz al final del túnel cubano.
CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS EN CUBA (2000-2012)
2000 – 42.940
2001 – 35.805
2002 – 27.460
2003 – 15.590
2004 – 15.352
2005 – 39.919
2006 – 111.373
2007 – 52.607
2008 – 44.775
2009 – 35.085
2010 – 33.901
2011 – 32.540
2012 – 32.103
Fuente: ONE
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Nota de Manuel Castro Rodríguez: Desde hace más de cuatro décadas la escasez de alimentos y viviendas son dos de los principales problemas que afectan al cubano de a pie. Según el Gobierno, a comienzos de 2008 el déficit habitacional ascendía a 600 mil viviendas y necesitaba reparación el 85% de los inmuebles de más de tres pisos.
El profesor Carmelo Mesa Lago estimó en 1997 que el déficit habitacional ascendía a un millón de unidades, por lo que actualmente debe ser mucho mayor, dado que hace siete años, en 2006, se planificó la construcción de cien mil viviendas anuales, pero solo se cumplió ese año y los derrumbes continúan.
En la mitad de las viviendas cubanas conviven hasta cuatro generaciones; la situación más crítica es en la capital, donde el 70% de las viviendas estaba en un estado precario; y unos mil 400 edificios en mal estado son desalojados anualmente por el peligro de derrumbarse.
Desde hace más de una década, las “posadas” (push botton) se utilizan para albergar a personas sin vivienda. La crisis habitacional obliga a muchos divorciados a seguir conviviendo bajo el mismo techo, incluso hasta en el mismo cuarto.
Por mucho empeño que ponga una familia cubana en reparar su vivienda, es imposible que lo pueda hacer si no recibe ayuda de sus familiares y/o amigos que han emigrado.
Luisa M. Medinas Isnaga y su hija Idaisil Rivero Medina de 12 años fallecieron hace un mes, el 2 de junio de 2013, a causa del derrumbe de su casa situada en Antonio Maceo No. 460, entre Rosario y Simón Bolívar, Trinidad, a dos cuadras del centro turístico.
Fidel Castro prometió hace sesenta años: “Hay piedra suficiente y brazos de sobra para hacerle a cada familia cubana una vivienda decorosa”.