Son casi 400 páginas y se le quedan cortas. A lo largo de 31 capítulos, el músico Miguel Ríos (Granada, 1944) escribe en sus memorias Cosas que siempre quise contarte
(Planeta, 2013) no sólo los muchos frutos recogidos a lo largo de medio
siglo de trayectoria musical. Casi todo el que menciona recibe algún
garrotazo: desde Luis del Olmo –que según él no sabe
presentar conciertos- hasta Florentino Pérez, actual presidente del Real
Madrid, quien no le dejó organizar en el Santiago Bernabéu un concierto
contra la guerra de Irak. “Mientras él sea presidente, no volveré al
Bernabéu”, dice.
Ríos, quien abandonó los escenarios hace dos años con un último
recital en Guanajuato (México), lleva justo ese tiempo escribiendo una
cítrica autobiografía de prosa chula y divertida en la que no escasean
los juicios lapidarios, incluso contra los propios socialistas. A José Luis Rodríguez Zapatero
se refiere como un “tipo cálido”, pero “sin talla política” y a los
artistas españoles les dedica durísimas críticas. Se refiere a ellos
como un grupo incapaz de defender sus derechos aunque les sodomicen con una IVA del 21%.
Sobre el episodio concreto del apoyo a la candidatura socialista,
Ríos se desdice y justifica su desencanto, así: “Como siempre, había
prestado mi nombre a la campaña socialista y asistí en un acto de apoyo
de la ‘gente de la cultura’ a Zapatero en el Círculo de Bellas Artes.
Pero, justo un año más tarde, el 29 de abril de 2005, muy cabreado con
su falta de compromiso político para atajar el problema de la piratería,
publiqué un artículo en El País: ‘A favor de la huelga de la música’”.
"Esta profesión no parece organizarse para la defensa de sus derechos, por mucho que la sodomicen con 21% de IVA"
Sobre el resto de los artistas, se despacha: “Lo mismo que hoy, el
día que esto escribo, cuando otra reforma de la ley (Propiedad
intelectual) paraliza a una profesión que no parece organizarse para la
defensa de sus derechos, por mucho que la sodomicen con 21% de IVA”. A
la SGAE la llama diabólica y a Teddy Bautista aunque no llega a
dedicarle agrias palabras, le lanza unas puntillas políticas.
Cuenta, por supuesto, amores y desamores, triunfos y batacazos, la
experiencia carcelaria, los viajes iniciáticos a Madrid, Barcelona,
Canadá, Tokio, Estados Unidos, México o Venezuela, las peleas con los
representantes, las disputas con los concejales ce cultura y los
empresarios. A sus 70 años, dice, es mucho lo que ha visto.
"No había pueblo en España que no me quisiera llevar”
Refiriéndose su primer década de éxitos dice: “Televisión Española
emitió un vídeo de un concierto y no había pueblo en España que no me
quisiera llevar”, modestia aparte, emite Ríos largos y amargados
gorgojeos. A pesar de lo que de él se ha dicho nunca ha cobrado ni un
duro del Ministerio de Cultura, que la prensa es necia y que él, en
resumen, nunca salió “ileso” de su éxito, escribe desde la casa de su
madre en Granada, la misma que, dice él, con el dinero que ganó a
comienzos de los años ochenta.
Se vanagloria Ríos de haber sido el primero en todo: el primer español en actuar en México, el primer rockero en recibir la Medalla de Oro al Mérito… Hay anécdotas divertidas, como un encuentro con el entonces vivos Manuel Lara,
editor de Planeta, quien le manda a quitarse la peca que de tan mal
humor ponía al empresario. A personajes como José María Aznar les
concede también prolijas antipatías, no así con el rey Juan Carlos o la
monarquía en general. Escrito con gusto y una sobredosis de citas que
van desde Truman Capote hasta Luis García Montero, el libro sale a la
venta esta semana.