Assange apareció con un listón amarillo en la camisa y eso le valió la simpatía inmediata de la audiencia: ese símbolo han escogido los cubanos para demandar la liberación de sus cinco compatriotas que permanecen presos en Estados Unidos por haber infiltrado a organizaciones terroristas del exilio para obtener información que permitiera prevenir atentados. No sólo fue explícito en su solidaridad con los cautivos sino que abordó extensamente la circunstancia de Cuba y se declaró dispuesto a aprender de la isla, que ha sobrevivido a cinco décadas de bloqueo.