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Mas surge entonces una pregunta lógica: ¿por qué Barack Obama, al acceder a la Casa Blanca en el 2009, no siguió la estrategia del levantamiento del bloqueo y la normalización de las relaciones, cuando parecía ser la más inteligente para los propósitos norteamericanos, y contaba además con un amplio capital político de respaldo para hacerlo?
Mi hipótesis es que Obama y sus asesores tomaron en cuenta por encima de todo la variable interna de Cuba. Consideraron que las vulnerabilidades económicas, políticas y sociales que presentaba Cuba y la no presencia de Fidel Castro en la presidencia del país, ofrecían cierta oportunidad para acabar de lograr el objetivo perseguido por todas las administraciones anteriores con relación a la Isla. También pueden haber manejado la llamada idea de la “evolución biológica”: “si hemos luchado con tanta determinación contra el régimen de Castro durante 50 años, qué nos cuesta esperar entonces unos pocos años más, a que Fidel y Raúl no estén en el poder y negociamos entonces con los que vengan detrás, supuestamente más dóciles a llevar adelante la ‘transición hacia la democracia’”. Este aserto puede haber tomado mayor peso debido a la difícil situación tanto en el plano interno como externo que enfrentó Obama al arribar a la presidencia. Situación que hacía que el tema Cuba no fuera de una prioridad tal que llevara al presidente a gastar capital político —el cual iba a necesitar para otros temas de mayor urgencia— en una lucha por hacer cambios más significativos en la política hacia Cuba, que lo hubieran llevado a enfrentarse a los congresistas de extrema derecha de la comunidad cubana en los EE.UU.
De esta manera, Obama y sus asesores escogieron en ese momento el camino que pensaron era más inteligente en sus objetivos por destruir la Revolución cubana en un lapso de tiempo más reducido, utilizando el bloqueo como herramienta para ejercer presión política sobre Cuba. También, haciendo un análisis del contexto de la realidad interna de los EE.UU., del entorno internacional y de la dinámica interna de la sociedad cubana en el 2009, es lógico pensar que hayan preferido seguir la “ley del menor esfuerzo”, buscando maximizar los resultados en la política hacia Cuba, al menor costo posible.
El profesor Esteban Morales ha explicado de manera brillante la estrategia adoptada por la administración Obama, la cual considero aún se mantiene. En su trabajo “Una hipótesis sobre la estrategia de Obama hacia Cuba”, Morales explica cómo el presidente demócrata divide el bloqueo en dos: por un lado, flexibiliza aquellas medidas que afectan directamente al ciudadano común, con la intención de contribuir a ir borrando la imagen negativa que del imperialismo estadounidense tiene la mayoría de la población cubana;16 por otro, mantiene intactas e incluso aumenta la aplicación y control de todas las regulaciones del bloqueo que afectan al gobierno cubano, dificultándole a este la capacidad de respuestas efectivas a la política subversiva de los EE.UU.17 De ahí que, la administración Obama ha sido mucho más agresiva que la de Bush en la persecución y las sanciones a aquellas empresas y bancos que comercian o hacen transacciones financieras con Cuba, burlando las regulaciones del bloqueo. Tampoco ha hecho nada por levantar la prohibición de los viajes de placer a los ciudadanos norteamericanos. Como ha advertido Esteban Morales, lo que afecta al Gobierno cubano también afecta a sus ciudadanos, pero esta afectación es indirecta y pasa por múltiples mediaciones.
Así, la administración Obama pretende establecer una cuña divisoria entre pueblo y gobierno, fabricando la imagen de que aplica políticas diferentes en cado caso. El investigador cubano Alfredo Prieto lo ve de la siguiente manera: “¿Bombardear la isla? Sí, pero con jeans y Mc Donald´s, es una formulación frecuente en el discurso político y mediático norteamericano, sobre todo en las huestes demócratas (los republicanos suelen ser más musculosos). La permanencia del bloqueo comercial lo hace por lo pronto imposible, pero en su lugar se acude a viajes, remesas y contactos con la finalidad de subvertir al enemigo en el entendido de que el choque con los “valores norteamericanos” —democracia, libre empresa, tecnología e información— minarán su estabilidad en tiempos de crisis y acelerarán su derrumbe”.18
Ello se aplica perfectamente a las palabras de Hilary Clinton el 13 de enero de 2009, durante la audiencia en el Congreso para confirmarla al frente de la secretaría de Estado: “El presidente electo tiene intención de suprimir las restricciones para viajes familiares y las remesas. Él considera, y yo entiendo que es lo más inteligente, que los “cubanoamericanos”, son los mejores embajadores de la democracia, la libertad y la economía de la libre empresa. En la medida que ellos puedan viajar a Cuba para ver a sus familiares, ejercerán una influencia en relación con los fracasos del régimen de Castro, la represión, la negación de las libertades políticas, los prisioneros políticos y todas las acciones desafortunadas que se han realizado para reprimir al pueblo cubano”.
Como cada administración impone algún sello en la política hacia Cuba, la actual se ha caracterizado por la instrumentalización que ha hecho del bloqueo —jugando hábilmente con la vieja política del garrote y la zanahoria—, así como los nuevos componentes de su labor subversiva, haciendo énfasis en el uso de las nuevas tecnologías y en el trabajo dirigido a determinados sectores de la sociedad cubana: jóvenes, negros, homosexuales, religiosos, blogueros, mujeres, cuentapropistas, intelectuales y artistas, y el provecho que intenta sacar de temas que son debatidos hoy en nuestra sociedad como la racialidad, el género, el uso de Internet, la diversidad sexual y la participación comunitaria, insertando mensajes subversivos y fomentando la división. También se ha distinguido por el ofrecimiento —con financiamiento del gobierno estadounidense— de becas de “liderazgo” y “cambio político” a jóvenes cubanos, bajo la obligatoria condición de su regreso a Cuba para servir de agentes del cambio, aunque este programa es global y no está dirigido solo a Cuba.
Las medidas tomadas por Obama sobre los viajes, las remesas, los paquetes y los servicios de telecomunicaciones, si bien pueden calificarse de positivas para una mejor relación entre ambos países, no constituyen en su esencia una rectificación de una política agresiva, sino más bien parte de la estrategia subversiva de la administración Obama contra Cuba a través de los “métodos blandos” o del “soft power”. No es una estrategia encubierta, sino declarada abiertamente, quizá también por la necesidad de justificarla ante los ojos de los sectores de extrema derecha y del llamado “exilio histórico”. Ello se puede demostrar con solo citar varias declaraciones de Obama y de otras autoridades, instituciones y tanques pensantes de los EE.UU. En ellas se pueden encontrar ideas como: “hacer que la gente dependa cada vez menos del gobierno”, “los cubanoamericanos serán nuestros principales embajadores de la libertad”, “necesidad de crear agentes de cambio”, “romper el bloqueo informativo”, “apoyar la sociedad civil en Cuba”, entre otras. El 8 de agosto de 2011, el presidente Obama fue muy claro en ese sentido cuando señaló en un encuentro con la prensa hispana en la Casa Blanca, que su política hacia Cuba tenía el apoyo de los cubanoamericanos y “beneficia al pueblo cubano, no al régimen”.19
Al mismo tiempo que el bloqueo es manejado de forma más inteligente para que cumpla con los fines subversivos propuestos, la administración Obama repite el mismo error de los gobiernos estadounidenses anteriores, al utilizar el bloqueo como su principal carta de negociación, presionando a Cuba para que cambie su sistema político interno y lo ajuste al “modelo de democracia estadounidense”. Está demostrado históricamente que la dirección de la Revolución cubana no actúa bajo presiones externas y que, sin embargo, siempre ha estado abierta al diálogo respetuoso y en igualdad de condiciones, sin la menor sombra a la soberanía de la Isla. Obama no debiera renunciar a las lecciones que le ofrecen los últimos 50 años de las relaciones EE.UU.-Cuba.20
Sin embargo, la Revolución cubana, bajo la guía de Raúl Castro, a pesar de la difícil coyuntura por la que aún atraviesa y los innumerables problemas a resolver, ha ido saliendo adelante más rápido de lo que quizá muchos imaginaron. A pesar de que la administración Obama ha sido muy osada en el manejo de la realidad cubana, ya se puede vislumbrar que en menos de cuatro años, Obama pasará a ser el onceno presidente de los EE.UU. en fracasar en su política de “cambio de régimen” hacia la Isla.
Por otra parte, los pretextos para mantener esa absurda política son cada día menos creíbles, por mucho que el gobierno norteamericano se esfuerce en promoverlos a través de sus campañas mediáticas. Mantener a Cuba en la lista de países terroristas es algo en lo que estoy seguro, ni el mismo Obama cree. Cuba ha dado pasos importantes por su propia voluntad y sin contar para nada con los EE.UU., haciendo gala de su soberanía y capacidad de construir un socialismo mejor, próspero y sustentable.
En el 2010 fueron liberados por Cuba más de 300 prisioneros contrarrevolucionarios después de una negociación con la Iglesia Católica; la actualización del modelo económico avanza sin prisa, pero sin pausa; miles de cubanos laboran hoy en el sector cuentapropista; se han eliminado numerosas prohibiciones absurdas; la reforma migratoria fue profunda y flexible en beneficio de todos los cubanos que viven dentro y fuera de la Isla; el servicio de Internet crece y la perspectiva es que su oferta llegue a las casas de todos los cubanos. Muchos de estos temas fueron planteados por Obama a inicios de su mandato como necesarios para avanzar con resolución hacia un nuevo comienzo con Cuba. Sin embargo, eso no ha sucedido y mientras siguen apareciendo nuevos pretextos. Durante buena parte del 2011 y el 2012, las relaciones entre EE.UU. y Cuba estuvieron estancadas, pues el gobierno estadounidense planteó que no podía avanzar hacia una mejor relación con Cuba mientras el ciudadano norteamericano Alan Gross estuviera preso en la Isla. Gross fue detenido a finales del 2009, cuando cumplía misiones de la USAID —tapadera de la CIA— violando algunas leyes cubanas, por lo que fue condenado a 15 años de cárcel.
Las autoridades cubanas han declarado en varias oportunidades su disposición a encontrarle una solución humanitaria al caso de Gross, siempre que de manera recíproca se analice la situación de los antiterroristas y héroes cubanos Fernando González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández, que llevan ya más de 15 años presos injustamente en los EE.UU. El gobierno norteamericano se ha negado a aceptar este ofrecimiento. Tampoco ha respondido la propuesta de agenda cubana, con los temas que serían claves para nuestro país en un proceso de diálogo serio con los EE.UU.21 Además de la liberación de los antiterroristas cubanos, presos en cárceles estadounidenses, la agenda comprende los siguientes temas:
- Levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero.
- Exclusión de Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
- Abrogación de la Ley de Ajuste Cubano y la política de “pies secos-pies mojados”.
- Devolución del territorio ocupado por la Base Naval de Guantánamo
- Fin de la agresión radial y televisiva contra Cuba.
- Cese del financiamiento a la contrarrevolución y a la subversión interna.
- Compensación a Cuba por los daños del bloqueo y las agresiones
- Restitución de los fondos congelados robados.
Por todas las razones antes expuestas, se puede concluir que hasta ahora, pese a las expectativas que se crearon con su arribo a la Casa Blanca, la administración Obama ha quedado por detrás de lo que en su momento hizo la administración Carter con relación a una mejoría de las relaciones con Cuba.
Entretanto, Cuba sigue mostrando su interés y disposición —como se ha evidenciado en numerosos discursos del General de Ejército, Raúl Castro Ruz— a sentarse en la mesa de conversaciones con los EE.UU., sin condicionamientos y sobre la base de los principios de igualdad, reciprocidad, no injerencia en los asuntos internos y el más absoluto respeto a la independencia y la soberanía. En mi opinión, esa es la línea más correcta, pues si bien no podemos aspirar a que el gobierno de los EE.UU. renuncie a sus propósitos y aspiraciones con relación al destino de Cuba —eso sería como pedirle peras al olmo—, al menos sí podemos abogar por un escenario en el que se abandonen los instrumentos de la agresividad clásica que ha caracterizado la política de los EE.UU. hacia Cuba y se avance hacia un modus vivendi entre adversarios ideológicos.
La designación de Jonh Kerry como secretario de Estado, y de Chuck Hagel como secretario de Defensa, ambos partidarios de una política más edulcorada hacia Cuba, ha despertado ciertas esperanzas de que en este segundo período presidencial de Obama, puedan tomarse algunas nuevas medidas y gestos que representen una mejoría de las relaciones entre ambos países. No dudo que así sea —ya se han visto ligeras señales—, pero en mi criterio no habrá cambios sustanciales en el diseño de política que esta administración ha seguido con Cuba. Ojalá me equivoque.
Es difícil pronosticar qué sucederá cuando la nueva administración, sea demócrata o republicana, arribe a la Casa Blanca en enero del 2017, pero la tendencia que se observa es que el bloqueo económico contra Cuba dejará en algún momento de ser el instrumento principal de la política de los EE.UU. hacia Cuba. La rapidez de su levantamiento responderá principalmente a la fortaleza interna que vaya mostrando la Isla en la medida que avance la actualización de su modelo económico y social. Aunque también de que se mantenga la presión de los países de América Latina y el Caribe sobre los EE.UU., exigiéndole cambios reales en la política hacia la Isla. Esta presión está demostrando que puede dejar de ser simbólica y pasar a ser decisiva.
Notas:
1 Tomás Borge, Un grano de maíz. Entrevista concedida por Fidel Castro a Tomás Borge, Fundación Editorial el perro y la rana, Caracas, 2011, pp.144-145.
2 William Leogrande, Fresh Start for a Stale Policy: “Can Obama break the stalemate in US-Cuba relations?”, ponencia presentada en la conferencia internacional, Proyecciones, tendencias y perspectivas de las relaciones Cuba-Estados Unidos en el contexto del mandato presidencial 2013-2017, 17-18 de diciembre de 2012, La Habana, Cuba, pp.17-18.
3 El 17 de abril de 2010, el ex presidente Bill Clinton, en un intercambio con la prensa durante una conferencia en la Universidad de Miami expresó que el “embargo” a Cuba no ha funcionado y que él era partidario de levantar las restricciones a Cuba. También, en una entrevista concedida al historiador Taylor Branch, para escribir un libro sobre sus años en la Casa Blanca, el ex presidente estadounidense expresó que el bloqueo contra Cuba es “un tonto y fallido acto de proxenetismo”. Carter también se ha manifestado en contra de la política de bloqueo en varias oportunidades. En septiembre de 2012, en la reunión anual del Banco de Desarrollo de América Latina, se pronunció a favor de levantar el bloqueo, argumentando que daña al pueblo cubano y resta credibilidad a los Estados Unidos. También dijo que estaba a favor de la normalización de las relaciones con Cuba.
4 Reflexiones de Fidel Castro, “Obama y el bloqueo”, en: htpp//www.ain.cu/2009/abril/ 21cvrefexiones.htm
5 El 15 de abril del 2010, Insider Advantage realizó una encuesta entre 401 estadounidenses de todo el país, que arrojó que el 58% de los entrevistados abogaba por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos. En el 2011, una encuesta de la Universidad Internacional de la Florida señalaba que si en 1997 el mantenimiento del bloqueo tenía un 78% de respaldo en la comunidad cubana en el sur de la Florida, en el 2011 había disminuido este respaldo hasta el 56%, mientras un 57% apoyaba los viajes sin restricciones de todos los ciudadanos estadounidenses a Cuba y un 66% el de los cubanoamericanos. El 6 de febrero de 2012 un sondeo de la firma encuestadora Angus Reid Public Opinion reflejó que el 51% de los norteamericanos se oponían al bloqueo.
6 Cuba Study Group, “Restablecimiento de la Autoridad Ejecutiva sobre la Política de los Estados Unidos hacia Cuba”, febrero 2013, en: http://www.cubastudygroup.org/index.cfm/restoring-executive-authority-over-u-s-policy-toward-cuba, (Internet)
7 Entrevista realizada a Carter por Peter Kornbluh y William M. Leogrande, 2004, citada en: “Talking with Castro”, en Cigar Aficionado, febrero de 2009.
8 Memorándum de Peter Tarnoff y Robert Pastor a Carter, 17 de junio de 1980, The Carter Administration. Policy toward Cuba: 1977-1981, (documentos desclasificados, Biblioteca del ISRI) (Traducción del ESTI).
9 Entrevista realizada a Robert Pastor por Juan O. Tamayo, en: Posted on Sun, 25 de octubre de 2009
10 Véase Elier Ramírez Cañedo y Esteban Morales Domínguez, De la confrontación a los intentos de normalización. La política de los Estados Unidos hacia Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2011, anexo 12, p.325
11 Véase Elier Ramírez Cañedo y Esteban Morales Domínguez, Ob.Cit.
12 Carter ha sido el presidente de los Estados Unidos de mejor comportamiento ético en cuanto a Cuba y el único que ha visitado la Isla en dos ocasiones después de abandonar la Casa Blanca. Sus pronunciamientos contra el bloqueo y por la liberación de los Cinco antiterroristas cubanos presos en cárceles estadounidenses, han sido muy positivos, pero es un hombre que cree profundamente en el sistema capitalista y ese modelo es que le gustaría ver en Cuba. Mucho más, si como expresó en su diario publicado en el 2011, considera erróneamente al régimen existente en nuestro país como una “dictadura”. Véase: Jimmy Carter, White House Diary, Picador. Farrar, Straus and Giroux, New York, 2011, p.94.
13 Desde los primeros momentos de la creación de la SINA en 1977 y hasta 1979, sus oficiales CIA comenzaron a trabajar sobre un grupo de reclusos contrarrevolucionarios, quienes habían sido liberados por el gobierno cubano. Estos reclusos fueron reclutados para la búsqueda de información y caracterización de personas de interés, así como la elaboración de documentos con el objetivo de enviarlos a la comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, entre otras tareas de subversión interna.
14 Entre julio y agosto de 1987, la televisión cubana reveló estos hechos con la presentación de la serie “La guerra de la CIA contra Cuba”, en la que se evidenciaba las actividades de un grupo de oficiales de la CIA acreditados como diplomáticos en la Oficina de Intereses, puestos al descubierto por los Órganos de la Seguridad del Estado y por el testimonio personal de 27 agentes que, tanto en Cuba como en el exterior, trabajaban para la CIA. De los 27 casos de agentes cubanos de juego operativo que en 1987 se sacaron a la luz pública, 16 (55%) fueron reclutados entre los años 1977-1981.
15 Citado por Luis René Fernández Tabío, “El conflicto Estados Unidos-Cuba”, en: http://www.contextolatinoamericano.com/articulos/el-conflicto-estados-unidoscuba-50-anos-del-triunfo-de-la-revolucion-cubana/. (Internet)
16 Ese ha sido el objetivo abierto –no encubierto- de la flexibilización de las restricciones de los viajes de los cubanoamericanos a la Isla para visitar a sus familiares, del aumento del envío de remesas y paquetes y la autorización del envío de equipos de comunicaciones y de ciertos servicios de Internet. También de la flexibilización de los viajes a inicios del 2011, con motivo de intercambios académicos, culturales y religiosos.
17 Esteban Morales, “Una hipótesis sobre la Estrategia de Obama hacia Cuba”, en: http://espaciolaical.org/contens/20/4953.pdf
18 Alfredo Prieto, “El camino de los guerreros: Obama y Cuba”, Espacio Laical, 4/2010, p.32.
19 Cronología de las relaciones bilaterales Cuba-Estados Unidos en el 2011, MINREX.
20 Véase Elier Ramírez Cañedo, Lecciones históricas para el gobierno de Obama, en: La Jiribilla.
21 Esta agenda fue presentada por primera vez al gobierno de los Estados Unidos el 14 de julio de 2009. El 13 de noviembre de 2012, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, volvió a reiterar esta agenda al gobierno de los Estados Unidos. Asimismo, ofreció a Washington “negociar acuerdos de cooperación en áreas del mayor interés mutuo, como el enfrentamiento al narcotráfico, al terrorismo, al tráfico de personas y para la completa regularización de las relaciones migratorias, así como para la prevención y la mitigación de desastres naturales y la protección del medio ambiente y de los mares comunes, y “retomar las conversaciones, unilateralmente suspendidas por la contraparte, sobre temas migratorios y para el restablecimiento del correo postal”.