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22 de octubre de 2013, 01:33Por Marta Cabrales*
Santiago de Cuba (PL) Como un parteaguas, el huracán Sandy cambió la vida a muchos hombres y mujeres de esta ciudad y al año de su irrupción devastadora, hay que hablar de un antes y un después porque la huella dejada por la fuerza descomunal de sus vientos no se borra en poco tiempo.
Más que las cifras, que pueden ser abrumadoras en este recuento, ilustran el camino de la recuperación esos detalles de la cotidianidad que van desde el acceso a la electricidad, las comunicaciones y al agua potable hasta el retorno pleno de la vida cultural en la urbe.
Otra evidencia del día a día es la rehabilitación de las áreas verdes y las faenas de reforestación, en contraste con aquellos amasijos de árboles derribados sobre calles, parques y avenidas imposibilitando el tránsito de vehículos y personas.
Paulatinamente recobraron también la vitalidad los servicios gastronómicos, con opciones nuevas que superan la situación anterior al paso del meteoro, al igual que ha sucedido con otros ámbitos de la vida en la ciudad.
La normalización en el sistema sanitario, junto a la terminación del curso escolar 2012-2013 y el inicio sin mayores contratiempos del nuevo período lectivo en septiembre último en todas las enseñanzas hablan también de que Sandy va pasando a ser solo un mal recuerdo.
De acuerdo con las autoridades cubanas, a casi siete mil millones de pesos ascendieron las pérdidas económicas totales, distribuidas en sectores productivos y agrícolas y con el mayor peso en el fondo habitacional, cuya mitad fue dañada.
CERCO A LA INTEMPERIE
El director provincial de la Vivienda, Alfredo Torres, aseguró que faltaba por resolver el 54 por ciento de los perjuicios a las moradas y apenas frisaba el 10 por ciento la solución a los derrumbes totales, toda vez que implica la construcción de nuevos inmuebles.
No obstante, se reconoce un impulso notable a esas edificaciones en la urbe, ya sea por el esfuerzo de los propios vecinos o asumidas por empresas estatales. Una reciente iniciativa puesta en práctica es la creación de brigadas que colocan los techos a aquellas familias imposibilitadas de hacerlo por sus medios.
La sensibilidad humana se pone a prueba en gestos como ese y en otros como la bonificación del 50 por ciento en el precio de los materiales de la construcción, una decisión del Estado que corrobora lo dicho por el presidente Raúl Castro, en su visita pocos días después de la tragedia, de que nadie quedará desamparado.
En el empeño por avanzar en el mayor apremio tras el ciclón sobresalen las viviendas construidas por militares venezolanos y las que levantan en el reparto Abel Santamaría miembros del cuerpo de ingenieros del Ejército de Ecuador, quienes también reparan la residencia estudiantil de la Universidad médica.
De acuerdo con Torres, en menos de 10 años serán levantadas más de 29 mil casas para los damnificados y la eliminación de barrios insalubres, en lo cual serán decisivas modernas tecnologías constructivas y las inversiones ejecutadas en la industria de materiales para ese fin.
ANTIDOTOS PARA LA TRISTEZA
Correspondió al popular grupo juvenil Buena Fe, en los inicios de mayo, la primera presentación tras la reparación del teatro Heredia, cuya cubierta y otras estructuras resultaron virtualmente arrasadas por las ráfagas de aquella madrugada.
La reapertura del coloso cultural santiaguero fue una de las mejores noticias, acompañadas por presentaciones artísticas tan notables como las de la compañía infantil de teatro La Colmenita y el Ballet Nacional de Cuba.
Otras instalaciones de ese sector se reincorporaron a las propuestas recreativas y de enriquecimiento espiritual de la ciudad, que sumó a partir del mes de julio nuevos sitios como la galería de gran formato Arte Soy, insertada en el área monumental 26 de julio, remozada en su totalidad en ocasión de los 60 años del asalto al Cuartel Moncada.
Junto a la alegría recuperada como marca proverbial de la idiosincrasia de los santiagueros, habita el sentimiento de gratitud a las manos tendidas desde otras provincias cubanas y el exterior. Igualmente se recuerdan aquellos hogares que cedieron sus espacios para convertirse en aulas y muchas expresiones más de fraternidad y desprendimiento.
En casi 500 años, que se tengan noticias, fue esta la primera vez en que un huracán atravesó la urbe de un extremo al otro. Así lo corroboran instituciones científicas, las cuales se refieren también a la velocidad de los vientos, que sobrepasó por momentos los 200 kilómetros por hora y tuvo en los microtornados a cómplices en la destrucción.
Fueron cinco horas de espanto que difícilmente se borrarán de la memoria individual y colectiva. No obstante, una ciudad embellecida y acogedora, como fruto del trabajo de sus hijos y la ayuda solidaria, espera con optimismo el amanecer, sin horrores, del próximo 25 de octubre.
Mca/rcg
*Corresponsal de Prensa Latina en provincia oriental de Santiago de Cuba |
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