Tras su asesinato una noche de diciembre en Nueva York, John Lennon se convirtió en leyenda y símbolo de una época, que sigue siendo objeto de libros y películas al cumplirse 30 años de la muerte.
El ex-Beatle se había convertido desde hace tiempo en pacifista casado en segundas nupcias con la japonesa Yoko Ono y padre atento a su hijo Sean, cuando fue baleado por la espalda el 8 de diciembre de 1980 frente al "Dakota", el edificio del barrio residencial donde vivía sobre Central Park. Acababa de cumplir 40 años, y hubiese tenido 70 el 9 de octubre pasado.
El asesino, Mark Chapman, un joven inestable que en ese momento tenía 25 años, admitió la autoría del homicidio y dijo que quería llamar la atención.
Condenado a cadena perpetua, está detenido en la cárcel de Attica, al norte de Nueva York. Se le negó seis veces la libertad condicional, la última vez en septiembre pasado. Yoko Ono se opone a la liberación del asesino de su marido, por temor por su propia seguridad y la de su hijo Sean Lennon que tiene 35 años.
"Todos mis estudiantes conocen 'Imagine', un canción que hoy en día está hasta en los elevadores o la sala de espera del dentista", comentó Robert Thompson, profesor de cultura pop de la universidad de Syracuse (norte de Nueva York).
"El apogeo de los Beatles y de John Lennon solista ya había pasado cuando murió, pero su asesinato puso un punto final al sueño de ver a los Beatles reunidos nuevamente, y convirtió inmediatamente a John Lennon en leyenda", agrega, comparándolo a James Dean, Elvis Presley o Michael Jackson.
Por otra parte, "Lennon murió, pero Yoko Ono no. Ella se ocupó de mantener viva la llama", agrega Robert Thompson, según el cual John Lennon, por su aspecto, sus anteojos redondos, su pelo largo y sus comentarios pacifistas, simbolizó toda una época.