(Texto en el que se basó el testimonio de Claudia Acuña, testigo en el juicio ético que la Asociación Madres de Plaza de Mayo organizó el 29 de abril de 2010)
La pregunta que tratamos de responder hoy es qué rol cumplió el periodismo durante la dictadura. Estamos hablando, entonces, de una época de censura marcial.
Mirar de frente y a la cara a ese agujero negro absoluto nos permite hoy reconocer los mecanismos que tejieron esa red que secuestró la libertad de expresión no de un profesional de la comunicación ni de un medio, sino de toda la sociedad.
Mi hipótesis es que el plan criminal que llevó adelante la dictadura incluyó a un grupo de medios y personas cuya tarea fue difundir, sostener y justificar la máquina de terror.
Tomo como base un caso testigo: el de la editorial Atlántida, por entonces propiedad de la familia Vigil y editora de la revista Gente, en esos años dirigida por Samuel Gelblung; la revista Somos, cuya edición política estuvo a cargo de Gustavo Landívar y la secretaría de redacción la desempeñaron Héctor D’ amico (hoy secretario general del diario La Nación) y Jorge de Luján Gutierrez (hoy director de la revista gente) y la revista Para Ti, dirigida por Lucrecia Gordillo y Agustín Botinelli.
De manera sincronizada y sistemática, estas publicaciones difundieron un discurso homogéneo que podría distinguirse en dos grandes líneas narrativas:
1) En primer lugar, la difusión del sustento ideológico del terror. Sería interminable la lista de ejemplos que podría entregar a este tribunal, especialmente los referidos a cómo se creó una gramática que justificó la represión, criminalizó a las víctimas y muy especialmente a la organización sindical y resaltó las virtudes del plan económico en general y la personalidad del ministro José Alfredo Martínez de Hoz en particular. Creo puede dar una idea certera de qué a niveles llegó esta literatura de propaganda este texto que se publicó con el título de Carta Abierta a los padres argentinos, en la revista Gente a fines de diciembre de 1976, en forma de nota periodística en la revista Somos y luego, como guía de consejos para padres en la revista Para Ti. Entrego al Tribunal las copias correspondientes y solicito que se lean los párrafo por mi seleccionados:
Carta abierta a los padres argentinos, publicada en la revista Gente en diciembre de 1976:
“Después del 24 de marzo de 1976, usted sintió un alivio. Sintió que retornaba el orden. Que todo el cuerpo social enfermo recibía una transfusión de sangre salvadora. Bien. Pero ese optimismo -por lo menos, en exceso- también es peligroso. (…) Hoy, aún cuando el fin de la guerra parece cercano, aún cuando el enemigo parece en retirada, todavía hay posiciones claves que no han podido ser recuperadas. Porque hay que entender algo, con claridad y para siempre. En esta guerra no sólo las armas son importantes. También los libros, la educación, los profesores. La guerrilla puede perder una o cien batallas, pero habrá ganado la guerra si consigue infiltrar su ideología en la escuela primaria, en la secundaria, en la universidad, en el club, en la iglesia. Ese es su objetivo principal. Y eso es lo que todavía puede conseguir. Sobre todo si usted, que tiene hijos, no está alerta. (…) Porque si usted se desinteresa, no tendrá derecho a culpar al destino o a la fatalidad cuando la llamen de la morgue”.
Cómo reconocer la infiltración marxista en las escuelas, artículo publicado en la revista Para Ti en marzo de 1977:
“Lo primero que se puede detectar es la utilización de un determinado vocabulario, que aunque no parezca muy trascendente, tiene mucha importancia para realizar ese transbordo ideológico que nos preocupa. Aparecerán frecuentemente los vocablos: diálogo, burguesía, proletariado, América Latina, explotación, cambio de estructuras, compromiso, etc.
(…) Asimismo, el trabajo grupal que ha sustituido a la responsabilidad personal puede ser fácilmente utilizado para despersonalizar al chico. Estas son las tácticas utilizadas por los agentes izquierdistas para abordar la escuela y apuntalar desde la base su semillero de futuros combatientes”.
2) Otra de las líneas narrativas estuvo destinada a contrarrestar las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos. Comenzó en el año 1977 como puede inferirse de las notas cuyas copias entrego a manera de ejemplo.
Esta línea llegó a su máxima expresión en 1978, en la misma medida en que se fortalecía la organización de las denuncias y al ritmo en que los organismos internacionales de defensa de los derechos humanos comenzaban a investigarlas. Así surge la frase “campaña anti-argentina” que recorre todas las publicaciones de Atlántida y cuya síntesis emblemática son las famosas postales que reemplazaron a las tradicionales fichas de cocina de la revista Para Ti durante 4 números, en agosto de 1978. De esta etapa, entrego al tribunal algunos ejemplos y destaco especialmente una tapa de la revista Somos que hoy puede parecer una parodia de la revista Barcelona: Es la que lleva la foto del general Videla festejando el gol de la selección argentina en el Mundial 78 y lleva por título “Un país que cambió”. Lo paradigmático, sin embargo, es su contratapa: El aviso del nuevo Ford Falcon modelo 78, “para un marcha más serena, suave y gratificante”.
No quiero, sin embargo, explayarme sobre esto que considero los ejes centrales del mecanismo porque me interesa resaltar algunos casos que para mi representan hasta dónde fue capaz de llegar.
1) Uno es esta nota publicada en la revista Somos el 16 de diciembre de 1977 titulada Cómo viven los desertores de la subversión que ilustran con fotos que muestran un supuesto “centro de rehabilitación para extremistas”, según dice el epígrafe. Conociendo hoy la realidad de los campos de concentración de la dictadura da miedo mirar estas fotos.
2) Otro ejemplo es esta serie de notas que dan cuentan de la situación de niños involucrados en operativos militares. La primera es publicada por la revista Somos el 30 de diciembre de 1977 con el título Los hijos del terror e informa, de manera muy especial como podrá apreciar el tribunal, del operativo realizado el 15 de setiembre de 1977 en Uruguay donde fue detenido, entre otros, el pianista Miguel Angel Estrella y diputado Jaime Dri en un procedimiento que derivó luego en el traslado ilegal de los detenidos al centro de detención clandestino ESMA y para su comparación entrego una copia de la misma noticia publicada por el diario uruguayo La República.
La segunda nota que involucra a niños fue publicada el 24 de marzo de 1978, se titula Los herederos del odio y hace referencia, en un tono similar a la anterior, al “abandono” de tres niños “que eran hijos de María Luisa Cerviño, una notoria subversiva”.
Según consta en el legajo N° 1791 de la Conadep María Luisa Cerviño fue privada ilegalmente de su libertad el 7 de abril de 1977. Cito esa denuncia:
“El mayor de los niños, de 11 años de edad, relató que junto a su madre y sus hermanos, Paula y Marcos, ´fueron a visitar a Jesús en la iglesia´, y luego se dirigieron a una confitería (de Villa Devoto). Al salir vio a unos señores vestidos de civil armados que los rodean. Allí su madre baja a la niña de dos años que tenía en brazos y corre, siendo baleada y herida. Luego, dos hombres la introducen a un auto, y a los chicos en otro. La abuela de los chicos se enteró que su hija estaba internada en un Hospital de Villa Devoto, donde le dijeron que personal del Ejército la había retirado sin ser curada.
María Luisa fue vista en el campo de concentración El Vesubio.
La citada nota de la revista Somos no menciona ninguno de estos datos. Concluye, en cambio, con la siguiente infomación, que solicito al tribunal de lectura:
“Quizá la explicación a esto, que en principio parece inexplicable, le den dos cartas halladas recientemente durante un operativo antisubversivo. Una de ellas, firmada por “tu padre” está dirigida a Ernesto y dice:
“No puedo concebir que esta sociedad podrida te contagie con tus sus dibujos, sus parques de diversiones y juguetes (…) (corte en el orginal) Debes hacer honor al nombre que te puse , Ernesto, por el Che, utilizar a tu reaccionaria madre para que te alimente hasta que puedas hacerlo solo e incorporarte a la organización y nunca escuchar sus consejos burgueses que pueden hacer de vos un maricón amanerado”.
3) Otro ejemplo concreto de hasta dónde llegó la prensa en tiempos de dictadura es el caso de Thelma Dorothy Jara de Cabezas, secuestrada en la puerta del Hospital Español la noche del 30 de abril de 1979 y mantenida prisionera en la ESMA durante un año. Era una madre que buscaba a su hijo de 17 años desaparecido desde el 10 de mayo de 1976. Por esta madre se habia presentado el habeas corpus N º746 ante el Juzgado Federal Nº5 que fue rechazado. Está probado que en ocasión de su cautiverio fue sometida a mecanismos de tortura y que fue obligada por sus secuestradores a realizar un reportaje para la revista Para Ti, que fue publicado el 10 de setiembre de 1979.
La entrevista formó parte de la campaña que esa editorial montó en oportunidad de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En su segundo párrafo señala:
“La señora Thelma Jara de Cabezas es un testimonio (sic) nunca antes contado. Es sacar a la luz la verdad y la infamia que se esconden detrás de grupos con clara e inequívoca ideología, que se amparan en una supuesta y malintencionada defensa de los derechos humanos”.
La primera denuncia judicial por este falso reportaje fue en 1984 y contra Aníbal Vigil, director ejecutivo de Editorial Atlántida, pero se diluyó como consecuencia de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Ahora está en manos del juez Sergio Torres que debe investigar si hay delito, como sostiene la nueva querella que le atribuye a las autoridades de Atlántida la condición de partícipes necesarios en el delito de privación ilegítima de la libertad.
4) Otro ejemplo: La falsa carta atribuida al capitán del equipo holandés de fútbol, Rudd Krol que fue publicada en la revista El Gráfico el 13 de junio de 1978. Al publicarse, el embajador de Holanda presentó un protesta formal y la selección de ese país amenazó con retirase de la Copa. Finalmente, decidieron dar una conferencia de prensa donde el propio Krol desmintió lo publicado, pero la mayoría de los medios locales no publicó la noticia. La falsa carta decía lo siguiente:
“Mi preciosa:
Mamá me contó que los otros días lloraste mucho porque algunos amiguitos te dijeron cosas muy feas que pasaban en Argentina. Pero no es así, es un mentirita infantil de ellos. Papá está muy bien. Aquí todo es tranquilidad y belleza-. Esto no es la Copa del Mundo sino la Copa de la Paz. No te asustes si ves alguna foto de la concentración con soldaditos vestido de verde al lado nuestro, esos son nuestros amigos, nos cuida y nos protegen. Dile a tus amiguitos la verdad: Argentina es una tierra de amor”.
Muchos de los ejemplos que aquí traigo son burdos y, por eso mismo, se podría sospechar que he sido tendenciosa en la selección. Pero señor fiscal: este es el nivel que tiene el infierno. Y llamar a esto periodismo insulta de todas las maneras posibles mi profesión.
Por último, y para no limitarme a un solo caso, y dar idea de hasta cuándo persiste en el tiempo esta burda pero sistemática operación discursiva y dar una idea de la promiscuidad, aporto el editorial publicado por el diario La Prensa el 5 de junio de 1982, bajo la dirección de Máximo Gainza Castro: Allí se sostiene:
“El éxito obtenido por las fuerzas Armadas en la lucha contra la subversión, la prudencia y discreción con que habitualmente proceden sus miembros en el gobierno, la inclinación de las autoridades por la democracia y la libertad son hechos de pública notoriedad que se traducen en la tranquilidad general y el orden jurídico que prevalece en el país. Los órganos de opinión se expiden con absoluta independencia. Los derechos existen y las garantías constitucionales, subsisten.”
El general Ramón Camps dedicó su libro donde da su versión del caso Timerman a Gainza Castro, a quien la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo reclama infructuosamente que declare en el causa en la que intenta averiguar el paradero de su nieta Clara Anahí. Chicha Mariani nos contó que descubrió que en la declaración que hizo Camps ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas asegura que el señor Gainza Castro estuvo presente en el operativo donde fue secuestrada su nieta. Hasta que el señor Gainza Castro no aclare esta versión quedará pendiente una pregunta siniestra ¿qué hacía el director de un diario en un operativo donde se secuestró un bebe?
Quizá La mejor síntesis sobre el rol que cumplió la prensa durante la dictadura fue la que escribieron Ignacio Lozano, por entonces propietario del diario La Opinión de Los Angeles y Edward Seaton, propietario y editor del diario Mercury de Kansas en un informe que dio a conocer la Sociedad Interamericana de Prensa en el año 1978, donde se retrató la actitud de los editores argentinos de la siguiente manera:
“La mayoría de los diarios ignoran la mayoría de los secuestros. Por ejemplo, pocos quisieron cubrir la desaparición de diez dirigentes de las llamadas Madres Locas que se reúnen los jueves frente a la sede presidencial”. Otros editores y directores “dijeron que no le dan espacio a la violencia porque están de acuerdo con la campaña del gobierno en contra del terrorismo y que ‘van a cooperar’.
Según interpretó este informe en 1978 el motivo de esta actitud es el siguiente:
“Se benefician de tal comportamiento al asociarse con el Estado para la producción de papel”.
El informe señaló que la única “notable excepción” a la ausencia de cobertura de los crímenes del gobierno militar es el Buenos Aires Herald, dirigido por David Cox. Fue precisamente Cox quien aseguró en una entrevista:
“Si sólo hubiésemos tenido una prensa decente, no podría haber pasado lo que pasó”.
No encuentro mejor manera de concluir todo lo que estas pruebas representan que con las palabras que le dijo Risha Timerman al entonces director de La Nación, Claudio Escribano. Fue cuando Risha asistió con sus hijos a una reunión de la SIP realizada en 1981 para denunciar el arresto y las torturas a la que era sometido su esposo Jacobo. Escribano, sentado en la primera fila, desmintió su testimonio acusando a Risha de mentirosa ya que en Argentina y en plena dictadura había libertad de expresión. Fue entonces cuando Risha le dijo:
“Nadie te pide tanto”.
“Nadie les pidió tanto” podríamos decirles hoy a quienes ayer, 28 de abril de 2010, distinguieron a José Claudio Escribano como miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
No soy ingenua y entiendo que en estos días un debate como este pretende ser utilizado por la mediocre interna política argentina, pero también sé que esto es posible porque en todos estos años no supimos ni quisimos construir un espacio de debate y autocrítica.
Que sea hoy y en la calle es mérito de las Madres.
Y nuestra falta.
Hoy tampoco nadie nos pide tanto.
Nos piden simplemente que asumamos que nuestro oficio tiene derechos, pero también obligaciones. Y que aceptemos que esas obligaciones son ineludibles, porque son éticas y sociales.
Eso que nos piden hoy es algo que comprendió el Colegio de Periodistas de Chile cuando en junio de 2008 pidió públicamente perdón a víctimas y familiares de la dictadura pinochetista por considerar que hechos como los que aquí se citan afectan a la profesión toda. Dijeron entonces nuestros colegas chilenos:
“Sabemos que pedir perdón no es suficiente, pero sí imprescindible para restablecer algo de la dignidad perdida”.
Hago suyas sus palabras.
Perdón.