Por Luis Leonel León*
El fundador de la Opera de la Calle, una agrupación artística que erigió la mayor empresa privada en Cuba, denunció que el Gobierno cubano ha bloqueado todas las opciones para la sobrevivencia del proyecto cultural tras su cancelación el pasado año, y consideró que no existe una real voluntad de cambio entre los encargados de impulsar la economía del país.
El barítono Ulises Aquino, director de Opera de la Calle, declaró a Diario Las Américas que las autoridades no ofrecen explicaciones sobre el cierre de El Cabildo, un espacio de espectáculos y ventas de comestibles que se convirtió en uno de los más llamativos centros culturales habaneros en apenas un año de funcionamiento.
“Viví la experiencia del trabajador por cuenta propia, con licencias entregadas por las autoridades competentes, y en el momento de retirármelas, no importó inversión ni esfuerzo. Ni hay explicación a pesar de haber escrito cartas a los estamentos del Estado y Gobierno. Los encargados de autorizar, cerrar, negar, prohibir, cuando actúan con la convicción de estar ‘haciendo lo correcto’, basta con su intención, aunque en la práctica violen Leyes y Resoluciones hechas por ellos mismos, incluso violando hasta nuestra Constitución”, relató el promotor cultural desde La Habana.
Inmenso peso económico
De acuerdo con el artista y empresario, el Estado cubano promueve el trabajo por cuenta propia porque es la única vía visible para descargarse del inmenso peso económico que voluntariamente se echó encima y obliga a sus ciudadanos a acatar cargas imposibles de sostener, dadas las condiciones que rigen la economía mundial y los problemas que enfrenta el país.
La gestión de El Cabildo suscitó amplio interés en la prensa internacional por su singular experiencia y luego tras la suspensión de la licencia a su propietario, en julio de 2012. Los funcionarios estatales explicaron entonces a Aquino que había cobrado ilícitamente a los clientes que frecuentaban el lugar, pese a que la compañía contaba con el respaldo del Ministerio de Cultura de Cuba.
La mayoría de los clientes de El Cabildo eran de Cuba y pagaban un precio de entrada de 50 pesos cubanos, equivalente a dos dólares, mientras que los turistas extranjeros pagaban el equivalente de unos 25 dólares.
Aquino, de 51 años, ha actuado en las más importantes sedes de la música lírica mundial y ha compartido escenario con Montserrat Caballé, Placido Domingo, Victoria de los Ángeles y José Bross. Está considerado la figura más significativa de la lírica cubana de la última década.
En 2006 fundó la Opera de la Calle, dándole un vuelco de 180 grados al género lirico. Cinco años después, creó El Cabildo en un terreno baldío, juntando licencias de varios cuentapropistas. Construyó allí un restaurante y escenario para realizar espectáculos que fusionaban música lírica, rock, pop y ritmos cubanos.
Fantasma de hormigón
Con la venta de comidas y bebidas sufragaban salarios de músicos, cantantes, bailarines y camareros. Pero luego de un año de excelentes resultados artísticos y económicos, vino el cierre. Un total de 130 familias perdieron trabajo e ingresos. El pretexto estatal fue el “enriquecimiento” de sus empleados. Los salarios mensuales -unos 80 cuc- eran mucho mayores a los que paga el Estado, pero insuficientes para enriquecer a sus gestores.
Esta fue la conversación de Aquino con Diario Las Américas sobre la situación de su agrupación artística, la suerte de El Cabildo y la realidad cubana de hoy.
¿Qué ha sido de El Cabildo?
Hace un año y medio sigue cerrado, echándose a perder, destruyéndose, bajo la mirada de todos aparece como un fantasma de hormigón y acero que se abalanza contra los que dictaron la medida de quitarnos las licencia. Hace meses nos quitaron la electricidad, el agua, en fin. Solo nos han quitado, negado y callado.
¿Cómo evalúas las medidas implementadas por el Gobierno para transformar el modelo económico del país?
No existe una voluntad de cambio de mentalidad, ni deseo de buscar nuevas fórmulas que conduzcan al bienestar, o paliar el desencanto diario, todo esto ligado a la incapacidad probada de las estructuras construidas, de las cuales el propio Estado no encuentra como zafarse. Solo pensando en aligerar su carga acude a 200 formas autorizadas del trabajo por cuenta propia, que representan muy poco, o nada, pues se trata de “timbirichis” y semiempresas con niveles de impuestos y de obligaciones, cuyos ingresos y beneficios no alcanzan para desarrollarse ni incrementar la calidad de sus servicios, por lo que para lograr resultados están obligadas a transitar por el mercado negro u otras vías nada ortodoxas. Los baños públicos y otros establecimientos del Estado que han pasado a cooperativas hace muchos años que lo eran, pero no pagaban impuestos. Han sido cooperativas ilegales muchos establecimientos estatales donde los verdaderos beneficios van a parar a sus trabajadores por vías no autorizadas y que le han permitido sobrevivir con mejores ingresos, montados en estructuras del Estado.
Camino equivocado
¿Funciona o no el cuentapropismo?
-La figura del cuentapropista está diseñada para empleos que nadie quiere realizar para el Estado, por su baja remuneración, u otros en los que el Estado no ha logrado dar pie con bola desde hace 50 años. Los profesionales estarán obligados a trabajar para la empresa estatal, recibir salarios con los que no se puede sostener una familia no se sabe hasta cuándo, pues no tenemos información de cuál es o será el proyecto de país que pretenden construir y para el que no hemos sido convocados a opinar.
¿Cómo la gente está recibiendo las medidas del Gobierno?
Estacionados en los mismos presupuestos ideológicos importados que nos condujeron a la situación actual, no podremos salir nunca de las penurias y limitaciones, porque la problemática cubana hace tiempo que no es económica, sino ideológica. El Estado-partido está en el deber de renovarse, abrirse y dejar participar al pueblo en las decisiones que nos involucran a todos. Sin esa participación del pueblo, necesitarán actuar constantemente a la fuerza. Solo que cada vez menos la gente acepta callado los errores, y cada vez más nos convencemos de que este no es el camino.
¿Qué piensan los jóvenes cubanos?
Se hace necesario un proyecto visible de país, en el que la juventud se sienta parte directa, y digo la juventud por el envejecimiento de la sociedad cubana y de los actores de estos cambios. Están diseñando un país en el que ellos no van a vivir, o no tendrán que trabajar para sacar adelante. Es el momento correcto para que participen todos los jóvenes, sin distinción de ningún tipo, para que justamente en la unidad y lucha diseñen la Cuba de mañana que les corresponderá a ellos dirigir.
Un hombre libre
-¿Por qué sigues viviendo en Cuba?
Quiero vivir aquí con mis hijos, no quisiera que emigraran, que puedan encontrar aquí sus aspiraciones y metas. Me resisto a pensar que, como hasta ahora han hecho muchos jóvenes, conciban su futuro en otras tierras, cuando siento que nacieron en la más linda del mundo.
En medio de estas adversidades, ¿cómo ves el destino de Ópera de la Calle?
-Es un fenómeno que ha calado dentro de nuestro pueblo, un homenaje a lo mejor de nosotros, a encontrarnos con nuestra identidad, la que nos distingue y nos hace diferentes, sobre todo nos convierte en arte de pueblo, pero siempre en arte, no en vulgaridad ni en falsa cultura. Catapulta la cubanía y la coloca a niveles expresivos muy altos y a la vez muy cercanos a todos los públicos. Por tanto, universaliza nuestra identidad, y agudiza y afina el teatro lírico del futuro, que en nuestro caso es propio y auténtico. Ya es un hecho para el próximo año en París, Colombia, varias ciudades europeas y Estados Unidos. Opera de la Calle es un nuevo concepto de este género. Su futuro está ligado al futuro de la cultura cubana.
¿Podrían quitarte o limitarte el acceso a internet?
Para nada, si yo no tengo internet.
Luego de publicar estas opiniones, ¿sientes miedo de que arremetan una vez más contra ti?
“Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma”, como dijo José Martí. Actúo como un hombre libre y como si la patria estuviera agradecida. Y no podría ser auténtico como artista si no lo fuera como hombre. Nunca he actuado contra Cuba.
*Publicado en Diario Las Américas.