Dentro de lo fascinante que ya de por sí resulta la meteorología, esta ciencia que tanto amo, hay ciertos fenómenos que por su espectacularidad y rareza asombran sobremanera. Hoy os hablo de uno de ellos: el relámpago de Catatumbo.
El río Catatumbo, de donde proviene el nombre, discurre por el norte de América del Sur, y desemboca en el Lago Maracaibo, en Venezuela. Es allí donde se produce el singular fenómeno. Durante unos 160 días al año (algunas fuentes lo suben a 260) una espectacular tormenta descarga rayos como si no hubiera un mañana, de forma continua durante horas. Se pueden llegar a contabilizar 60 descargas al minuto, esto es, durante 8 a 10 horas cae un relámpago por segundo. Demencial.
El espectáculo debe ser brutal, el cielo iluminado durante la noche, sin tregua y visible en un radio de 400 kilómetros. Desde la lejanía no se oyen los truenos, con lo que el fenómeno es más visual que auditivo. Todo un festín para los kazatormentas.
Pero, ¿qué es lo que pasa allí? ¿por qué se produce este fenómeno?
La culpa la tienen las montañas y el flujo húmedo provocado por los vientos alisios de la zona. Estos vientos se cargan de humedad en el lago a últimas horas de la tarde, cuando el sol ha pegado fuerte y la evaporación es intensa. Llenos de energía en forma de agua viajan hasta chocar con la Cordillera de Mérida, la parte venezolana de los Andes, que tiene alturas de hasta 5.000 metros sobre el nivel del mar.
Y no hay nada tan explosivo como aire cargado de humedad elevándose hasta tan arriba y enfriándose adiabáticamente -perdón por el palabro, pero se llama así- según asciende. Las nubes que se forman son monumentales, unos espectaculares torreones de kilómetros de altura y con una actividad eléctrica portentosa.
Una verdadera lluvia de relámpagos en el estado venezolano de Zulia, tanto que su escudo tiene un rayo para simbolizar el hecho. Me encanta