“Mientras que los profesionales de Más Médicos provenientes de otros países reciben íntegramente su salario mensual de 10.000 reales [4.400 dólares] y también pueden traer a sus familiares a Brasil, los cubanos no pueden traer a sus parientes
Los médicos cubanos enBrasil reciben solamente entre 800 y 900 reales por mes [algo más de 300 dólares]. El resto del salario es para el gobierno de Cuba, que se queda con la mayor parte del dinero”.
Capão Redondo es uno de los distritos más pobres y violentos de la periferia de São Paulo Desde hace más de un año necesitan un doctor en esa zona de favelas para la Unidad Básica de Salud Jardim São Bento, pero “nadie quiere este trabajo por los peligros asociados, y por eso se recurre a los cubanos”, señala este miércoles, en un reportaje titulado “Los doctores del pueblo” el diario madrileño El País. La corresponsal de El País, Talita Bedinelli, siguió al centro de salud a Luciana Defendí Navarrete, una médico cirujana graduada en la Universidad de Montemorelos, estado mexicano de Nuevo León. Ella trabaja en Brasil con el Programa de Salud de la Familia, un modelo de visitas a familias de escasos recursos para orientarlas sobre formas de vida saludable y ofrecer tratamiento a los más necesitados. Según conoció la periodista del diario español,“el programa, que tiene 1.103 doctores en São Paulo, necesitaría otros 200 para atender a la población del municipio. Para paliar el déficit de facultativos en esas zonas, el Gobierno brasileño ha creado este año el Programa Más Médicos, que ofrece vacantes en la periferia a profesionales formados en el exterior. La mayoría procede de Cuba, gracias a un convenio entre los dos países por el que las autoridades de la isla caribeña se quedan con parte del salario del escogido”. El diario recuerda que los primeros médicos cubanos “fueron recibidos en los aeropuertos al grito de ‘esclavos’ por parte de médicos brasileños indignados”. SOBRECARGA DE TRABAJO ¿A qué condiciones se enfrentan los médicos cubanos? (Bedinelli señala que el escenario de São Paulo se repite en otras zonas pobres del país). En el centro Jardim São Bento cada equipo de los nueve del Programa de Salud de la Familia atiende entre 3.500 y 4.000 personas, "un número considerado alto por la cubana naturalizada española Bárbara Mena, la extranjera del Más Médicos que llegó al puesto hace dos semanas". "Mena cuenta que formó parte del grupo de cubanos que, en 1996, ayudó a Brasil a montar su propio Programa de Salud de la Familia, y dice que en Cuba, uno de los modelos brasileños del proyecto, cada equipo asume un área con sólo 1.000 personas". "TODOS LOS DIAS HAY GRITOS" Además de la sobrecarga de trabajo, están la falta de recursos y la desesperación de los pacientes, que suele traducirse en hostilidad: “A las 7 se abren las puertas del centro, pero el movimiento comienza desde mucho antes. En poco tiempo, todas las sillas de la sala de espera están ocupadas. Hay dos grandes filas: una, la de los que necesitan análisis de sangre o de orina, que no están programados. Otra, la de quienes buscan atención odontológica de emergencia. En ambos casos, solo se recibe a quien llega antes de las 8. Después de ese horario, se atiende prioritariamente a los pacientes que pidieron cita con médicos, dentistas o enfermeros. Hacerse un hueco puede tardar”. “Minutos después, una mujer que ha llegado con retraso grita, indignada. Los funcionarios y los pacientes ni la miran, acostumbrados a ese tipo de escenas. Más tarde, en la recepción se produce otra escena violenta con otra enferma que se entera de que tendrá que esperar dos meses para ser atendida”. Navarrete recapitula su experiencia: “Todos los días hay gritos, insultos. ‘Esa porquería no vale para nada’ es la frase preferida de los pacientes". "No entienden que no es nuestra culpa. Necesitaríamos, por lo menos, dos puestos más”, dice. Por otra parte, desde hace tres años, ella lidia con una lista de frustraciones diarias. “Falta de todo aquí (…) Falta papel para marcar la evolución del paciente. Y recetas ¿Cómo se hace una receta para un enfermo sin el recetario?”. LOS CAPOS PRIMERO
Para salir a hacer trabajo de terreno, los profesionales son escoltados, pues las calles --señala Bedinelli.-- están dominadas por el tráfico de drogas, Y su relación con los delincuentes es delicada. Por una parte, saben que para los criminales, la unidad es importante por los servicios que brinda a la población. Pero saben también que es necesario tratar de forma distinta a los capos del narcotráfico y a sus familias. “Sus mujeres son atendidas al instante, nunca piden consulta”, cuenta una paciente, ante dos profesionales de la salud, que asienten.
“Desgraciadamente, hay un poder paralelo. Las mujeres de los delincuentes llegan con arrogancia, saben que nadie puede meterse con ellas. Las personas que están allí lo saben. ¿Quién va a desafiarlos? La violencia también es un problema de salud”, explica Thiago de Castro Menezes, 31 años, gerente de la unidad.
POR UNOS CUANTOS DÓLARES MÁS Al menos los médicos del programa oriundos de otros países son bien recompensados por las condiciones en que trabajan. Pero los médicos cubanos, si bien ganan mucho más que en la isla, reciben mucho menos que sus iguales de otras nacionalidades. Hace unos días, en el marco de una entrevista con el ministro de Salud Püblica de Cuba, Roberto Morales Ojeda, el diario Folha de São Paulo reveló lo siguiente: “Mientras que los profesionales de Más Médicos provenientes de otros países reciben íntegramente su salario mensual de 10.000 reales [4.400 dólares] y también pueden traer a sus familiares a Brasil, los cubanos no pueden traer a sus parientes y reciben solamente entre 800 y 900 reales por mes [algo más de 300 dólares]. El resto del salario es distribuido entre la familia del profesional y el gobierno de Cuba, que se queda con la mayor parte del dinero”.
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