En las honduras de esa frase, Evo Morales, el presidente indígena de los nuevos tiempos, sintetizó su admiración y su respeto por el comandante histórico de la revolución cubana y latinoamericana. Seguramente todos los revolucionarios del planeta, asumen identidad con ese resumen, de relámpago en el justo sitio. Desde su magisterio político y humanístico, formador de generaciones de luchadores sociales, ese, es uno de los muchos perfiles relevantes de este líder cuya entrega, carisma y talento político, sedujo y enamoro todas las energías libertarias de la justicia.
Hoy día, después de un dilatado silencio televisivo; el hombre de las mayúsculas de vida y de lucha, salió a conversar con su gente y con los otros también; se lo vio recuperado, vital y lucido. Se lo vio victorioso ante los “hay golpes en la vida, tan fuertes… yo no sé!”, como apalabro´, ese peruano universal: Cesar Vallejo.
Creo que todo el que aprendió a quererlo, merecía, necesitaba este encuentro, tan cercano, tan humano; no puedo asegurar cuantas reflexiones se perdieron por mirondear cada detalle de su humanidad, las arrugas, las canas, los gestos. Su dimensión humana se impuso a su enorme dimensión política. Era preciso escucharlo y verlo para saber que había vencido “… las caídas hondas de los cristos del alma…” como en Los Heraldos Negros.
El estadista, el estratega militar que lo distingue, no pudo substraerse de su presentación pública, y aparece alertando al mundo de que el imperio esta “jugando con fuego” y los tambores de la guerra están tronando; los datos, la información sobre los gastos militares, sobre la nueva geopolítica nuclear y la disponibilidad en las potencias atómicas, de más de 20 mil ojivas nucleares, unas de carácter estratégico y otras tácticas, fueron sencillamente electrizantes. La denuncia de la demencial carrera armamentista y los riesgos de una guerra, que bajo los preceptos de un “ataque global inmediato” en las actuales circunstancias, no sería con armas convencionales; el uso de las armas de exterminio masivo deviene inevitable, desde la irracionalidad de los halcones del imperio y del fundamentalismo sionista, con imprevisibles consecuencias de carácter catastrófico para el medio oriente, la humanidad entera y nuestra madre tierra.
Necesaria la convocatoria de atención, de Fidel, a todos los líderes, ciudadanos y pueblos del mundo, para intentar frenar el indeseable desenlace de la guerra; sin duda es una contribución trascendente para la paz mundial, para la convivencia y resolución pacífica de los conflictos internacionales. La palabra y la estatura moral de este hombre de verdad y de sueños, que lleva a cuestas la historia de su siglo y los siglos de su historia inacabable, se impusieron esta noche de esperanza contenida.
Las miserias de la política imperial, se expresaron mediáticamente,” víbora en mano” contra la voz de alerta, de las reflexiones del comandante; denostarlo como “el predicador del apocalipsis” con la sorna de “Fidel se va a la Guerra”, son los ataques de los plumíferos, de la decadencia imperial , en realidad es un reflejo de que los argumentos y razonamientos del comandante, los enerva, les agua la fiesta, porque todo el que le interesa estar bien informado lee sus llamadas “reflexiones”, que son como “un pistoletazo en medio de un concierto” en el sentido de Stendhal.
Preocupa y mucho, la dualidad discursiva del imperio respecto a su política nuclear; eliminación de las armas nucleares por el lado de la retorica y un exorbitante presupuesto militar el más grande, del planeta 607 mil millones de dólares, ¿para qué? ¿Por qué? Impunidad total, dictadura global, son las explicaciones de voces autorizadas para esta fenomenología de la muerte.
Gracias comandante, por tocar la fibra, donde la revolución habita, inmortal, como usted, como los sueños de paz de su sabiduría, que ante los ojos profundos y también sabios de todos los pueblos Fidel Castro es el verdadero nobel de la paz.
*El autor es ciudadano Amazónico del Estado Plurinacional de Bolivia.
La Paz, Bolivia 12 de julio de 2010
Evo Morales, en entrevista con Prensa latina el 12-07-2010.
Instituto de Investigaciones Internacionales de la Paz de Estocolmo