El oportunismo se manifiesta, no olvidemos, de maneras
diferentes, surgiendo a veces con máscara socialista
Viernes, 29 de Noviembre de 2013
09:42
Tinta Roja
Miguel Urbano Rodrigues
Fuente: Partido Comunista de México
El cuarto número de la Revista Comunista Internacional
-editada por órganos teóricos de once partidos revolucionarios- es una valiosa
contribución para la comprensión de las amenazas y problemas que afectan hoy a
nivel mundial la lucha de los partidos comunistas.
El tema central de la mayoría de los artículos de esta
edición es el análisis del oportunismo y de su significado político-ideológico.
En las últimas décadas su papel en la socialdemocratización de partidos
comunistas que abandonaron el marxismo-leninismo fue decisivo.
En el ensayo de abertura de la revista, Herwig
Lerouge, del Partido del Trabajo de Bélgica, destaca las nefastas consecuencias
de la acción del Partido de la Izquierda Europea (PEE) en la anestesia, más
exactamente en la neutralización, de la combatividad de amplios sectores de la
clase obrera en países de la Unión Europea. El Partido Comunista Francés (PCF)
y la Rifondazione Comunista Italiana (PRC) -creada tras la transformación del
PCI en un partido socialdemócrata- sustentan que es posible alcanzar el
socialismo por la vía parlamentaria. Fausto Bertinotti, que fue presidente del
PEE, retomó viejas tesis de Edward Bernstein al afirmar que «el movimiento de
los movimientos» podrá ser el motor del camino al socialismo.
El Die Linke, el Partido de la Izquierda Alemana- que
resultó de la fusión doel PDS de la ex-RDA con el WASG de los disidentes del
SPD de la Alemania Occidental -adepto de esta tesis, hizo grandes promesas a
los trabajadores, pero, tras algunos éxitos iniciales, no las cumplió y entró
en un rápido declive. En la década en que fue cogobierno de la ciudad de Berlín
con el SPD se convirtió en cómplice en la privatización de más de 100.000
apartamentos sociales, cerró guarderías, recortó indemnizaciones, privatizó
transportes públicos.
Los hechos demuestran que la participación de partidos
comunistas (o ex-comunistas) en gobiernos «socialistas» no frena las
privatizaciones. El gobierno de la gauche plurielle, en Francia privatizó,
además con el apoyo del PCF, más empresas de que las privatizadas durante los
gobiernos de Baladur y Juppé, ambos primeros-ministros de la derecha.
Actualmente, el «socialista» François Hollande no duda
en asumir mas abiertamente que el propio Obama la defensa de agresiones
militares imperialistas. En el ataque a LIbia y en el caso de Siria, por
ejemplo.
En Grecia, Syriza -amalgama de ex-trotskistas, de ex-maoístas
y de tránsfugas del KKE- abandonó todas las referencias al marxismo y se
abstiene de responsabilizar al capitalismo por la actual crisis mundial, que
define como consecuencia de errores del neoliberalismo. En su ambiguo programa
promete revocar las medidas mas duras impuestas por la troika, pero sus
propuestas se inspiren en un proyecto de compromisos con la burguesía y el
imperialismo. Nada que alcance a los banqueros y a la estructura represiva de
las fuerzas armadas. No se opone tampoco a la permanencia de Grecia en la OTAN.
En su lucida intervención en el XV Encuentro de
Partidos Comunistas y Obreros en Lisboa, Giorgos Marinos, del KKE, retiró la
máscara al partido de Alexis Tsipras.
«La verdad -afirmó– es que Syriza como formación
oportunista que se desarrolló en uno de los pilares de la socialdemocracia es
apoyado por sectores de la clase burguesa, es una defensora del capitalismo y
de la Unión Europea. Es un partido que elogió la línea política de Obama como
progresista y promovió el mito de que un nuevo viento soplaba en Europa para
los trabajadores con la elección de Hollande».
Juzgo útil recordar que el Bloco de Esquerda (BE) es
en Portugal (con el Partido Socialista) un defensor entusiasta de la estrategia
de Syriza. Francisco Louçã, su ex-coordinador, inclusive participó en Atenas en
un mítin del partido de Alexis Tsipras. Tal como su aliado, el BE, nacido de la
fusión de la UDP, maoísta, con el PSR, trotskista, también se abstiene hoy de
referencias al marxismo.
La metamorfosis del partido comunista de España
Importante es también el artículo en la Revista
Comunista de Raúl Martinez y Astor García, dirigentes del Partido Comunista de
los Pueblos de España (PCPE).
Recuerdan que el Partido de la Izquierda Europea (PEE)
fue concebido para funcionar como «polo oportunista de dimensión continental y
fuerza para la colaboración de clases en el ámbito de la Unión Europea».
Ha cumplido bien ese papel. En l976, en Berlín
Occidental, los Partidos Comunistas de España, Francia e Italia adhirieron a
una plataforma eurocomunista «en la cual –subrayan- tenía un papel determinante
el apoyo al proceso de formación de una unión interimperialista europea».
Y en su IX Congreso, en l978, el PCE decidió romper
con el marxismo-leninismo y adoptar el eurocomunismo como su ideología.
En l988, en el XII Congreso, Julio Anguita, en aquel
momento secretario general, definió con transparencia el rumbo del PCE: «Es por
tanto necesaria una transformación de la Comunidad Europea. Para realizarla
apostamos en la construcción de amplias alianzas, a partir del movimiento
obrero y otras fuerzas sociales de progreso, sustentadas en el terreno político
por la convergencia de partidos comunistas, socialistas, socialdemócratas,
laboristas y verdes»
Es transparente la apología de una estrategia
incompatible con el marxismo.
Hoy, en un contexto histórico diferente, cabe al
Partido de la Izquierda Europea, heredero del revisionismo, ser el ejecutor de
esa estrategia que privilegia la función de los parlamentos, y renuncia a la
lucha de clases
En la práctica, los «amplios frentes de izquierda»
preconizadas por el PEE conducen a alianzas con la burguesía que subordinan los
partidos comunistas y los convierten en instrumentos de una política reformista
que niega su función revolucionaria.
La Unión Europea ideada por el PEE sería –cito
nuevamente a Raúl Martinez y Astor García- "la negación de todo lo que se
relaciona con la construcción del socialismo, rechazando de plano las
tradiciones revolucionarias, en oposición abierta al socialismo científico, la
lucha de clases y la revolución socialista».
Robert Hue, ex-secretario del PCF, descendió a la bajeza
de afirmar que todo en la Unión Soviética fue negativo.
La obra devastadora del oportunismo en los partidos
comunistas de América
Bajo el título «Algunos rasgos del oportunismo en
América», Pavel Blanco Cabrera, primer secretario del Partido Comunista de
México, y Héctor Colío Galindo, también dirigente del PCM, presentan, en el
último número de la Revista Comunista Internacional, una reflexión integral
sobre las consecuencias devastadoras de la acción del oportunismo, del
reformismo y del revisionismo en los partidos comunistas de América.
Afirmando que la ausencia de un frente ideológico
contra el oportunismo configura una amenaza para los partidos comunistas,
evocan la destructora herencia del browderismo en América Latina.
Las tesis de Earl Browder, un precursor del
eurocomunismo, contribuyeron en los años 40 del siglo pasado a la
neutralización de muchos partidos comunistas de América Latina.
Además dejaron semillas. Hoy, Sam Web, presidente del
PC de los Estados Unidos, defiende su transformación en una organización
inofensiva, casi una fuerza auxiliar del Partido Democrata, una especie de
«club ideológico».
La denominada latino americanización del marxismo
-cito a Pável y Héctor- «tiene mucho en común con operaciones corrosivas como
las de Santiago Carrillo, los eurocomunistas, y el marxismo occidental».
Académicos aventureros y oportunistas como el
alemán-mexicano H. Dieterich y el irlandés-mexicano John Holloway tienen
sembrado la confusión; invocan el marxismo, pero realmente lo combaten.
En universidades prestigiosas de América Latina se
convirtió casi una moda hacer apología del llamado «socialismo del siglo XXI»
para atacar el marxismo-leninismo definido como una «ideología estatal
soviética» que califican de obsoleta. Subestimar los efectos de esas campañas
es un error. Establecen confusión en medios progresistas. Sobretodo en
Venezuela; pero hasta en Cuba provoca estragos.
Las políticas que subordinan la lucha por el
socialismo -encarándola como tarea posterior y remota -como habían hecho Bernstein
y Kautsky- atribuyen en la práctica prioridad a las reformas en el marco
institucional, admitiendo que se puede llegar al gobierno por la vía electoral.
Son políticas entreguistas. Marinos no exagera al afirmar que esa actitud
«degrada el propio objetivo estratégico, el objetivo que determina las
tácticas, la postura de los partidos comunistas como un todo, su trabajo en el movimiento
obrero y popular, su política de alianzas».
El oportunismo se manifiesta, no olvidemos, de maneras
diferentes, surgiendo a veces con máscara socialista.
Conscientes de esa realidad, Pável Blanco Cabrera y
Héctor Colío, en su demoledora crítica al oportunismo y al revisionismo,
alertan sobre la confusión que provoca el concepto del llamado «socialismo de
mercado chino».
La tesis fue formulada por Deng Xiao Ping, pero, mucho
antes, Mao Tse tung, en un marco diferente, defendió la viabilidad de alianzas
de partidos comunistas con un sector de la burguesía nacional supuestamente
patriótico cuyos intereses no coinciden com los del imperialismo. El resultado
de esas alianzas ha sido desastroso, pero la tesis continua siendo una fuente
de ilusiones. Algunos pueblos pagaron ya un alto precio por ese tipo de
alianzas.
Me identifico con Pável Blanco y Héctor Colío cuando
escriben:
«En tal política de alianzas, el rol de la clase
obrera y los partidos comunistas que en ella participan es subordinado; es un
problema arriesgado, pues la independencia de clase y la autonomía del partido
dejan de ser las tareas prioritarias, el deber inclaudicable; dejan de ser
organizaciones militantes y se transforman en agrupaciones de afiliados para
las que el socialismo se vuelve una opción distante, y que al fijar una etapa
intermedia de larga duración las coloca en la colaboración de clases, los pactos
sociales y en un parlamentarismo funcional al progresismo, que es una forma de
gestión del capitalismo».
Enuncian una evidencia al señalar que la denuncia
firme del oportunismo, inseparable del revisionismo, es una exigencia
apremiante en la lucha de los partidos comunistas revolucionarios.
Ya Lenin decía que «la lucha contra el imperialismo es
una frase vacía y falsa si no está indisolublemente ligada a la lucha contra el
oportunismo».
Pero si el reformismo, tolerado o erigido en opción
estratégica, debe ser condenado, cualquiera que sea su modalidad, porque no
representa una amenaza para el capitalismo, y le garantiza, al contrario, por
ser inofensivo, la sobrevivencia.
¿Qué hacer, entonces? ¿Cómo invertir la actual
correlación de fuerzas favorable al imperialismo? ¿Cual es la alternativa al
sistema de poder impuesto a la Humanidad?
Esbozar por lo menos una tentativa de respuesta a esas
preguntas no es el objetivo de este nada pretencioso comentario al número de la
Revista Comunista Internacional dedicado a la denuncia del fenómeno del
oportunismo que amenaza a nivel mundial los partidos comunistas.
Como comunista sé que el capitalismo, condenado, no
está en vísperas de ser erradicado. No viviré ese día. Pero es inalterable mi
convicción que la alternativa al monstruoso sistema de explotación del hombre
por el hombre será el socialismo. No está inminente ese gran acontecimiento. Ni
definidos sus contornos, asimiladas a las lecciones de muchos y graves errores
(y desvíos) cometidos en el marco de las experiencias socialistas ensayadas por
la humanidad.
Pero es falso, perverso y desmovilizador el discurso
de la burguesía sobre la inexistencia de alternativas al capitalismo. La
socialdemocracia, farisaica, pretende que el capitalismo es humanizable y
cuenta con la complicidad del oportunismo de múltiples matices.
Mienten. Por su esencia y objetivos, el capitalismo es
incompatible con las aspiraciones del ser humano-Tendrá que ser destruido.
Creo que será la convergencia de múltiples luchas de
muchos pueblos bajo el liderazgo de los partidos comunistas como vanguardias
revolucionarias, que contribuirá decisivamente para el final del capitalismo,
abriendo las alamedas de un futuro socialista, en la fidelidad a las enseñanzas
del marxismo-leninismo .
La senda que conduce al comunismo es larga y
dificilísima de recorrer, batallando. La meta a alcanzar, en cuanto existió la
Unión Soviética, parecía próxima. Ilusión. Hoy sabemos que es largo el camino a
recorrer, sembrado de obstáculos de difícil superación. El discurso retórico no
ayuda.
Vila Nova de Gaia, 23 de noviembre de 2013