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El cuerpo del Nobel de la Paz, Nelson Mandela, descansa en paz en su natal aldea de Qunu, al suroeste de Sudáfrica. Sus restos recibieron sepultura con la presencia de familiares y amigos.
El pasado día 5 de diciembre se celebró el último de sus homenajes que se han sucedido desde su muerte. Fueron 4.500 personas, entre ellas dirigentes y personalidades mundiales, las que asistieron a un funeral que ha mezclado ritos cristianos, honores militares y ritos tradicionales del clan Xhosa abaThembu, al que pertenecía Mandela, y honores militares.
El último adiós a Mandela ha comenzado a las 7 de la mañana del domingo, hora local. El féretro ha recorrido el trayecto entre la casa de Madiba en Qunu y la carpa en un remolque de un camión militar y envuelto en la bandera de Sudáfrica. Una guardia militar le ha dado escolta al compás de marchas militares y mientras los cañones disparaban 21 salvas de honor.
Entre los presentes se encontraban, además de la familia del líder, líderes religiosos de distintas confesiones, el príncipe Carlos de Inglaterra, el príncipe Alberto de Mónaco y líderes de países como Malaui o Tanzania. También personalidades públicas, como la presentadora de televisión de EE.UU. Oprah Winfrey.
El actual presidente de Sudáfrica, Zuma, ha declarado que el país despide a “su padre” y ha recordado que fue llamado “terrorista” por el régimen del apartheid y quienes lo apoyaron.
Mandela falleció en su casa de Johannesburgo a los 95 años, después de una larga convalecencia por problemas respiratorios. Con él desaparece no solo un personaje histórico del siglo XX y de la lucha por la libertad, sino el padre de la actual Sudáfrica y un referente moral para el país.
(Con información de La República)
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