uba concluye 2013 con una mortalidad infantil de 4.2 por cada mil nacidos vivos, índice que no alcanza ningún otro país de América Latina y el Caribe y ni siquiera muchos países desarrollados.
Esa cifra la coloca en el selecto grupo de diez países con menor muerte infantil en el mundo precisamente en el momento en que en muchas otras naciones se reduce sustancialmente –como en la rica Europa– el gasto público destinado a educación, salud y al bienestar de la población.
Lo que quiere decir este dato es que en el año 55 del triunfo de su revolución Cuba continúa abrazada a la utopía.
En un mundo donde es tan frecuente inclinarse ante Estados Unidos la isla no cede un milímetro ante sus enormes presiones y amenazas.
Nada de políticas de ajuste, nada de apertura indiscriminada al mercado, nada de privatizaciones, nada de ceder un ápice de soberanía sobre sus recursos naturales.