No hay duda que la personalidad más carismática e importante en este año que acaba ha sido la del sucesor de Benedicto XVI, el “papa Francisco”. Por el crítico momento de su elección, tras la “dimisión” del papa alemán, por su procedencia, América del Sur, por su condición de jesuita, y por una indiscutible vocación social que no ha hecho más que reafirmarse desde el día de su elección, Francisco ha levantado comentarios de admiración incluso en sectores laicos.
Así, según una encuesta publicada por el diario Le Parisien El papa Francisco recaba una opinión favorable entre el 85 por ciento de los franceses, mientras que el 90 % cree que desempeña bien el cargo de sumo pontífice, muy por delante de sus predecesores Benedicto XVI (43 %) y Juan Pablo II (80 %). Así, si el papa logra una popularidad del 90 % entre los católicos, el 88 % de quienes se declaran de otra religión tienen una opinión buena o muy buena del religioso argentino.
Incluso el 69 % de quienes declaran no practicar ninguna religión tienen una buena imagen del papa. Entre las palabras que mejor le describen, los franceses eligen simpático (86 %), cercano a la gente (86 %), sencillo (85 %), modesto (83 %), generoso (82 %), honrado (84 %) y valiente (81 %). Hay que decir que la buena imagen del papa Francisco en Francia, país de tradición laica y secular, contrasta con la de la Iglesia Católica, de la que solo tiene una opinión positiva el 48 % y una negativa el 50 %, datos ligeramente peores de los que mostraban las encuestas en 1992 (50 % contra 48 %).
Su actuación ha tenido incluso una proyección diplomática en el actual conflicto en Siria, con una carta del presidente Asad destinada al pontífice en la que le agradece su "postura clara contra las agresiones a Siria" y su llamamiento para rezar por este país.
Acusado por ultraconservadores estadunidenses como el presentador de radio Rush Limbaugh de “marxista”, el papa, defensor habitual de causas sociales, afirma que no le molesta que la gente lo califique de "marxista", pese a que opina que es una ideología equivocada.
Elegido "Personaje del Año" por la revista estadunidense Time, Francisco insistió en que en su exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" no hay "nada que no se encuentre ya en la doctrina social de la Iglesia". Entre otros temas, el documento de 224 páginas rechaza las teorías según las cuales el crecimiento económico, impulsado por un libre mercado, "inevitablemente tendrán éxito en llevar una mayor justicia e inclusión en el mundo".
En su entrevista con La Stampa insistió en el tema. "Existía la promesa de que, cuando el vaso se llenara, se derramaría, beneficiando a los pobres. En vez de ello, lo que pasa es que, cuando el vaso está lleno, mágicamente se convierte en uno más grande, así que nunca llega nada a los pobres". Francisco se ha esforzado durante sus meses de papado en presentar a la Iglesia católica como una institución compasiva y misericordiosa en vez de punitiva y doctrinaria. "Dios siempre abre puertas, nunca las cierra", aseguró al diario turinés.
"Adoptó el nombre de un santo humilde y pidió una iglesia que cure heridas. El primer papa no europeo en 1,200 años está a punto de transformar un lugar en el que los cambios tardan siglos", afirmó la publicación en referencia al argentino Jorge Mario Bergoglio. "Lo que hace a este papa tan importante es la rapidez con que ha cautivado la imaginación de millones de personas que ya habían abandonado toda esperanza respecto a la Iglesia", destaca la publicación sobre la acción de Francisco en menos de un año de papado.
"En cuestión de meses, Francisco ha elevado la misión de curación de la Iglesia -una iglesia que sirve y ofrece consuelo a las personas que sufren en un a menudo duro mundo- por encima del trabajo doctrinal tan importante para sus predecesores más recientes", afirmó Time al justificar su decisión. Mientras que Juan Pablo II y Benedicto XVI fueron profesores de teología, Time recuerda que Francisco es un "antiguo conserje, un ex gorila de discoteca, un antiguo técnico químico y profesor de literatura", aunque a la par subraya que detrás de su "fachada humilde", el nuevo papa es también un "sagaz operador" que sabe usar con maestría "las herramientas del siglo XXI para cumplir con sus funciones del Siglo I".
Francisco fue elegido de forma inesperada como papa, sobre todo porque los analistas esperaban a alguien más joven que el religioso argentino de 76 años tras la renuncia de Benedicto XVI a los 85 años por motivos de edad. "No perdí la calma cuando se sumaban los votos", dijo el papa, que no mencionó ninguna duda, tal como se le había atribuido en otra entrevista previa con el diario italiano La Repubblica. "Al final de la última ronda de votos, me llevaron al centro de la Capilla Sixtina y me preguntaron si aceptaba. Yo respondí 'sí' y que tomaría el nombre de Francisco", recordó el líder de los 1,200 millones de católicos del mundo.
El teólogo disidente suizo Hans Küng también expresó sus esperanzas en el Papa Francisco, protagonista de una "primavera católica" dentro de la Iglesia, según dijo al semanario alemán Der Spiegel. "La simplificación de la vestimenta, los cambios de protocolo, las diferencias en su lenguaje no son sólo apariencias. Francisco ha puesto en marcha un cambio paradigmático", opinó Küng y dijo que se trataba de "una ruptura con la forma en la que Benedicto entendía el papado". Küng comparó al Papa argentino con Juan XXIII, "pero sin los errores de éste. Juan XXIII reformó improvisando, sin programa".
Ex colega de Joseph Ratzinger en la Universidad alemana de Tubinga, Küng cree que este papa es capaz de reformar radicalmente la iglesia. "Desde el punto de vista jurídico tiene más poder que el presidente de Estados Unidos. Podría, si quisiera, abolir la ley de celibato en un santiamén". El teólogo alemán alertó también de la posibilidad del fracaso de sus reformas. "Existen los mismos riesgos de reveses y de un movimiento opositor como en la primavera árabe. Hay grupos poderosos en el Vaticano y en la Iglesia que quieren volver al pasado. Temen por sus prebendas".
Sí, no cabe duda de que Jorge Mario Bergoglio ( nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936) ha sido el personaje del año que acaba. El 266.º papa de la Iglesia católica fue elegido el 13 de marzo de 2013 en la quinta votación efectuada durante el segundo día de cónclave.
Jorge Mario Bergoglio nació en el seno de una familia católica el 17 de diciembre de 1936, en el barrio porteño de Flores, siendo el mayor de los cinco hijos del matrimonio formado por Mario José Bergoglio (contador, empleado en el ferrocarril nacido en Portacomaro, en la provincia de Asti, que tuvo que emigrar de Italia debido al avance del fascismo; y Regina María Sívori (ama de casa), nacida en Buenos Aires, hija también de inmigrantes procedentes del Piamonte y Génova. María Elena Bergoglio es la única de sus hermanos todavía con vida.
Sus padres lo bautizaron el día de Navidad de 1936 en la Basílica María Auxiliadora y San Carlos del barrio de Almagro en Buenos Aires, y durante su infancia fue alumno de sexto grado en el colegio salesiano Wilfrid Barón de los Santos Ángeles de la localidad de Ramos Mejía. Posteriormente estudió en la escuela secundaria industrial Escuela Nacional de Educación Técnica N.º 27 Hipólito Yrigoyen en la que se graduó como técnico químico, tras lo cual estuvo trabajando en el laboratorio Hickethier-Bachmann, realizando análisis bromatológicos destinados a controlar la higiene de productos alimenticios. Ya en esa época sentía una fuerte vocación religiosa.
En su juventud, una enfermedad hizo que fuese sometido a una operación quirúrgica en la que le fue extirpada una porción de pulmón. A pesar de ello, según los médicos, el tejido que le falta a su pulmón no tiene impacto significativo en su salud. La única preocupación sería una disminución en la reserva de la respiración si llegara a padecer una infección respiratoria.
Después de trabajar como técnico químico entró al seminario como novicio de la Compañía de Jesús. Ordenado sacerdote en 1969, de 1973 a 1979 se desempeñó como superior provincial de los jesuitas en la Argentina. Desde 1980 hasta 1986 fue rector del Colegio Máximo y de la Facultad de Filosofía y Teología de San Miguel. Luego de un breve paso por Alemania y por Buenos Aires, se radicó en la ciudad de Córdoba durante seis años.
Su espiritualidad y carácter llamaron la atención del cardenal Antonio Quarracino, y el 20 de mayo de 1992 Juan Pablo II le designó obispo titular de la Diócesis de Oca y uno de los cuatro obispos auxiliares de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Luego de desempeñarse como vicario general de Quarracino, el 3 de junio de 1997 fue designado arzobispo coadjutor de Buenos Aires con derecho a sucesión, por lo que ocupó el cargo de su mentor en el episcopado tras su muerte, el 28 de febrero de 1998.
El papa Juan Pablo II nombró a Bergoglio cardenal presbítero de San Roberto Belarmino el 21 de febrero de 2001. Tras la muerte de Juan Pablo II el 2 de abril de 2005, fue considerado como uno de los candidatos para ocupar el lugar del sumo pontífice, cargo para el que fue elegido finalmente Joseph Ratzinger, quien adoptó el nombre papal de Benedicto XVI.
Bergoglio fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos períodos consecutivos, desde noviembre de 2005 hasta noviembre de 2011. Impedido por los estatutos de asumir un nuevo mandato, durante la 102ª asamblea plenaria de ese organismo se eligió al arzobispo de la arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, José María Arancedo, para sucederlo.
El 13 de marzo de 2013, el cónclave que se celebró tras la renuncia de Benedicto XVI eligió como papa a Jorge Mario Bergoglio, quien manifestó su voluntad de ser conocido como 'Francisco' en honor del santo de Asís. Bergoglio es el primer papa de formación jesuítica y el primero proveniente del Hemisferio sur. Es el primer pontífice originario del continente americano, el primero hispanoamericano y el primero no europeo desde el sirio Gregorio III —fallecido en 741—.
Además de su español natal, Francisco habla fluidamente latín, italiano, alemán, francés e inglés. Conocido por su actitud de humildad, su preocupación por los pobres, marginados y sufrientes de distinta extracción, y su compromiso de diálogo con personas de diferentes orígenes y credos, Francisco mostró una variedad de gestos pastorales indicativos de sencillez, entre los que se incluyen su decisión de residir en la casa de huéspedes del Vaticano en lugar de la residencia papal usada por sus antecesores desde 1903.