Democracia es oportunidades para todos. En la foto, niños de la más oriental de las provincias cubanas: Guantánamo, la región más atrasada del país antes de la Revolución.
SI YO NO PUEDO IR AL CIELO SINO CON UN PARTIDO, ENTONCES NO IRÉ.
THOMAS JEFFERSON, 1789.
1. En mayo del año 2002, y también en octubre del 2003, el Presidente Bush dijo que podría considerar terminar el embargo de Cuba si el gobierno cubano, entre otras condiciones políticas que exige, se inclinara hacia la democracia convocando a elecciones con múltiples partidos. Con anterioridad, ocho presidentes norteamericanos han dicho esencialmente lo mismo. Bush obviamente se refiere al tipo de “democracia” de los Estados Unidos, que constituye la palabra en clave de los órganos de difusión colectiva de un capitalismo ilimitado y sin fiscalización. Su gobierno está tratando actualmente de imponer democracias al estilo de los EE.UU. en Afganistán, Irak y Haití, y está iniciando una campaña dirigida a países del Tercer Mundo para que implanten sistemas de pluralidad de partidos políticos. Esta campaña prevé evidentemente la posibilidad de intervenciones militares con el fin de lograr su meta, ya que dijo en el mes de abril de
2003 que la guerra de Irak debería ser un ejemplo para Cuba. (1)
2. La campaña de desestabilización en Cuba no comenzó recientemente. Durante los dos últimos años, la Agencia norteamericana para el Desarrollo Internacional vertió más de veinte millones dólares a través de las llamadas organizaciones “no gubernamentales”, la mayoría de las cuales tienen su base en el Sur de La Florida, para promover una “transición a la democracia” en Cuba. (2) Con estas cantidades y otras sumas incalculables a través de la NED [National Endowment for Democracy : Fundación Nacional para la Democracia] , el CIA [Central Inteligence Agency: Agencia Central de Espionaje], los Institutos del Partido Republicano, y otros organismos y agencias, nuestro presidente ha estado tratando de derrocar el gobierno del pueblo cubano, de la misma manera que el gobierno de Nixon logró hacerlo en Chile a principios de la década de 1970, y de muchos otros cambios de regímenes llevados a cabo por los EE.UU. en la América Latina y en otros países del Tercer Mundo durante los últimos 50 años.
IDEA HISTÓRICA DE LA DEMOCRACIA.
3. Desafortunadamente, una de las cosas que faltan en esta comunidad de masas de 280 millones de personas y que estamos tratando de crear, es un lenguaje común para nuestras pláticas políticas. Los que nos hablan a través de los medios de difusión colectiva cambian a veces el significado de las palabras a fin de adelantar sus metas. Cada persona se crea su propio significado para estas palabras sobre la base de su aprendizaje, lo que a menudo difiere considerablemente del sentido dado por los demás. Nuestro lenguaje común se deteriora, y el ingrediente esencial de una comunidad -la comunicación- desaparece, dejándonos igual a los que vivieron en la Torre de Babel.
4. Como la voz “democracia” se deriva de la palabra griega “demos”, que significa “el pueblo”, parecería que para tener una conexión con el pasado, habría que involucrar a 2 personas para que, de alguna manera, participaran en las decisiones importantes de la sociedad que afectan sus vidas, tales como el “gobierno por el pueblo”, la idea de que las personas pueden colectivamente dirigir las sociedades. Como en una sociedad de masas cada individuo no puede participar útilmente en las decisiones para la totalidad, esa voz ha venido a significar la toma de decisiones por “representantes” (los políticos de carrera en los Estados Unidos) que se dicen decidir y actuar a nombre del pueblo. El filósofo político norteamericano Cliff DuRand indica que el meollo de la idea historica de democracia es la posibilidad de tomar colectivamente decisiones sobre acciones colectivas para el bien común. Agrega que esto es el opuesto del concepto que se tiene hoy día en la conciencia popular estadounidense, en donde se define la democracia como la libertad de las personas de decidir sus propias acciones y buscar sus propios objetivos. (3)
5. El ansia secular de democracia de la humanidad se deriva del axioma de que en la medida que las personas, a través de una representación verdadera, puedan participar en las decisiones importantes que van a afectar sus vidas, la necesidad coercitiva de la sociedad disminuye. Dicha participación, de por sí, es la que produce la libertad. En los EE.UU. tenemos que mantener encarcelados a más de dos millones de personas, lo que por lo menos constituye el doble en número y porcentaje de cualquier otra nación.
PARTIDOS ELECTORALES.
6. La idea nueva de los EE.UU. sobre la necesidad de “elecciones con pluralidad de partidos” para las otras naciones es un mito de la oligarquía. Lleva a las personas a creer que puede escoger las decisiones políticas y, por ende, mantienen el estado de las cosas tal como está. Nuestra Constitución no hace mención de los partidos electorales. No fueron bien vistos en los primeros tiempos de nuestra república. George Washington, especialmente, se oponía a la idea porque temía que los partidos interfirieran con la aptitud de los funcionarios elegidos de representan el interés común (público). Los partidos tampoco aparecen mencionados en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, ni en cualquier otra norma internacional. Muchas naciones no tienen partidos electorales. En el lugar de los EE.UU. en donde ocurre la verdadera democracia -al nivel local- la mayoría de las elecciones se llevan a cabo sin afiliaciones políticas, de acuerdo con la ley.
7. En un pasado remoto, los partidos políticos no eran solamente de tipo electoral, sino movimientos de personas que tenían valores similares y que buscaban agruparse para usar el sistema político y dar lugar a cambios sociales de acuerdo con sus valores. Los partidos electorales basados en valores ocurrieron en los sistemas políticos de tipo parlamentario con una representación proporcional, en donde los votantes podían tener participación a través de la representación al votar por sus valores -tal como los partidos conservador, liberal, de trabajadores, demócrata cristiano, demócrata sociales, socialistas y comunistas de la Europa occidental.
LA IDEA DEL PARTIDO EN LOS EE.UU.
8. Si bien no hay razón alguna para creer que nosotros caemos solamente dentro de dos grupos de valores, en los EE.UU. hemos tenido lo que llamamos el sistema de “dos partidos”. Esto surge de nuestra constitución, leyes y otros factores históricos. Los distritos de un solo miembro, en donde gana un partido, constituyen un fuerte acicate para la existencia de solamente dos partidos electorales de base amplia, como lo es el colegio electoral. La barrera de los órganos de difusión, las leyes de acceso a las boletas, la división arbitraria en distritos electorales, la postulación por las elecciones primarias, y muchos otros factores específicos de los EE.UU. fuerzan una situación en la que sólo puede haber dos partidos con una oportunidad práctica de poder elegir candidatos nacionales. Estos “mayores”, que mantienen niveles pobres de unidad interna y carecen de apego a una ideología o grupo de metas, se preocupan ante todo con ganar elecciones y controlar las prebendas del gobierno. Los candidatos tienen sus propios programas, y reúnen su propio dinero, hacen uso de sus propios trabajadores de las campañas, y crean sus propios temas de discusión y políticas. Se presta muy poco tiempo o atención a los programas del partido, y el porcentaje cada vez más reducido de votantes que son miembros del partido no encuentran motivo alguno de votar por el partido en lugar del candidato.
9. Los partidos electorales basados en valores son grupos de personas que tienen en común valores esenciales. Se organizan a sí mismos, determinan su propio proceso para hacerse miembro, tomar decisiones colectivas, crear programas, candidatos y actuar colectivamente en asuntos electorales. En los EE.UU. estas cuestiones se determinan no por las personas ni por los partidos, sino por estatutos. Un partido electoral fundado en valores jamás permitiría que su único partido opositor participara en la postulación de sus candidatos, como en nuestros estatutos, los que permiten el cruce de votos al otro partido en las elecciones primarias y el registro instantáneo y cambiable.
10. Hoy día nuestros mayores estatutarios son esencialmente distrbuidores de trabajos gubernamentales y firmas de contadores. No ofrecen una verdadera alternativa en cuanto a valores básicos, enfoques, política o ideología, particularmente en lo que se refiere a cambio estructural de nuestra economía política. Como nuestros medios de difusión hacen hincapié en sus diferencias, a fin de ver esto claramente uno necesita adoptar una perspectiva internacional amplia y ver los votos propiamente dichos que los candidatos hacen en lugar de su retórica. Nuestros candidatos estatales y nacionales resultan electos basados en el apoyo financiero (lo que les facilita el acceso a los órganos de difusión), del hecho de ejercer un cargo público, de tener fama y en características de tipo personal, cuestiones todas ajenas a los valores del partido. Ellos y los órganos de difusión dependen primeramente de los recursos financieros de las mismas empresas de negocios cada vez más centralizadas. Tienen que pensar y hablar dentro de una “corriente principal” de la opinión pública, cada vez más estrecha, para recibir la atención de los medios de difusión y convertirse en candidatos en serio.
EL SISTEMA POLÍTICO DE LOS EE.UU.
11. Nosotros denominamos “política basada en influencias” a nuestro sistema político actual. Si una persona quiere ayudar a que se produzcan cambios como activista, tiene que actuar a través de un grupo de personas dominantes en una cuestión específica determinada de antemano, tales como, entre otros, el control de las armas de fuego, el derecho al aborto, el cuidado de la salud, la inmigración, la política exterior. Puede asimismo dar su voto, dinero y apoyo a comunidades de base amplia, basado en negocios, trabajador, u otra condición de tipo profesional, edad, género, inclinación sexual, religión, raza, grupo étnico o nacionalidad de origen. Hace tiempo que las leyes de los EE.UU. señalaron que forma preferida de empresa comercial era la “corporación”, un mecanismo legal para estimular la acumulación de capitales sin responsabilidad personal. Inicialmente, se concibió como una institución pública, pero pronto se convirtió en privada. Nuestros tribunales entonces definieron estos mecanismos como “personas”, una ficción que permite a quienes las controlan a competir indirectamente con personas de carne y hueso en cuanto a tratar de influenciar las decisiones políticas.
12. El objetivo de un sistema político es permitir un grado adecuado de transformación social con un nivel adecuado de estabilidad. Un resultado de escoger una política de grupos influyentes en lugar de una basada en valores es que el cambio progresivo en el sistema, y dentro del mismo, se hace imposible. Los valores de las personas se ignoran cada vez más, mientras que su condición (étnica, religiosa, original nacional, raza y sexo) se convierte en el punto focal. Otro resultado de importancia es la desconexión (la ausencia de responsabilidad) entre los votantes y los llamados representantes. En esta situación, la participación en elecciones se convierte en algo de valor problemático. El desenvolvimiento político estructural se hace lento y, eventualmente, se detiene, mientras que el desarrollo económico se vuelve más rápido, beneficiando a unos pocos a costa de la mayoría.
13. Nosotros justificamos nuestro sistema político llamándolo “pluralista”. En este tipo de sistema, en donde la propaganda de los medios de difusión colectiva es decisiva, la acumulación de capital ayuda a producir el poder político, y el poder político ayuda a formar capitales, lo que beneficia a aquellos que controlan la producción económica. El papel del pueblo disminuye y, eventualmente, desaparece. Los grupos de asuntos dominantes y las comunidades influyentes y de categoría compiten entre sí para obtener fondos públicos limitados, y un tratamiento beneficioso por parte del gobierno, tales como franquicias tributarias, o acción afirmativa, u otros “derechos iguales”. El resultado depende, en gran medida, de quien provee los fondos para las campañas políticas y para los medios de difusión colectiva. Mientras tanto, la competencia continua entre los grupos dominantes y de rango acentúa nuestras diferencias y da lugar a una política de desacuerdo en vez de comunitaria.
14. Nuestro gobierno se estructuró originalmente de manera que no interfiriera con nuestras actividades personales. Esto distanció a nuestra nación de la acción colectiva y promovió una cultura del individualismo, en donde se pensó que la satisfacción de los propios intereses de los individuos aumentaba al máximo el bien de todos. Además de conceder el voto a los que carecen de bienes de fortuna, a las minorías raciales y a las mujeres, el cambio principal que ha ocurrido en nuestros dos siglos como república- imperio ha sido la centralización de los fondos públicos y del poder político al nivel nacional, un producto de las economías de las grandes empresas y de las necesidades de capitales, especialmente en lo que se refiere a la expansión de las influencias comerciales en el exterior. En oposición al concepto original de federalismo, las decisiones sociales importantes que afectan nuestras vidas, se toman ahora en Wall Street y en Washington, D.C., y no es una casualidad que esos fueron los lugares atacados por los terroristas el 11 de septiembre del 2001.
EL CONGRESO DE LOS EE.UU.
15. Tanto en Cuba como en los EE.UU., el voto es secreto, voluntario y accesible a todos los ciudadanos adultos. La Cámara de Representantes de los EE.UU. es supuestamente nuestro cuerpo legislativo democrático con elecciones cada dos años -originalmente con el propósito de asegurar que nuestros 435 representantes tendrían en cuenta el interés común de los votantes. Sus campañas electorales destinadas a la auto-promoción y conducidas a través de órganos de difusión se han hecho increíblemente costosas y largas, además de continuas. Debido a que los factores principales que juegan en la toma de decisiones son de tipo personal (ganar y retener los cargos, que les brindan poder y riqueza), los norteamericanos han descubierto que en realidad ellos representan fundamentalmente los intereses privados poderosos que les suministran los fondos, y que el votar por los candidatos de un partido importante no remedia la situación. En las últimas elecciones de la Cámara de Representantes, más del 90% de los escaños se cubrieron sin oposición o con una oposición débil, y en general, aproximadamente un
39% de los votantes con derecho a votar lo hicieron, lo que produjo otra victoria aplastante para los ocupantes de los escaños. En años anteriores, en los cuerpos legislativos estatales, los partidos importantes han dividido arbitrariamente los distritos electorales de los EE.UU. para convertir virtualmente la mayoría de los escaños en un nombramiento vitalicio, con lo que se promueve un grado de interés hacia los asuntos privados en lugar de los públicos.
16. Los representantes de la Cámara en los EE.UU. se ha hecho expertos en la retención de sus escaños evitando la discusión de cuestiones fundamentales y votos en los pocos asuntos polémicos que presentan los cabilderos y los grupos que ejercen presión. La consecuencia de esto es que lo primero nunca se capta por el público, el que recibe la información de los medios de difusión colectiva, y lo segundo nunca se llega a decidir finalmente. Qué asuntos, y cuándo se presentan a votación, y como los mismos se estructuran y debaten, son asuntos decididos por un grupo pequeño de hombre poderosos llamados “dirigentes del partido”, quienes actúan como agentes del presidente si son del mismo partido. Esto estimula la interferencia del Poder Ejecutivo en el proceso legislativo, por ejemplo la supresión reciente de la modificación sobre los viajes a Cuba del presupuesto de transporte. Las mismas cuestiones se vuelven a debatir año tras año al margen, sin llegar a una decisión final, como los cambios en el código impositivo, el financiamiento de las campañas electorales, el derecho al aborto, el control de las armas de fuego, el sistema de seguridad social, la cobertura de los seguros de salud, para mencionar sólo unos pocos. A menudo descubrimos que los miembros han votado de las dos maneras en varios aspectos de estos asuntos complejos, de manera que no podemos determinar las posiciones de defienden. En asuntos nacionales, el Congreso se ha vuelto esencialmente insensible y, por tanto, inoperante, lo que responde a las necesidades de los intereses que proveen los fondos.
17. En cuestiones internacionales, la mayoría de los representantes cree aparentemente que haciendo un llamamiento a nuestros instintos de base, tales como el miedo, el odio y a una actitud irracional de “nosotros contra ellos”, les mantiene en sus cargos. En los 42 años transcurridos desde que el Presidente Einsenhower advirtió que el peligro más grave que arrostramos es nuestro conjunto militar-industrial, ellos han financiado con el cobro de impuestos el aparato militar, industrial, de espionaje, de armamentos, de guerra y de coerción más grande que el hombre ha conocido, el que se emplea para ayudar a los negocios norteamericanos y ganar utilidades en los países extranjeros, aunque lleve aparejada la explotación del pueblo y de sus recursos, autorizando y manteniendo a opresores, cambiando regímenes y destruyendo los esfuerzos internacionales para mantener la paz y promover el desarrollo. Su perspectiva estrecha de “sólo nuestra nación” beneficia a sus patrocinadores e ignora el hecho obvio de que no redunda en provecho nuestro el tener miembros de la familia estacionados, lesionados o muertos en lugares distantes, o el ser objeto de ataques por terroristas suicidas en nuestro propio país, o de abandonar nuestras libertadas a cambio de seguridad, y que tenemos un interés común como miembros de nuestra comunidad mundial que están destruyendo.
18. Se dice a veces que el sistema político neo-liberal de pluralidad de partidos es el “fin de la historia” para el pensamiento político. Esto es cierto para el sistema de los EE.UU., en donde el progreso político estructural se ha hecho imposible. La cultura del individualismo nos ha separado el uno del otro al privatizar nuestras vidas, y solamente se nos liga juntos al enredarnos en una red común de relaciones comerciales. La sociedad` consumidora en gran escala se ha convertido en una fuerza despolitizarte dominando.
IDEA DE UN PARTIDO DE MOVIMIENTO DE VANGUARDIA.
19. Los sistemas políticos evolucionan de manera diferente en los distintos países, dependiendo de factores tales como el tamaño, la población, la cultura, la geografía, los recursos naturales, la riqueza, las clases, el poder, la influencia extranjera, la dominación y la liberación, y la preferencia popular. No hay razón para suponer que un sistema desarrollado en un imperio comercial inmenso, que se expande, es apropiado para una nación en una isla pequeña adyacente que busca entrar en el mercado mundial al tiempo que retiene su autonomía. Ni tampoco existe razón para creer que las normas políticas o las definiciones de derechos en una nación son válidas para otra.
20. Para los cubanos, el siglo último fue una lucha larga por la independencia y la dignidad nacional. Ellos vivieron la experiencia del sistema de pluralidad de partidos bajo el tutelaje de los EE.UU. durante la primera parte del siglo, cuando Cuba era virtualmente una hacienda norteamericana -para la década de 1950, más del 75% de la propiedad productiva estaba en manos de compañías estadounidenses, o era controlada por las mismas, y la mayoría de los cubanos eran muy pobres, analfabetos, no tenían acceso a la educación, ni a la atención médica, ni a otros beneficios de la civilización. Habían aprendido de experiencias amargas que su autonomía y bienestar dependían por completo de su unidad nacional, ya que la división política los hacía vulnerables al manejo y la dominación económica de los negocios estadounidenses, y de sus antiguos dirigentes, que ahora viven en los EE.UU. como parte de la comunidad cubano-americana. Por lo tanto, los cubanos han forjado un sistema político que busca preservar su soberanía e independencia, con instituciones que logren una democracia verdadera mediante un consenso participativo en lugar de dominación por parte de una clase.
21. José Martí, el padre del movimiento de independencia de Cuba como nación, vivió en las ciudades de Nueva York y Tampa a fines del siglo XIX para aprender acerca de la versión de democracia de los EE.UU. Viendo y entendiendo la tendencia inherente del sistema de dos partidos políticos hacia la corrupción y la oligarquía, Martí sostenía que la esperanza de Cuba para la autodeterminación requería un partido unificado para resistir la dominación económica del “gigante con botas de siete leguas”. Las instituciones políticas que los cubanos han desarrollado en los últimos 44 años se derivan de los pensamientos de Martí y les han dado resultado en su labor, postergada por mucho tiempo, de construir una nación. (4)
22. Los movimientos sociales surgen inicialmente de grupos que se basan en valores. Crecen y adquieren poder político cuando crean alianzas con otros grupos ligando los intereses de sus miembros a valores más amplios, de carácter universalista. Esto ocurrió en Cuba a raíz de la insurrección de 1953 por el Movimiento 26 de Julio. Primero se aliaron con los pequeños campesinos y agricultores, después con los sindicatos (el partido comunista), y entonces con toda la clase trabajadora, después con las sociedades urbanas, los maestros y las federaciones estudiantiles, los grupos de profesionales y otros movimientos. En la década de 1960 y hasta la década de 1980, se produjo una igualdad creciente entre las personas y una reducción de la estructura de clases de la sociedad anterior. Si bien la mayoría de la clase propietaria se quedó para participar en la revolución como iguales, muchos se fueron para vivir en las naciones capitalistas. A medida que la revolución se institucionalizaba, se regía por valores universales de justicia social, democracia y autonomía nacional, los que se iban convirtiendo en las metas de la nación nueva. Los cubanos llaman a este proceso “cubanía” (término que pudiera traducirse como “la condición de ser cubano”), un proceso que comenzó a fines del siglo XIX. La idea cubana de partido, que todavía usa el antiguo nombre P.C.C. [Partido Comunista Cubano] adoptado en la alianza de 1963 con los sindicatos, ha perdido su significado superficial de ser un vehículo amorfo y de competencia electoral al servicio de intereses especiales, adquiriendo en su lugar un sentido, una conciencia, de más profundidad, en el que los valores son morales tanto como comerciales, son realizado colectivamente tanto como indidualmente, y el desarrollo progresivo depende del grado de compromiso individual con las metas de la revolución. (Guevara, E. 1968: 1-20)
23. Los partidos electorales no están involucrados en la política cubana. El P.C.C., cuyas decisiones se debaten y se toman abierta y democráticamente por delegados escogidos democráticamente, no participa directamente en la elección de funcionarios públicos. No es similar o análogo a nuestra idea de partido, que es electoral. El P.C.C. no es un “partido” en el sentido que nosotros le damos a la palabra, sino que es un movimiento basado en valores. La revolución cubana, dirigida por el P.C.C., deriva su autoridad de la constitución cubana, que fue, y es, establecida democráticamente por el pueblo cubano. El P.C.C. es una organización de activistas (aproximadamente el 15% de los cubanos adultos son miembros) que tiene el mandato constitucional de organizar y orientar la revolución, promover la conciencia social, y originar en la práctica las metas socialistas y democráticas a largo plazo de toda la nación tal como se establece en la constitución. Esta constitución fue creada a niveles locales a principios de la década de 1970, aprobada en
1976 por el 97% de los votantes de una participación de por lo menos un 95%, revisada de manera importante en 1992 por una votación superior a las dos terceras parte de una Asamblea Nacional elegida como se exigía, y convertida en irrevocable por el voto de más de ocho millones de personas elegibles para hacerlo (más de un 90% de la población adulta) en junio del 2002.
24. Si bien la acción colectiva por representación implica, por otra parte, un aumento de trabajo especializado por todo el mundo, ha producido una situación en la que sólo un porcentaje bajo de la población de cada nación dedica una gran cantidad de su tiempo y empeño en asuntos de política. La mayoría de las personas, digamos un 90%, están dispuestos a dejar que los “expertos” (los políticos de carrera y sus manejadores y patrocinadores) tomen las decisiones de tipo social por ellos. La mayoría de las personas involucradas, algo así como un 10%, lo hacen también por razones de su profesión o carrera, o de compensación. En los EE.UU. dichos activistas trabajan dentro de grupos influyentes y de posición social, y se asocian libre y vagamente con el Partido “Republocrático” de dos puntas. Los cubanos no creen que el progreso hacia la verdadera democracia puede lograrse de esa manera. En la revisión de 1992 de la constitución cubana, el P.C.C. se hizo el partido del movimiento de vanguardia de toda la nación, en lugar de ser un partido de la clase trabajadora. Los activistas cubanos actúan a través del P.C.C. (Constitución: Art. 5-7)
25. La constitución cubana concibe el partido de vanguardia como formado por los activistas políticos con suficiente compromiso (los cubanos llaman a esto “conciencia”) con las metas de su revolución como para dedicar mucho tiempo y grandes esfuerzos como revolucionarios a las tareas de construir un socialismo y democracia verdaderos. Se piensa que estos dos conceptos son esencialmente lo mismo, en el sentido de que uno no puede existir sin el otro. El socialismo como control y dominio colectivo la producción en gran escala puede considerarse como una condición de la verdadera democracia, y la democracia como el proceso en donde el pueblo tiene una participación verdadera se puede considerar como una condición del verdadero socialismo. Este tipo de las dos caras de la moneda político-económica, vistas desde dos perspectivas, se llama democracia socialista. Su esperanza y visión para su futuro es que la mayoría de los adultos se vuelvan miembros del partido, teniendo o adquiriendo la conciencia de dedicarse de lleno a la causa y hacer los sacrificios personales que se requieran. En ese momento, la nación estará más cercana a la meta contemplada constitucionalmente de una democracia socialista.