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General: Papa Francisco cambia dirección de banco del Vaticano
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 16/01/2014 11:25 |
Papa Francisco cambia dirección de banco del Vaticano |
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Escrito por Antonio Rondón García |
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15 de enero de 2014, 12:38Roma, 15 ene (PL) El papa Francisco reestructuró hoy la dirección del Instituto de Obras para la Religión (IOR), conocido como banco del Vaticano, y solo mantuvo al cardenal francés Jean-Louis Taurano.
De acuerdo con un comunicado de la Santa Sede, fueron separados de sus cargos el exsecretario de Estado del Vaticano Torcisio Bertone, el también cardenal italiano Dominico Calcogno, el brasileño Odilo Sherer y el indio Telesphore Toppo.
La mayoría de la mencionada jefatura del IOR fue designada por Benedicto XVI, poco antes de su renuncia en febrero de 2013, por lo cual sus miembros estaban lejos de cumplir el plazo de su mandato.
El nuevo equipo para los próximos cinco años lo integran, además, el actual secretario de Estado del Vaticano Pietro Parolin, el cardenal austriaco Christoph Schonboin, el canadiense Thomas Christopher Collins y el español Santos Abril y Castelló.
Uno de los principales propósitos de Jorge Mario Bergoglio al llegar en marzo del pasado año a la dirección de la Iglesia católica era reformar la entidad financiera de la Santa Sede, donde se registraron irregularidades, incluidos casos de lavado de dinero.
San Pedro no tenía una cuenta en el banco, declaró en su momento el papa argentino, en referencia a su propósito de contar con una Iglesia pobre para los pobres, lo cual podría llevar a la simplificación de las prerrogativas del IOR.
El banco del Vaticano podría pasar a cumplir funciones sin ánimo de lucro, después que en el pasado por algunas de sus 19 mil cuentas transitó dinero dudoso, comentan medios de prensa locales.
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Francisco sigue asombrando
El papa Francisco no deja de asombrar a propios y extraños. La semana pasada concedió una entrevista a una publicación jesuita en la que habló sobre su vida, la visión sobre el papel de la Iglesia y el papado. Dejó muchos titulares que inundaron los medios de todo el mundo. A mí me gustó particularmente lo que dijo sobre que él ha aprendido mucho del pasado. Me suena maravilloso que alguien de su edad reconozca errores y que ha tomado nota de ellos, que se defina como "un pecador" (estamos hablando del papa) y que, de largo, la mayor severidad de sus palabras vaya destinado a las corrientes ultraconservadoras de la Iglesia católica, aquellas que están tan obsesionadas por cuestiones como el aborto o el matrimonio homosexual. Positivas y esperanzadoras, nuevamente, sus palabras sobre las mujeres. "En los lugares donde se toman las grandes decisiones debe estar el genio de la mujer", afirmó.
Dio mucho juego un titular, tal vez algo descontextualizado, en el que el papa afirmaba "yo nunca he sido de derechas". Hablaba Francisco en ese momento de la entrevista de la necesidad de dialogar con los colaboradores, de escuchar consejos, de delegar funciones, de escuchar a los demás. Cuenta que en el paso tuvo actitudes autoritarias y es entonces cuando cuenta que no es de derechas. No sé si es tanto una confesión sobre su ideología, perfectamente respetable sea cual sea, en todo caso. "Fue mi forma autoritaria de tomar decisiones la que me creó problemas", asegura. Y ahí viene ese parte de su intervención que me encanta: "todo esto que digo es experiencia de la vida y lo expreso para dar a entender los peligros que existen. Con el tiempo he aprendido muchas cosas". Que una persona de su edad haga este tipo de reflexiones, ocupando el cargo que ocupe, me parece una demostración de humildad y grandeza. Después, el resto de su intervención es un ejemplo de tolerancia, coherencia y sentido común.
La autocrítica es siempre necesaria y si de algo ha hecho gala Francisco desde que llegó al papado es precisamente de esa capacidad: "el pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios clérigos de despacho". En cuanto a cuestiones en las que a la Iglesia le falta pasar de siglo, como la homosexualidad, el papa Francisco volvió a mostrarse más abierto que sus predecesores. "Una vez una persona, para provocarme, me preguntó su yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta. 'Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?' Hay que tener siempre en cuenta a la persona". Suena muy de sentido común, ¿verdad? Y qué poco se ha escuchado desde esferas de la Iglesia católica. ¿Imaginan lo que pensará de todo ello el adorable obispo de Alcalá, por ejemplo?
Considera el papa que no es preciso hablar sin cesar de cuestiones como la de los gays, los métodos anticonceptivos o el aborto. "Una pastoral misionera no se obsesiona por transmitir de modo desestructurado un conjunto de doctrinas para imponerlas insistentemente", afirma. Y sentencia: "tenemos, por tanto, que encontrar un equilibrio, porque de otra manera el edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes, de perder la frescura y el perfume del Evangelio". ¡Todo esto lo dice el papa! Algunos sectores de la Iglesia deben de estar todavía con pesadillas nocturnas, pero cuánto necesitaba la Iglesia católica alguien que le diera este impulso de apertura y cierta modernidad, de acercamiento a la gente, de apuesta por la labor social de la Iglesia, siempre desde la comprensión y el respeto al diferente.
Sobre el papel de la mujer, el papa Francisco habla también claro. "Las mujeres están formulando cuestiones profundas que debemos afrontar. La Iglesia no puede ser ella misma sin la mujer y el papel que esta desempeña. La mujer es imprescindible para la Iglesia. María, una mujer, es más importante que los obispos. Digo esto porque no hay que confundir la función con la dignidad. Es preciso, por tanto, profundizar más en la figura de la mujer en la Iglesia. Hay que trabajar más hasta elaborar una teología profunda de la mujer".
Por último, el papa habla de sus gustos culturales. Autores como Dostoyevski y Hölderlin, la pintura de Caravaggio, la música de Mozart o el cine de Fellini (La Strada). "En general puedo decir que gustan los artistas trágicos, especialmente los más clásicos. Hay una bella definición que Cervantes pone en boca del bachiller Carrasco haciendo el elogio de la historia de don Quijote: 'Los niños la traen en las manos, los jóvenes la leen, los adultos la entienden, los viejos la elogian'. Esta puede ser para mí una buena definición de lo que son los clásicos". Cuenta también el papa cómo fue su experiencia dando clase de escritura creativa. Una anécdota deliciosa: "Quería encontrar la manera de que mis alumnos estudiasen El Cid. Pero a los chicos no les apetecía. Me pedían leer a García Lorca. Entonces decidía que estudiaran El Cid en casa y que en clase yo hablaría de los autores que les gustaban más. Naturalmente los chicos querían leer obras literarias más 'picantes' contemporáneas, como La casada infiel o clásicas, como La Celestina de Fernando de Rojas. Pero leyendo estas cosas que les resultaban entonces más atractivas, le cogían gusto a la literatura y a la poesía en general, y pasaban a otros autores. Y a mí me resultó una gran experiencia. Pude acabar el programa, aunque de forma no estructurada, es decir, no según el orden previsto, sino siguiendo el que iba surgiendo con naturalidad a partir de la lectura de los autores". Después, Bergoglio envío a Borges dos escritos de sus alumnos. "A Borges le gustaron muchísimo y me propuso redactar la introducción de una recopilación".
¿Será Francisco la persona que meta a la Iglesia en el siglo XXI? Ilusiona, desde luego, su discurso sencillo, humilde y tolerante. Veremos hasta dónde puede llegar.
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Tomado de El Mundo de España .... El cuadrilátero :
El Papa revolucionario
A los que nos creemos ateos -tal vez sin serlo, que el mundo de las creencias es muy resbaladizo-, nos encanta este Papa. A veces dudo de si es real o si se trata de una impostor designado por el ala dura del Vaticano para seducir a las ovejas descarriadas.
Yo hace tiempo que no solo descarrié del trayecto esperado en un chaval que hizo el bachillerato en los Escolapios, sino que directamente me convertí al hedonismo menos jaleado por los clericales. O, debería decir, al hedonismo más teóricamente alejado del mundo religioso, porque los profesionales de la materia espiritual llevan siglos viviendo como -por supuesto- curas.
Pero el Papa Francisco está consiguiendo que los agnósticos -donde estamos todos, queramos o no-, reflexionemos como nunca antes lo habíamos hecho sobre muchos de los paradigmas sostiene la Iglesia como indiscutibles, y que moldean las percepciones y los comportamientos de millones de personas en todo el mundo.
Y es que después de tantas generaciones de Papas escondiendo la porquería bajo la alfombra, y en ocasiones pisándola después para que no se note, tras tantos líderes vaticanos mirando conscientemente hacia donde no se practicaba la pederastia, ni sexo alguno, tantos máximos responsables cristianos después, previsibles y arcaicos, aparece un Papa argentino que nos dribla a todos con la habilidad de Messi, la rapidez de Di Maria y la valentía de Simeone: como el mejor Maradona.
El astro argentino utilizó la mano de Dios en aquel hermoso partido que hundió a los ingleses; Francisco, más que las manos, utiliza una lengua insólita que asombra y magnetiza a los que no nos sentimos afectados por los dogmas eclesiásticos y que, intuyo, como mínimo aturde y desazona a los más cercanos a los criterios tradicionales.
Primero alentó que rodaran las primeras cabezas vaticanas al comienzo de su mandato, como las de Nuncio Scarano, también conocido como "Monseñor 500", y las de Paolo Cipriani y Massimo Tulli, máximos dirigentes del Banco del Vaticano, todos ellos envueltos en turbios escándalos de corrupción.
Después, se mantuvo en pie en el pasillo del avión papal, con los codos reposando sobre los asientos y, ante los atónitos periodistas que cubrían su viaje a Brasil, se preguntó quién era él para cuestionar a un gay.
Ahora, más directo aún, cuestiona algunos de los rígidos posicionamientos que más han alejado a la Iglesia de muchos ciudadanos, como son su perspectiva ante el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el uso de anticonceptivos.
Además, el Papa revolucionario ha manifestado que ambiciona una mayor presencia de la mujer en la Iglesia. Como hace ya mucho tiempo que sabemos muchos hombres -aunque otros se nieguen a aceptarlo-, Jorge Mario Bergoglio es consciente de que es necesario "el genio femenino" en los lugares "donde se toman las decisiones importantes". En ésos, sí, y en cualquier otro.
El Papa, en lo que tal vez pueda cerrar cualquier duda sobre su posicionamiento al respecto de la tenebrosa dictadura (1976-1983) que asoló Argentina, afirma que nunca fue "de derechas".
Este pecador -como él mismo se define- que adora a Dostoievski, plantea en realidad una revolución que sacude los cimientos envejecidos y cuarteados de la institución eclesiástica. El Papa revolucionario, inteligente y provocador, conmociona a muchos conservadores pero emociona, quién lo iba a decir, a los ateos.
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El Papa Francisco cambió el trono de oro por un sillón común El Sumo Pontífice continúa teniendo actitudes que destaca la prensa y que conmueven al mundo. CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco ya dejó claro que la humildad y la sencillez serán los dos pilares sobre los que intentará llevar adelante su pontificado. Y esta vez, Jorge Bergoglio cambió eltrono de oro por un sillón común. Desde el día que fue elegido como Sumo Pontífice, Francisco tuvo varios gestos y actitudes destacadas por la prensa y los fieles de todo el mundo. Por ejemplo, no quiso utilizar el conocido papamóvil, de vidrios blindados, y eligió un jeep blanco descapotable que le permitiera acercarse a la gente. En cuanto a la vestimenta, el Papa prefirió usar una casulla blanca, de diseño simple y líneas rectas, y una discreta mitra (especie de gorro con dos puntas en la parte superior). El atuendo contrastó con el de Benedicto XVI que optó, en 2005, por el color dorado brillante tanto en la casulla como en la mitra. Tampoco lucirá el camauro, el antiguo sombrero de terciopelo rojo forrado de armiño (sintético), que lucía Ratzinger. El otro símbolo del papado, el anillo del Pescador que le entregó el cardenal decano, Angelo Sodano, no fue fabricado en oro, sino que es una reproducción en plata, bañada en oro. Su tendencia a mostrarse más cercano a todos se volvió a repetir este viernes durante las audiencias con líderes de otras confesiones cristianas, así como judíos, musulmanes y de otras religiones, y con los embajadores y diplomáticos acreditados ante la Santa Sede, cuando usó un sillón común tapizado en blanco en lugar del tradicional trono de oro. El Sumo Pontífice sigue asombrando a todos con su humildad y sencillez.
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